La idea de esta serie es plasmar una imagen verdadera de la realidad adolescente desde un punto extremo que pudiese reflejar la vida de la gran mayoría de los jóvenes modernos. La serie está basada en los dos últimos años de instituto, época en la que cada personaje debe sufrir todo tipo de complicaciones familiares, crisis de identidad, adicciones, trastornos psicológicos y decisiones muy importantes.
Esta serie no deja ningún tema sin cubrir. Al contar con distintos protagonistas, abarca todos los dilemas adolescentes: problemas familiares, crisis amorosas, anorexia, embarazo precoz, depresión, búsqueda de identidad, orientación sexual, inseguridades, la imagen social… Ignora totalmente los tabúes para normalizar una realidad tan verdadera como es la adolescencia. Al contrario de lo que ocurre en las series americanas, esta serie británica es mucho más realista y menos falsa y superficial.

Respecto a los actores, me parece que los personajes tienen una representación insuperable. Todos y cada uno de los personajes te hacen sentir un cariño muy especial hacia ellos y puedes hasta sentir conexión con algunos, ya que son todos muy diferentes. Para el espectador, es imposible no sentirse identificado con alguno de los protagonistas
Después de ver esta serie es inevitable recordar con cariño a personajes tan icónicos como Chris, Cassie, Cook, Effy, Naomi, Franky o Mini. Y al final, a mi me resultó muy doloroso tener que despedirme de todos ellos tan pronto.
La adolescencia siempre ha sido idealizada en la mayoría de las películas, pero Skins llegó para desmentir este mito y tratar los problemas de la adolescencia con la seriedad y madurez que se merece.

No puedo hacer más que recomendaros esta serie; y lo haría todas las veces que hiciera falta si después de haber leído esto no estáis convencidos. Si no la habéis visto, os pido que le deis una oportunidad, estoy segura de que no os arrepentiréis.
Me gustó tanto que, al día siguiente de acabármela, me la volví a empezar de cero. Ahí lo dejo.