Hablar del productor de esta cinta sería demasiado obvio. Se nota el menosprecio hacia unos, solamente muestra asesinatos. Aburre su discurso social sobre el racismo y la gentrificación, más adecuado a otro tipo de film. La supremacía como forma de hacer cine, dejando a un lado el horror, moralmente es propagandística sin dejar paso a una historia terrorífica. Un hombre que está en el momento oportuno. En el lugar adecuado, aunque se trate de un asesinato. Las ganas de triunfar lo delatan, comenzando así su propia pesadilla. Juega e inquieta visualmente pero sus metáforas no son propias del siglo actual.

Un film tradicional, encumbrado por la gran actuación de Benedict Cumberbatch. Entre bonitos paisajes surge una lucha encarnizada con su yo interior. Una transición alargada para tan poca sustancia. Su interés no decae pero tampoco inquieta. Esto parecía hasta su tercer acto. Donde las adicciones, la crueldad y el pasado van dando forma a todo lo anterior, alimentándose de una realidad escondida. La ambigüedad de su relato se convierte en astucia.

Los diálogos carecen de profundidad en esta película para adolescentes o personas en la pubertad.
El juego de seducción entre ellos se desarrolla aburrido y plano.
Una historia presuntuosa, volcada en la relación de los protagonistas, sin química ninguna.
La película es toda una ilustración de un argumento trillado y marcado en el plano más convencional.
El film es un castigo condenado a su falta de energía.
Si buscas terror, aléjate. Si buscas un thriller, aléjate. Si buscas un drama, aléjate.
- ¿Qué es?
No lo sé, pero aléjate.
De romance adolescente a thriller esquizofrénico.

Un ejercicio apabullante de insinuación que canibaliza una situación insostenible desde el primer impacto ya que la historia no acelera en su intento de huida, pero abarca su tiempo al tomar la decisión, prescindiendo de cualquier recurso y encumbrando la visita de otros personajes para resaltar la ansiedad que produce dicha circunstancia con un estilo que desangra y agoniza debido a la gravedad de todo lo expuesto de una manera simplemente natural que arrebata con nervio cualquier atisbo de tranquilidad.

No hay nada en ella que pueda resultar estimulante, una historia totalmente frustrante de un director que parece rodarla sin alma para saciar su vacío existencial.
El amor y la soledad muestra el trasfondo que lleva al protagonista a esa situación, pero, aún así, es muy difícil empatizar con él, donde su falta de carisma lastra cada vez más el resultado final y su interés decae.
Demasiado rutinaria para encontrar la simpleza que anhela.