... presentar un final inesperado, que cuelga de un hilo, pero que termina con sonrisa.

¿Es una película como cualquier otra?

Si y no.

Si: porque no nos presenta nada nuevo. Mucho de lo que hay en ella ya ha sido tratado, ya ha sido desarrollado. Los argumentos fueron desenvueltos debidamente, quizás con mayor acidez y con capacidad de corroer estructuras, en obras anteriores que muchas veces, son más poderosas en lo artístico que éste trabajo, que sin embargo, no deja de tener sus gracias y bellezas. Pero reiteramos, aquí no hay nada nuevo. ¿Podemos culpar a González Iñarritu de ésto? No. En casi 100 años de cine ya lo hemos visto, en varios idiomas y colores. El encanto del mexicano es que supo llevarlo a las grandes masas, dejando abierta la interpretación y las respuestas, sin hacer mella en la capacidad de contar una historia simple pero compleja a la vez.

No: porque aquí tenemos algo que últimamente los cineastas y realizadores han puesto en el olvido y que tiene importancia trascendental en el llamado séptimo arte: actuación. Las interpretaciones y la transmisión de los sentimientos a través de la pantalla, tarea única y exclusiva de los actores y que Alejandro González Iñarritu nos ha demostrado saber capitalizar al máximo con todas sus obras. Es mérito, obvio, de los intérpretes pero también del director explotar las posibilidades de una obra y crear el ambiente para que crezca en los espectadores la ilusión y la compenetración. Es lo que ocurre con un correcto (aunque no genial, pero hoy en día, que sea "correcto" un actor es más que suficiente y se agradece, González Iñarritu) Michael Keaton quien logra introducirnos, a duras penas a veces, pero con decisión, a su drama personal. Eso si, a veces cae pesado y no cuaja bien, sobretodo las escenas con "Birdman".

Tenemos a una musa de González Iñarritu, Naomi Watts. Aquí está simplemente "bien". En declive su calidad de actriz desde "Eastern Promises", pero suficientemente buena para salir a flote. Quizás le faltan papeles verdaderamente desafiantes. Por el contrario, una de las mejores actuaciones de la carrera de Edward Norton (el personaje también ayuda) puede ser disfrutada en ésta película. Encima, aparece con cigarrillo en la mano y fuma con estilo. Emma Stone, ni fu ni fa, en su gran momento dramático no termina de convencer, no importa cuanto close-up haga González Iñarritu. Pero tampoco está "mal". Incluso se la puede apreciar mejor en los momentos más "tranquilos", donde si hace mejor trabajo.

No obstante, por momentos el efecto, la actuación, los personajes en si no funcionan muy bien, sobretodo porque a veces uno no sabe como reaccionar ante momentos de la película. Era absolutamente innecesaria, además, la escena lesbica (no estoy espoliando) y precisamente Andrea Riseborough es uno de los puntos débiles de la obra. Su personaje está de relleno, simple y sencillo. Casi lo mismo, pero en menor medida, ocurre con Amy Ryan, quien sin embargo en sus pocas líneas hace un trabajo efectivo.

Y sin embargo, a pesar de los defectos citados, descubrimos que la Buena Actuación es una Inesperada Virtud. En líneas generales, disculpando éstos fallos, el elenco en general lo hace bien... "Dentro de todo". Es ésto lo que deberían recuperar los directores de hoy día: actuación, teatro, la base del cine mismo. Es allí donde se encuentra la calidad de ésta obra y es por eso que le doy un 6,5 de puntuación.

Queda pequeña la película para tanto tema que abordar. Y eso que yo no soy un experto en la materia, pero me percato. Además, hay que decirlo, los paraguayos la hicieron con los medios que podían disponer en ese tiempo y se notan las deficiencias de producción, de sonido, de manejo escenográfico y de cámaras. En mucho, mantiene una imagen de pequeña producción, bajo presupuesto para lo que se intentó lograr y precisamente, en una obra "épica", eso es bastante grave.

Se ve además mucha actuación acartonada. Según lo que llegué a consultar, se hizo así adrede, para dar más "solemnidad histórica" al film. No me parece adecuado, es más, quitó potencial dramático a mucho de lo que se podía dar de personalidad a los personajes. Ésto sobretodo se puede notar en el final de la obra, precisamente el instante en que todos debíamos sentirnos atravesados por la muerte del Presidente paraguayo (si, increíble para quien no conozca la historia, que es real, pero el Mariscal y Presidente del Paraguay muere en combate y eso no es de tiempos de los espartanos o de los romanos, ¡ocurrió en pleno siglo XIX, tío!) y sin embargo, la escena es una más entre tantas. No causa el efecto que debería causar.

Contrariamente, las escenas más fluidas y aceptables en éste "épico de bajo presupuesto" (los paraguayos son bastante originales) son las que transcurren entre Elisa Lynch, la mujer de Francisco Solano López y éste. Dejando de lado la cursilería y el diálogo rosa 'light', lo que las hace distintas es que allí si vemos a los actores intentando salir de la rigidez general en la película. No se si son históricos esos diálogos, aclaro. Si lo son, mis respetos. Pero si fueron hechos para guión, pues repito, cursilería y diálogo rosa bastante prescindible.

Una escena que no se que pinta en toda la película es cuando, al comienzo, tenemos la charla entre dos enamorados, Juan Crisóstomo y Rosita. Él, según la película, es un coronel paraguayo. La otra es hija del Presidente. Y tienen, hay que decirlo, un diálogo aceptable, olvidando las cursilerías forzadas, pero luego se borran totalmente. Ya no vuelven a aparecer. ¿What?

Finalmente, el papel más olvidable es el de Bartolomé Mitre, general, historiador y presidente de la Argentina cuando la contienda. Sólo aparece cuando el presidente paraguayo intentó hacer la paz y se supone que Mitre debía ser el villano. Pero no lo presentan como tal. Lo hacen aparecer, lo dejan hablar unas cuantas palabras y luego ya nunca más. Según lo que pude investigar, los productores paraguayos no quisieron ofender la memoria del general y presidente argentino, aún si consideraban que era efectivamente, uno de los villanos, tanto en la película como en la historia real. Cosa que, bien chavales, pero hay que currar, o sea, bailar la danza de la lluvia. Estamos haciendo cine, no diplomacia ni un libro de historia. Queremos ver fuego, pasión en la actuación. Si debía ser estrictamente histórico, igual podía haberse hecho mucho mejor.

Luego me entero que Cerro Corá fue el primer largometraje paraguayo oficial. Y eso, junto al intento de haber presentado la versión alternativa (a pesar de que estaba financiado todo por el régimen de Stroessner, sanguinario como muchas tiranías de América Latina) me hacen ser benévolo. Pero con todos los errores que he citado, mi calificación no puede pasar de un 5,5. Muy recomendable la obra en si misma por ser el primer film paraguayo y para los amantes de la Historia Universal, que quieren conocer todas las versiones sobre los grandes acontecimientos sin tener que investigar demasiado (nos hemos vuelto tan holgazanes, en fin).

No se si Scott Coffey y Naomi Watts fueron amantes alguna vez, pero se nota como mínimo, cierta afinidad intelectual en ellos. Es como que todo se hizo con tanta precisión, a pesar de la supuesta "casualidad" y "espontaneidad" del caso. Tampoco interesa mucho, lo único importante es la futilidad del destino de Ellie Parker.

Ella misma se encuentra caóticamente sometida a esa futilidad existencial de la que no podrá salir. Es su destino. Ser degradada, usada, humillada, pisoteada y obtener cierto reconocimiento para luego caer en el olvido absoluto. Camino de cualquier ser humano, pero más doloroso el caminar para quienes intentan salirse de ello y fallan miserablemente. No hay esfuerzo ni delirio que la haga obtener el resultado que busca. Se acabó, hay fuerzas por encima de uno mismo, se acabó.

Y graciosamente, ésto deja que "Ellie Parker" sea una película interesante. Con todas las relaciones a la gran Eleanor Parker que pueda tener, aún si fueran casualidad, es una especie de Crónica para una Muerte Anunciada. Con histrionismo que asemeja a humor pasable en ciertos momentos y Watts en estado de gracia, como casi siempre. Pero para algunos eso simplemente, no es suficiente. De hecho, la gloria está reservada para unos pocos elegidos y usted no está en la lista, Naomi, sorry.

IN MEMORIAM: Eleanor Jean Parker, verdadera actriz, verdadera inspiración. QEPD.

...hablando al público televidente. Mamma mía.

Cuando pensabamos que Haneke nos quería respetar y tomar por seres pensantes, empieza la demagogia y las preguntas estúpidas cruzan la pantalla. Hay que verlo para creerlo.

Desde la primera toma nos deja para entender que todo en éste mundo es un juego, quizás. Que no siempre hay explicaciones para la mayoría de las cosas y que el señor Haneke tiene demasiado buen gusto musical, insiste e insiste con ello. Me fascina Haendel, de todo corazón. Pero ya, hombre, ya basta. Ni que fuera real que una pareja como la de Watts-Roth escuchara la Cavallería Rusticana con su hijo de 8 años detrás. Y que además, lo hagan en forma de juego. Verás, es un "funny game", debes entender. Pues si, entiendo. Pero por favor, intenten ser respetuosos con nosotros. No somos idiotas. O bueno, seguro que los hay a montones, pero no es mi caso y me siento insultado cuando veo éstas cosas.

A pesar de que puedo sentirme identificado, una novia y yo lo hacíamos. Digo, lo que hacían Roth y Watts al comenzar la película con la música clásica. Me dirá algún imbécil: "es que entonces eres gay, porque los gay escuchan opera y los machos escuchan reggaeton" y al instante reivindicaré el uso de las cámaras de gas para exterminios masivos. Malditos estereotipadores y malditos homosexuales, queriendo apoderarse de la cultura.

¿Vieron? Es un juego, nada más. Un punto extra por hacer un remake mejor que la obra original. Eso si que es meritorio. Watts incomparable. En sus obras menos publicitadas, entrega sus mejores actuaciones. En fin, voy al teatro lírico a escuchar a Berlioz y luego asesino comunistas. Es que es divertido.

Respuesta Correcta - Mercyful Fate, Into the Coven.

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