Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de micatarsisparticular
1 2 3 4 >>
Críticas 16
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
17 de enero de 2009
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dramón con mayúsculas el que se han montado aquí Will Smith y Gabriele Muccino. De esos que se meten en el cuerpo, remueven las entrañas y provocan que, a los más sensibles, se les escape alguna lágrima, disimulada en la oscuridad de la sala de cine. Siete Almas es el enésimo descubrimiento de la faceta más “seria” de Smith, consagrado ya como una de las mayores estrellas de Hollywood que además, se ha ganado ese brillo a base de puro trabajo. Smith no es sólo un gran actor, capaz de arrastrar al público a ver cualquier filme que protagonice, sino un auténtico currante de gran visión –sobre todo a la hora de elegir sus proyectos- y una máquina promocional que sonríe, bromea y publicita sin descanso. Siendo sinceros. ¿A quién no le cae bien Will Smith? Aparte de esas innegables virtudes, otro aspecto en el que sobresale el actor es a la hora de escoger compañías. Funcionó bien aquella Búsqueda de la Felicidad con Muccino, que logró colocarle por segunda vez como candidato al Oscar, y ahora estrella y director repiten fórmula. Como aquella, Siete Almas es un drama desolador sobre los pecados del pasado, la redención personal y el valor real de la vida. Es un emocionante juicio a los valores de la sociedad actual que logra que nos cuestionemos sobre el peso real de nuestra propia existencia. Es también sin embargo, una arriesgada apuesta. Como todas las películas de este tipo, requiere una cierta fe ciega por parte del espectador y una voluntad inequívoca de querer entrar en el juego para dejarse llevar por una auténtica marea de sensaciones. Entre el público de Siete Almas no cabe el cinismo ya que un cínico vería, tal vez, un exceso de azúcar y melodrama en cada una de las escenas de esta obra. Descubriría, sin duda, los mecanismos que Muccino y compañía han pulsado para despertar esa permanente congoja con la que se contempla este drama. Vería claramente, que esas cicatrices emocionales no son auténticas, sino que han sido exageradas sólo para jugar con nuestros sentimientos. Y sería una lástima ya que no es Muccino, principal artífice de ese hábil juego, el único acompañante de lujo que Smith ha elegido para este viaje. A su vera está Rosario Dawson, una actriz que puede presumir de un don que no muchas otras tienen. Dawson es una intérprete que irradia magnetismo y logra cautivar con su simple presencia. Es algo difícil de expresar y de entender, pero empatizar con ella y sus personajes es una tarea que logra hacer sencilla. Y así lo demuestra de nuevo en esta ocasión, ya que sólo hay que pasar un rato con su Emily Posa para establecer un vínculo emocional con su drama. Siete Almas es una notable película con una dirección cargada de sensibilidad, dos protagonistas en estado de gracia y una historia desgarradora que no dejará a nadie indiferente.
micatarsisparticular
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
17 de enero de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia política de los Estados Unidos, un claro ejemplo de progreso y modernidad democrática desde su creación, ha estado marcada por idealistas y visionarios que, a pesar de haber hecho avanzar socialmente a su patria como a ninguna otra, terminaron salvajemente asesinados por sus propios conciudadanos. Este factor perenne en la leyenda negra norteamericana no hace más que evidenciar que el país más avanzado del mundo, tiene en ocasiones un terror abismal al cambio. Para su desgracia, la democracia estadounidense ha germinado en ocasiones regada por la sangre de mártires que perecieron en la defensa de causas nobles, pero muy impopulares en su época. A los Lincoln, Kennedy o Luther King, se les podría unir sin reparos Harvey Milk, un malogrado político californiano que aún a precio de su propia vida, luchó con talento y perseverancia en defensa de los derechos de los homosexuales. Esta cruzada ganada a medias, sigue aún luchándose hoy en día no sin polémica y duras discrepancias, por lo que el arrojo de Van Sant a la hora de defender la causa exige aún en este recién estrenado 2.009, cierto arrojo y valentía. Apoyado en grabaciones reales, el cineasta crea un retrato verosímil, sensible y conmovedor de este carismático e idealista político al que interpreta de manera genial un inspirado Sean Penn. Las aclamaciones al actor, una vez más, son del todo merecidas, pero no es este el único intérprete en estado de gracia dentro de esta Milk. Hirsch, Franco, Luna, Garber, Brolin… todos ellos parecen haberse contagiado del entusiasmo de Penn, protagonizando un continuo pique de talento en el que el mayor recompensado es el público. Milk es, a pesar de algunos perdonables excesos melodramáticos, una gran película política y un nuevo alegato a favor de la igualdad de derechos de todos los ciudadanos que conviven en una democracia. Y una demostración más de que la libertad, como el agua, siempre encuentra un camino por muy altas que sean las barreras.
micatarsisparticular
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
17 de enero de 2009
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace años David Fincher ha brillado en panorama cinematográfico norteamericano confirmándose como uno de los mejores cineastas de su país. Sus obras logran cautivar a crítica y público, tiene una gran relación con sus actores, un estilo propio y una gran capacidad para adaptarlo a sus historias. Títulos memorables como Seven, El Club de la Lucha o Zodiac, marcadas ya como películas de culto por millones de cinéfilos de todo el mundo, forman parte de su creciente filmografía. Sin embargo pese a su talento, a Fincher se le ha escapado continuamente el reconocimiento que sin duda merece. La Academia le ha dado siempre la espalda a un director de carrera intachable que por ejemplo, dejó el año pasado una joya como Zodiac que sorprendentemente no logró aparecer en los premios. Este año parece que la suerte de Fincher puede cambiar con Benjamin Button, una película que tiene todo lo que tanto parece entusiasmar en los Oscar y similares galardones. Una gran historia que repasa por completo el siglo XX estadounidense, dos estrellas rindiendo a gran nivel en unos papeles complicados y por supuesto, una dirección impecable. Pero si Fincher, que no ha quedado nada satisfecho con el montaje final de la cinta, lograra el Oscar por esta Benjamin Button, no sería una recompensa por su mejor trabajo. Benjamin Button es una película formalmente perfecta, tanto que ese refinamiento estilístico parece no encajar del todo con una historia en la que a priori primaba la ilusión. La magnífica “historia del reloj”, con la que se abre el filme, es la pista clara de por dónde debería haber discurrido toda esta aventura existencial. Pero con el paso de los minutos se pierde por desgracia, ese tono de cuento que ha cobrado vida. Si esta meticulosa obra de ingeniería -simplemente su maquillaje es ya una obra maestra digna de reconocimiento- tuviera algún fallo, sería que se echa en falta en algunos momentos una explosión de color, de imaginación desatada, de frescura y de auténtica creatividad. Sin ese factor, el alma de Benjamin Button se ve enclaustrada en un mundo extremadamente realista, plagado de drama pero carente de alegría, en el que la vida es inclemente y las fábulas son simplemente rarezas propias de excéntricos y monstruos.
micatarsisparticular
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
17 de enero de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La política de Walden Media está clara desde prácticamente el inicio de sus actividades. La compra de exitosas novelas de género fantástico y su posterior adaptación a la gran pantalla, es el modus operandi de esta compañía. Esta dinámica ha logrado atraer a millones de jóvenes de todo el mundo que, deleitados por sus héroes literarios, esperaban verlos convertidos en carne y hueso desde su butaca. Desde entonces muchos han sido los títulos estrenados gracias a esta máxima, figurando entre ellos auténticos éxitos de taquilla promocionados a gran nivel, y otros que tras su estreno han caído en la indiferencia. Esta City of Ember nadaba entre dos aguas, ya que a pesar de que por estas latitudes su publicismo no ha sido tan agotador como el de otros títulos Walden, sí se esperaban de ella ciertas virtudes. Sobre todo debido a su interesante premisa y a un impresionante reparto. Y lo cierto es que ambas facetas funcionan de manera notable en esta adaptación. Su historia, a pesar de tomarse más de 40 minutos en arrancar, ofrece diversión continua y un buen tratamiento del misterio, así como una visión más que acertada del género fantástico. El reparto, además, funciona a la perfección, no tanto porque sus intérpretes realicen trabajos memorables, sino porque cada uno es perfectamente consciente de su rol. Como en una buena plantilla de fútbol, las jóvenes promesas -con una de nuevo sobresaliente Saoirse Ronan- se conjuntan con los “jugadores” más maduros combinándose en absoluta sintonía. Es sin embargo en la ambientación y el diseño de producción, aspecto que suele brillar en estas cintas, donde City of Ember flaquea, ya que esta urbe subterránea, decadente y sombría, no luce tan amenazadora como se le suponía y los efectos especiales que la acompañan son en algunos momentos demasiado artesanales. En definitiva City of Ember, una ciudad que recordará a Rapture o al Refugio 101 a los fans del videojuego, es una cumplidora película fantástica que, a pesar de poder haber dado más, ofrece exactamente lo que promete. Aventuras, acción y para el que quiera, interesantes lecturas sobre una sociedad apática, temerosa y terriblemente dependiente de sus miedos y creencias.
micatarsisparticular
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
17 de enero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ocasiones en las que el cine despierta cierta sensación de deja vù. Uno realiza el ritual completo. Paga en la taquilla, hace cola en la entrada, palpa buscando a ciegas su butaca, se sienta en la oscuridad y espera. Y cuando empieza la película y pasan unos veinte minutos, comienza a revisar su entrada, se gira buscando el número de la sala y otea a sus compañeros para descubrir algún gesto de extrañeza o un indicio de sublevación. Alguien ha cometido un error. ¿De verdad no se ha equivocado alguien? ¿O tal vez sea cosa mía? Sea lo que sea algo va mal, porque esta película ya la he visto. Seguro. Al cien por cien. ¿Policías corruptos? ¿Abusos de autoridad? ¿Bajos fondos? ¿Conflictos familiares? ¿Decisiones entre la legalidad y el compañerismo? Esto ya nos suena. Es más, lo sabemos al detalle. Conocemos el principio y el final. A los personajes y cómo reaccionarán. Hemos visto esa escena. Y esta. Y aquella. Ese giro lo veía venir. Ese diálogo me lo sé de memoria. Cuestión de Honor, título español tan pretencioso como el original Pride and Glory, no es una mala película. Tiene una construcción notable, unos grandes actores y ciertos atisbos de intentar reconducir el tema a un entorno más dramático. Fracasa al hacerlo, sí, pero no es una mala película. Su mayor lacra es que antes de entrar en la sala, antes de ver el tráiler o incluso antes de saber nada de este proyecto, ya lo hemos visto. No en vano el drama policial sigue estancado en los mismos temas, personajes y giros durante años, variando –y algunos casos ni siquiera esto- simplemente de contexto. Y el hecho de que en la pequeña pantalla haya obras geniales como The Wire o The Shield, hace las comparaciones aún más odiosas. De modo que al fin y al cabo lo que ocurra en esta Cuestión de Honor nos da igual porque conocemos, mucho mejor que Norton, Farrel y Emmerich, cuál será su destino.
micatarsisparticular
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow