La película no tuvo en mí un buen resultado. Al verla, recorrí tres versiones anteriores que me emocionaron o interesaron más, en otros tiempos, con otros guiones. La primera fue hace muchísimos años, viendo al mismo actor que esta vez hizo de Neruda, pero era joven, junto a Amparo Noguera, en el Teatro Los Leones. El Teatro tiene otra magia, pero la magia la hacen los guiones y esa vez, me emocioné hasta las lágrimas y me sentí enamorada, siendo joven, del cartero y de la poesía de Neruda. Luego, años después, miraba con ojo crítico la primera versión de la película en cine, en las que Roberto Parada, Oscar Castro, Marcela Osorio y Naldy Hernández se sacaban los zapatos actuando . Para terminar, la oda al tema que hicieron en “Il Postigno” el año 1994. Luego de tanta maravilla, no puedo entender que esta versión no me moviera tanta emoción como las anteriores, con tanto recurso cinematográfico, porque claramente hay financiamiento a esos actores, con esas imágenes de Isla Negra. Me pregunto ¿Qué pasó? ¿En qué se fijó el director? ¿Cuál era el objetivo? No dudo en la buena dirección, pero aquí faltó algo, pero no sé claramente qué fue. Quizás, pasión.