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Críticas de Lafuente Estefanía
Críticas 1.713
Críticas ordenadas por utilidad
3
11 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de uno de tantos intentos por explorar nuevos caminos para el western que, en este caso como en la inmensa mayoría, lo ha conducido a todo tipo de precipicios. Aquí se despeña nada menos que del Cañón del Colorado.
A pesar de estar ambientada en los años 50 o 60 del pasado siglo, con sus deslumbrantes coches y sus vestidos de tonos crema, aparecen en la cinta buena parte de las referencias del western, partidas de poker, escenas de taberna, minas de oro, bandidos, la bella heroína (Wanda, Shields) y el héroe (Demerille, Fonda), "cabalgadas" a lomos de mulas y asnos, ridículos "tiroteos", incluso espiritualizados indios capaces de lanzar flechas fosforescentes. Claro que también podemos encontrarnos con hospicios y agentes responsables de proteger a jóvenes huérfanos, gasolineras en pleno desierto, entomólogos o fotógrafas que parecen de National Geographic.
En fin, una obra sin pies ni cabeza, donde lo único interesante es una modesta aventurilla recorriendo el Gran Cañón en busca de una mina de oro descubierta por Rizos de Oro del que todos se burlan, "El único oro que hay en ese agujero es el que llevas tú en los dientes", pues todo el mundo sabe de sobra que no hay oro en todo el río Colorado.
Interpretaciones discretas, lo mismo que el resto de cuestiones técnicas, con un argumento demasiado infantil y pobre. Para pasar un rato con la cabeza en punto muerto.
Lafuente Estefanía
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8
7 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen año. Un buen año para el ganado después de varios de sequía. Desde Wichita regresa el mayor de los Zachary, Ben (Lancaster) con regalos para sus hermanos y un descomunal piano de cola para la madre Mattilda (excelente Gish). Todos están felices y lo celebran compartiendo mesa, mantel y casorios con sus vecinos y consocios los Rawlins. Mientras el patriarca de estos, Zeb (Bickford), reparte bendiciones y frases bíblicas, su hijo Charlie (Salmi) tira los tejos a la menor de los Zachary, Raquel (Herburn), que adoptó la familia desde muy niña en condiciones un tanto extrañas.
En medio de la felicidad general aparece enigmáticamente un personaje estrafalario. Una especie de quijote seco y nervudo, vestido con un viejo uniforme confederado y armado con una gran espada. Es Abe Kelsey (Wiseman), "La Espada del Señor" se proclama. Sobre las tranquilas aguas del estanque ha caído una enorme piedra. Ya nada va a ser como se esperaba.
Estamos en las grandes llanuras texanas, con pequeñas poblaciones en medio de los enormes latifundios, donde con frecuencia se da la "fiebre de la pradera, el peor mal de Texas: la soledad". Soledad que a veces lleva como vemos a la locura mesiánica, a la intolerancia.
En una cinta que cuenta con un elenco de actores tan notable, sin duda este Kelsey es el personaje clave. Su presencia entrevista en medio de nubes de polvo y de viento, su carácter fantasmagórico, sus palabras apocalípticas, su aire sobrenatural ... el dramatismo de su muerte. Más aun, el examen que hace el atribulado Zeb del rictus de su rostro muerto para adivinar a través de sus rasgos si mentía o decía la verdad. La cara (muerta) como espejo del alma.
Y es que en una sociedad de frontera como aquella son muchas las cuentas que hay pendientes con los "sucios y asquerosos kiowas". Porque el odio al indio es otra de las claves de la cinta, odio extendido en toda la población pero especialmente explícito en el caso de Cash Zachary (Murphy) que abomina del mestizaje ("Sangre impura en las venas").
Excelente argumento al que tal vez se le pudo dar otro rumbo de haber gozado de mayor libertad Huston, como muy bien destacan las reseñas. Pero eso ahora no cuenta. En cualquier caso la realización se lleva con mano firme, se recrean magníficas escenas de enorme dramatismo (más que un western parece un drama), gran fotografía, paisajes y colorido.
Y, contra lo que muchos otros opinan, también buena banda sonora, tal vez demasiado potente en algunos momentos, pero recordamos especialmente la bellísima partitura de aires hispanos que suena cuando el indio Portugal (Saxon) cabalga en el corral el potro que acaba de domar entre los incrédulos espectadores que lo miran admirados, "No hay hombre que no pueda ser derribado, ni caballo que no se pueda montar". Atrevido personaje el de este indio domador de caballos, uno de los pocos que se las tiene tiesas con Ben Zachary.
Aquí otro de los puntos fuertes de la película, el poderío de las personalidades, lo bien descritas que están, coherentes, sin sorpresas, sólidas. Y las excelentes interpretaciones de todos, lo mismo principales que secundarios. Contra lo que opina la mayoría, la menos convincente para nosotros es la de Hepburn, no nos parece una buena elección para representar el personaje de Raquel.
Si el asunto va de racismo y de diferencias entre culturas, los indios kiowas merecen asimismo unas palabras. Al margen de la habitual torpeza guerrera con que se presentan siempre, queremos destacar la majestad con que se aparecen sus jefes ante el rancho donde vive la hermana que reclaman. Silenciosos, pacientes, esperan buscando el diálogo antes que el enfrentamiento, llevan obsequios, comprenden la importancia de lo que piden. La respuesta es un balazo que abate a uno de ellos. A sangre fría, para demostrar la irreductible posición de los Zachary en defensa de lo que consideran suyo.
Desde luego el final pudo ser mucho más dramático, pero tampoco queda del todo mal el desenlace del drama.
Imperdonable perderse esta cinta que ha ganado con el paso de los años. Muy recomendable.
Lafuente Estefanía
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5
3 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El inicio de la cinta no puede ser más esperanzador. La caballería del Ejército captura un grupo de apaches escapados de la reserva, mayoritariamente son ancianos, mujeres y niños. Los hombres han formado una partida para luchar a las órdenes del jefe Salvaje. Entre los capturados se halla una mujer blanca secuestrada por los indios diez años atrás, Sara Carver (Saint), con un hijo mestizo cuyo padre precisamente es Salvaje, decidida a abandonar de inmediato a los indios junto a su hijo.
El tema de la aculturación y de la reinserción prometía, aun no siendo original del todo pues ha merecido la atención de grandes obras como "Centauros del desierto". Más teniendo en cuenta los excelentes paisajes muy bien fotografiados en su extrema aridez, además de la excelente ambientación y de contar con la solvencia profesional de Peck, Sam Wernes, en el papel de explorador del Ejército que pasa a la reserva para dedicarse a cuidar un rancho que acaba de comprar.
Durante la primera parte de la película Sam acompañará a Sara y a su hijo huyendo de Salvaje que, en la persecución, muestra en palabras del propio Sam su "instinto criminal" asesinando sin piedad a soldados o a quienes encuentra a su paso. Sin embargo, todo se viene estrepitosamente abajo cuando los tres llegan al rancho ubicado en un paisaje paradisíaco, rodeado de verdes praderas y montañas, con el agua en la puerta. Parece "Heidi".
Comienza entonces el acoso silencioso de Salvaje que prosigue su labor depredadora en los ranchos vecinos, él solo sin ayuda de nadie. No lo veremos sino muy a lo lejos, tan solo apreciaremos su paso por el rastro de sangre que va dejando. Silencioso también es el ambiente en el rancho de Sam, de por sí poco hablador se queja de la incomunicación que reina en la casa. La madre ha perdido la costumbre de hablar en su idioma materno, el niño lo desconoce por completo.
Pensamos que se ha desaprovechado la oportunidad de abordar el problema de la incomunicación, de la posible influencia que tienen los traumas que sufren las víctimas. Especialmente en el caso del muchacho, con el padre acosando y queriendo matar a la madre y él en medio de los dos. Apenas musita el niño unas pocas palabras en el idioma indio, pero nos parece muy convincente su muda interpretación.
Mulligan prefiere ocuparse de la tensión dramática de la persecución, donde algunos críticos ven un presunto thriller, en lugar de profundizar en el análisis de las personalidades de sus personajes en un momento tan dramático de sus vidas. Resulta así una película que renuncia a mantener el ritmo de acción del inicio, para quedar reducida en la segunda parte a una parsimoniosa sucesión de escenas aburridas por el abuso de los silencios y la escasa tensión que alargan innecesariamente el metraje.
El guion asimismo nos parece muy deficiente, con lances escasamente creíbles. Por ejemplo la captura de Sara por parte de Salvaje para matarla y el abandono de la misma en las inmediaciones del rancho con discretas heridas que se curan con un pañito en la frente, o el fulminante enamoramiento de Sam que surge casi de improviso.
En fin, que esta "Noche de gigantes" tiene de noche que el acoso final del apache se hace a oscuras, pero de gigantes hay muy poca cosa. Y eso que la cinta prometía al principio y el tema podía dar mucho más juego. Por eso vamos a dejarlo en un modesto cuarto menguante.
Lafuente Estefanía
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6
1 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este era el lema del Ferrocarril del Oeste de Denver y Río Grande que conectaba Denver (Colorado) con Nuevo México y Utah en el Sur. Prototipo de línea de vía estrecha y de montaña, se usaba preferentemente para el transporte de carbón y de minerales que circulaban por la famosa ruta de la Garganta Real o de Colorado.
Fundado en 1870 por el general William Jackson Palmer (Jagger), la trama se centra en los primeros años de construcción donde competía con la compañía Canyon City y San Juan precisamente por tener la preferencia en el paso de la citada Garganta Real. Disputa que se resolvió a tiros con varios muertos por delante.
Se trata pues de un western netamente ferroviario, rodado materialmente a bordo de aquellas viejas locomotoras de vapor que desprendían espectaculares columnas de un humo negrísimo. Paisajes preciosos recorridos a bordo de trenes que transitaban ceñidos a las grandes montañas, por desfiladeros inverosímiles con profundos barrancos a escasos metros de los railes. Sin duda lo mejor de la cinta son estas imágenes que es de lo mejor que hemos visto en el cine ferroviario.
El argumento gira en torno a las disputas feroces que se daban entre compañías ferroviarias que solían sustanciarse a tiros o con cartuchos de dinamita. Tonterías las justas. Otra cosa son los intérpretes que no parecen muy bien elegidos. De una parte un resolutivo Jim Vesser (O'Brien) que defiende los derechos de un pusilánime general Palmer que huye de asumir riesgos, de otra un McCabe (Hayden) sin escrúpulos que no duda en utilizar todos recursos para neutralizar la ventaja de sus adversarios con la ayuda del malvado Johnny Buff (Bettger). En medio una desdibujada Linda Nelson (Rogers).
Como casi siempre, resulta mucho más atractiva la amenidad y la broma de los secundarios, "¿Ha sido usted fogonero? Pues siga con el fogón" ... de la cocina familiar. O cuando se presenta el panorama crítico de las finanzas con palabras técnicas, que hace exclamar: "Es como si el médico te dijera que tienes fiebre en latín".
El dibujo de las personalidades de los personajes resulta bastante superficial. Con todo la acción es continua a lo largo de la película, que resulta amena de contemplar sobre las plataformas de aquellos románticos trenes.
A Denver en tren de "lujo" yo viajaba ..
Lafuente Estefanía
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7
27 de febrero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mar, la mar ... que gran tema para hablar, para escribir, para cantar ... Así decía la publicidad de un antiguo certamen literario. El sheriff, la sheriff de Oracle, una cinta solo regular, pero que también tiene cosas interesantes para comentar, ya que no para cantar.
Para empezar tiene a dos mujeres de temperamento como protagonistas. Y eso hay que valorarlo cuando con tanta frecuencia como superficialidad se tilda al western de maltratar la imagen de la mujer. Dos mujeres frente a frente, la viuda del antiguo sheriff asesinado en su presencia, Rose Hood (Garland), excelente tiradora que no duda en despachar a los asesinos en cuanto puede y a colgarse en el pecho la placa de sheriff en el entierro mismo del marido ante la sorpresa de los vecinos, "¿Qué hombre dispararía contra una mujer?". Además es lista para intuir el papel que juega allí la enigmática Erika Page (Hayes), propietaria del saloon y especuladora inmobiliaria. En medio un atractivo pistolero contratado por esta última, Cane Miro (Ireland), que trata de seducir a ambas, "¡Vaya sorpresa, una mujer con una estrella!".
Novedoso el planteamiento pero llevado a cabo por medio de un guion flojo, una dirección no mucho mejor, música estridente a ratos e interpretaciones que no pasan de regulares, excepto en el caso de Jake Hayes (Haze) que es mala sin contemplaciones.
De todas formas nos han gustado los dibujos de la presentación de los créditos. También los diálogos con algún buen intercambio de puyas entre Cane y Rose, "Siempre hay alguien que intenta echar fuera a los demás", o "Nada que hagamos los dos puede ser solo por mi culpa", aunque ambos conscientes de la dificultad de su romance, "Tú y yo somos eternos enemigos, a pesar de la luna y de las estrellas".
Novedoso asimismo es el planteamiento cronológico, que arranca un viernes 21 de mayo de 1878 para concluir el sábado 5 de agosto siguiente. Día a día se narran os sucesos más sobresalientes de la jornada. En vez de mirar el reloj como en "Solo ante el peligro", aquí arrancamos las hojas del almanaque.
En lo sanitario apenas la alusión al estado mental de Jake o los masajes cervicales que recibe Erika tras la pelea entre las dos féminas. Peleas, dicho sea de paso, torpemente ejecutadas todas ellas.
Obra realizada con escasos recursos incluso humanos, poco más de una docena de personajes. Un detalle, las tres excelentes bailarinas del saloon actúan en el suelo por no carecer hasta de escenario para hacerlo. El mismo Ireland, principal actor masculino, no suele pasar de secundario en sus papeles pistoleriles.
A destacar el protagonismo femenino y la idea general del argumento que, sin duda, hubieran lucido mucho más en otras manos. A pesar de todo pensamos que merece la pena revisar un poco la opinión que hasta el momento se tiene de la cinta.
Lafuente Estefanía
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