Nuevamente la industria del imperio nos sodomiza con otro de los iconos de su onanista cultura popular, Andy Kaufman ( ...ya sabéis, Andy Kaufman ), encarnado por un insufrible Jim Carrey que no obstante parece convencer a gran parte de público y crítica.

He tardado veinticinco años en ver este producto que ya en su momento me apeteció tanto como beber cemento. Hoy, por respeto a Milos Forman, decidí salvar el prejuicio y ver la peli, llegando después a la conclusión de hacer más caso a mi experiencia.

Si dar vergüenza ajena puede considerarse un rasgo de genialidad, desde luego no sorprende que cualquier idiota pueda llegar y llegue a lo más alto. Este tema ya lo trató bastante bien Hal Ashby en Bienvenido Mr. Chance.

Me hubiese conformado con pasar un rato entretenido, pero han sido varias las ocasiones en las que casi abandono la empresa, incluso a falta de cinco minutos escasos del final. No voy a analizar en profundidad algo que no merece la pena y sólo romperé una lanza por el carismático Danny DeVito.

Una mención especial para esos otros infinitos Andys de la vida que muchos padecemos y, como dijera el personaje de Al Pacino en Esencia de mujer: "¡que os den por el culo!". Y a los que les sufrimos, mucho ánimo y que el arte y la belleza no os abandonen.

Me apetece utilizar esta película como ejemplo para que entendamos algo de una puñetera vez:

Soy uno más de tantos que crecimos mamando cine de acción, norteamericano por supuesto en el 95% de los casos. Iba al video-club y volvía emocionado con alguna peli de los iconos típicos de los 80, Stallone, Arnold, Van Damme, Chuck Norris, etc.

Solo o con amigos disfrutaba ante la tele o en el cine de las descargas de adrenalina provocadas por situaciones resueltas siempre de manera extrema, tortas, tiros, explosiones y todo tipo de recursos violentos que se les ocurriera.

En mi cabeza y la de muchos se instaló la idea de que nada molaba más que tener muchos músculos, enfrentarse a un conflicto reventándole el tímpano de una buena ostia a quien fuera y luego dejarse querer por una supermodelo rescatada (el machismo no falta aquí). Siendo más que adultos aun es fácil oír a más de uno decir que si esto o aquello le pasara a él le "partiría la boca" a gente a la que a veces ni siquiera pone cara, sin contemplar la posibilidad de que eso no sea tan sencillo como se compone en mente.

Recuerdo una de Stallone en la que el tipo subía a un bus donde un grupo de idiotas iba montando bronca al fondo hasta que a nuestro héroe se le hinchan las pelotas y decide (cómo no) darles las cuatro de turno y echarles volando a través del cristal del bus ante el aplauso del resto de pasajeros.

Con suerte, tiempo, constancia, algún que otro guantazo puesto y muy pocos dados, uno madura y se da cuenta de la estafa. Ya me parece oír a alguien discrepar según va leyendo XD.

Soy defensor de cualquier tipo de expresión artística, me guste o no y claro está que en el caso de la ficción hace falta tener la cabeza suficiente para entender eso, que es sólo ficción. Otra cosa es la capacidad selectiva al elegir los contenidos y ser crítico con aquellos aspectos abiertos a la crítica.

El género de acción le ha reportado mucho dinero a la industria a lo largo de su historia (en muchos casos con productos sobresalientes) y la conclusión ha sido redundar en él hasta la saciedad, provocando una lenta decadencia que a día de hoy se traduce en la gran desproporción existente entre la producción masiva y su calidad. Agarraos porque sigue la turra.

Supongo que la edad me invita a la reflexión más que a la flexión y con cierta perspectiva ya, veo lamentablemente que las fantasías vitales de mucha gente siguen de algún modo el tóxico patrón que la industria made in USA nos dispensa cual grasaza ultrasaturada. Una parte importante de la sociedad cree sin atisbo de duda o análisis todo lo que la tele ofrece, emulando actitudes de personajes, estilos estéticos, argumentario, etc. Coño, si hasta a nivel global el mundo entero está en guerra por cuestiones de "cojonudismo".

Optimistamente confío en que la decadencia paulatina del modelo estadounidense nos sirva como lección en un futuro para volver a tomar en serio que la humanidad debería evolucionar sobre pilares donde la violencia y el brutalismo no sean la piedra angular de nuestra cultura.


¿Road House? un chustazo, la nueva y la vieja. Entretenidas como lo pueda ser la lavadora mientras centrifuga. Con una banda sonora bastante decente la primera y tremendamente pastelera la segunda.

El guion, propio de la mayor esquizofrenia, los efectos especiales, los habituales al uso... Realmente poco más se puede decir, que Jake Gyllenhaal parece que se machaca a abdominales, que McGregor deja claro que es un animal de bellota, el team de matones tan patéticos como siempre. Joaquim Almeida pasa sin pena ni gloria por aquí y que muy bonitos los Cayos de Florida.

Punto aparte, quiero felicitar y agradecer al equipo de Filmaffinity por el trabajo impecable que realiza gestionando y prestándonos esta herramienta que hace tan fácil y divertido el catalogar y documentarse accediendo a todo tipo de datos sobre algo tan maravilloso como es el séptimo arte.

Y gracias también a los que hayan leído hasta aquí. Espero no haber ofendido a nadie en su gusto y pido disculpas si lo he hecho, mi tono pretende ser siempre con buen humor. Espero que mi próxima crítica sea un despliegue de alabanzas hacia alguna película que provoque emociones dignas del recuerdo.

Vi las primeras temporadas y reconozco que me hicieron gracia bastantes gags, luego la serie se tornó insufriblemente patética más allá de la sátira que pretende representar.

Las constantes referencias a Seinfield (otro truño considerable, sólo para incondicionales de las sitcom), el repulsivo desfile de personajes amigos del protagonista y las toneladas de humor zafio sobre cuestiones sexistas, de clase, raciales, culturales, etc, me hicieron llegar a la conclusión definitiva de que no me apetecía seguir aguantando a esa panda de cretinos. Tan sencillo como eso.

Haciendo honor al aria de Puccini, son las 4 de la madrugada y ya no hay manera de pegar ojo tras la peli, así pues, escribamos algo sobre ella.

La pantalla se postra ante el inconmensurable trabajo de Malena Alterio y la odisea vital de su personaje, que atrapa con fuerza al espectador desde el principio y casi no deja tiempo para respirar de la angustia (ayns). La empatía con Lucía es inevitable, una mujer valiente que afronta de manera estoica los mil y un palos de su rocambolesca vida. La música, quizás algo excesiva, nos anuncia constantemente la evidente tragedia de esa olla a presión que tarde o temprano petará.

Una historia catastrofista en la que el mundo se dibuja hostil en todas sus formas, cargado de personajes despreciables a los que con gusto cualquiera pasaría por la katana.

Todo correcto en el apartado técnico y las interpretaciones. No he leído la novela de Millás y no sé cuan fiel es la adaptación. Es el tour de force de Malena Alterio el que destaca en la peli y seguramente le valdrá un merecido Goya (al menos eso espero).

Ahora, una ducha y a la lucha, que hay que llenar la hucha XD.

Una película tremendamente previsible que pretende sorprender con un cuento mil veces contado (y mucho mejor). Es inevitable recordar títulos como El talento de Mr. Ripley, A pleno sol, Ocho sentencias de muerte, Match point, etc. Historia que no obstante hubiera podido seguir dando juego con un guion menos simple y absurdo. Las interpretaciones no ayudan, ya que no se empatiza con ningún personaje, quedando todos desdibujados y nada creíbles. La fotografía tampoco hay por donde cogerla, con una mezcla de estilos entre el videoclip, anuncio de perfume y encuadres paisajistas, todo ello en la línea de pretensión general. La música, la duración, el final, todo es un gran PFFFFF.