Buen documental que nos sitúa el primer capítulo en la actual guerra de Ucrania - Rusia, un conflicto que de agravarse y extenderse al resto de Europa, podría desencadenar la peor de las pesadillas, una guerra nuclear o termonuclear.
Desde Ucrania el documental nos lleva a la segunda guerra mundial y el descubrimiento de la bomba atómica, el lanzamiento de dos bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. De a partir de ahí comienza una carrera nuclear por quien tiene más armas nucleares y más poderosas.
El documental nos avisa que esta locura nuclear no ha terminado y que siempre que haya alguien que la posea, puede desatarse una guerra nuclear, con lo que la única solución es la eliminación y prohibición de todo armamento nuclear.
El punto negativo que tiene el documental es que obvia al resto de países que poseen la bomba, como China, Reino Unido, Francia, Israel, Pakistán, India y Corea del Norte. Si se hubiera dedicado sólo un capítulo a estos protagonistas el documental hubiera mejorado bastante.

Clara reminiscencia de Lost, con lo que pierde originalidad sin aportar nada nuevo ni original, que esta vez todo transcurre en un pueblo perdido del que no se puede salir de allí.
Personajes poco interesantes, aunque correctos alejándose del cliché manido de bueno o malo.
La historia se alarga capítulo tras capítulo sin aportar nada nuevo, sin responder a muchos de los enigmas que envuelve a ese pueblo perdido y sus rehenes. Apenas hay tensión y los momentos de terror, pues no dan miedo, ya te los ves venir de lejos.
Los malos, pues ni fu ni fa, aunque hay cierta escena bien lograda que me recordó a Misterio de Salem's Lot de 1979.
El final de la esta primera temporada es malo con ganas, un engaño, muy precipitado, sin aportar ninguna respuesta a nada, dejándolo todo para la siguiente temporada, como si los guionistas se cansaran y lo dejaran todo para luego. Pues por mi parte que no me esperen en la siguiente temporada.

Argentina había salido de una cruel dictadura y había llegado el momento de que los militares fueran llevados ante la justicia, condenados y que pasaran el resto de su vida en la cárcel.
Asistiremos al proceso judicial, muy bien relatado y encabezado por un fiscal, Julio Strassera (Ricardo Darín), que con la ayuda de un grupo de jóvenes abogados sacarían a la luz todas las tropelías y barbaridades acometidas durante la dictadura. Durante el metraje, la película casi adquiere tintes de documental, con lo que se hace un poco pesado en sus más de dos horas, aunque al final la cosa adquiere momentos casi épicos, como el alegato final del fiscal Strassera.
Ricardo Darín no falla y nos vuelve a mostrar su talento como gran actor y del resto de personajes muy bien, aunque como punto negativo, no me gustó el personaje del hijo de Strassera, un niño un tanto repipi y asquerosito, no me creo su papel, si hubiera tenido unos cuantos años más y fuera universitario, me lo creería, pero claro estamos hablando de hechos reales y no vamos a falsear la edad de un niño.

Yang es un androide que vive como un miembro más de una familia formada por Jake, Kyra y Mika. Un buen día Yang deja de funcionar y Jake lo lleva a que lo arreglen, encontrando en él un dispositivo o programa que graba los recuerdos de Yang, donde sale una chica que la familia nunca ha visto y a partir de ahí Jake y Kyra van conociendo aspectos de Yang que desconocían y que lo hacen más humano, especial y despiertan en ellos un profundo sentimiento de añoranza por un ser querido al que echan de menos.
La historia transcurre en un futuro, que no nos desvela mucho del mundo, pero que se puede ver entrelineas, coches autónomos, gafas virtuales y un lejano syline de una ciudad del futuro. Pero la historia no nos quiere contar un futuro hipertecnológico, sino algo más espiritual, filosófico e íntimo.
Hay ciertos aspectos que no me han convencido mucho, la relación entre Jake y su mujer Mika, que en principio parece que hay cierto conflicto conyugal, pero luego ese conflicto desaparece sin más; una fotografía un poco oscura, con colores apagados y desvaídos, resultando que siendo un historia muy serena y tranquila donde abunda el silencio, pues con la fotografía hace que resulte pesada y un tanto aburrida.

Puntuación : 5,5

Esta película trata de tocar muchos palos, trata de contarnos muchas cosas y se queda en nada. No hay tensión, ni suspense, te la ves venir, sabes lo que va a pasar, no hay sorpresa, no hay nada.
Cuando terminé de verla, sentí que había perdido el tiempo viendo esto.
Sólo destacaría la presencia de Donald Sutherland como el señor Harrigan, que en cierto modo ha sido puesto en esta película como un cebo, para que piques y muerdas el anzuelo.