¿Qué es “Sombras de Nueva York”? Se pregunta uno cuando no han transcurrido ni cinco minutos de película. No es cine amateur, no es serie B, tampoco serie Z, no es un experimento ni un documental. ¿Es acaso una película? Bueno, así es como la vendían (si es que alguien se atrevió a comprarla). Uno comienza a ver “Sombras de Nueva York” y de repente tiene la sensación de que un turista de mediana edad ha dejado olvidada su cámara en tu casa y estás viendo una cinta cutre que ha montado con la intención de que alucinemos con sus vacaciones. “Sombras de Nueva York” son cuatro planos filmados sin sal ni pimenta y montados sin sentido de la narrativa, sin sentido del ritmo y buscando una poesía o una reflexión que raras veces se encuentra en toda la película. Esta mal interpretada, parece un reportaje de La 2 visto a medianoche entre efluvios alcohólicos, la música no acompaña al espectador (clásicos con derechos de autor caducados bajados de internet), todo huele a barato, a precipitado y a amateur. No hay conexión alguna con el espectador, no hay sentido del lenguaje cinematográfico, solo hay planos y mas planos, algunos mínimamente logrados (en gran parte, gracias al monumental escenario), encajados para mostrarnos algo que (quizás) en la mente de su creador tenga un significado pero que para el espectador es de un aburrido que asusta. Aburrido por barato, malo e incoherente. Si esto es poesía cinematográfica mejor me bajo al McDonald’s a morir ahogado en salsa barbacoa.

No tengo palabras a la hora de comenzar esta crítica. Podría decir que es una película mala de narices y no estaría faltando a la verdad. Pero resulta que, personalmente, me ha encantado. No sé si es ese Nicolas Cage desatado y sin una sola frase de guion, esos animatrónicos bizarros o que lo que propone es tan descerebrado que asusta.

Pero resulta que cuando mezclas anacronismos, en ocasiones, el resultado es atractivo. Y este "Willy's Wonderland" es el epítome de eso.

¿Puede algo tan malo gustar tanto? Puede. Y eso nos lleva a otra pregunta. ¿Es realmente tan mala esta película? Creo que la respuesta es NO. Algo me dice que Kevin Lewis ha dirigido esta bizarrada con el pulso firme de quien sabe lo que se trae entre manos y busca un objetivo concreto: entretener y sorprender. Y, sobre todo, ser diferente. Y vaya si lo consigue.

El personaje de Nicolas Cage está completamente desdibujado, no tiene sentido nada de cuanto hace. ¿Un vagabundo con ese cochazo que, además, no se sorprende por nada y bebe cerveza cada vez que suena la alarma? Una bizarrada, sí. Pero es un feísmo y una locura buscados con un sentido: que encaje en todo lo demás. Porque si el personaje de Cage es ridículo, el lugar donde sucede la acción lo es aún más. No diré demasiado para no descubrir la trama, pero es como si Walt Disney hubiese tenido una mala tarde y se hubiese dado a la bebida.

Es difícil intentar transmitir con palabras lo que es esta película. El resumen de mi crítica seria que es una película mala a rabiar, que la he disfrutado como pocas en los últimos tiempos (una delicia) y que le deis una oportunidad para que os sorprenda.

Este remake de “Cazafantasmas” es todo cuanto uno, sobre el papel, espera de un remake: todo aumentado y actualizado. ¿La mala noticia? Pues suced que (por desgracia) no hay nada más aparte de esa actualizacion: se han limitado a multiplicar todo por diez con lo que, aunque el espectáculo es efectista (sobre todo en su parte final), apenas arriesga y va a por lo seguro. Una especie de fórmula que consiste en coger lo que funcionaba en los 80s y adaptarla a la época actual, aunque el único instrumento para hacer eso sea la “mas”, y no la palabra “mejor”. Este remake de “Cazafantamas” no es una mala película, tiene ritmo y funciona bastante bien, pero, a diferencia de la película original, no tiene nada remarcable en tanto en cuanto no han avanzado y se limitan a jugar seguro. Posiblemente es la mejor definición de toda esa moda de remakes que nos han invadido en los últimos años: limitándose a repetir la misma película solo que con más efectos, más acción y actores actuales. Algo así como un lavado de cara. Pero el problema comienza cuando el remake se limita a eso: a una simple copia actualizada, y es ahí donde no hay espacio ni para la sorpresa ni tampoco para la reescritura. Porque. Al fin y al cabo, este cazafantasmas no es más que la versión 2.0 del original (y ahora en versión femenina, que no feminista). No hay más, tampoco menos. Una película que se deja ver gracias a su espectacularidad, algunos gags bien escritos (aunque insuficientes), una larga lista de cameos que hace la delicia de los nostálgicos (incluyendo todos los actores de la película original), unas actrices competentes (en especial esa robaescenas del SNL que es Kate McKinnon) y un tono rebajado y amable que pretende complacer a todos. Lástima que apenas arriesguen en el guion (que era precisamente el punto más débil de la original) lo que convierte este remake en algo tan tonto y disfrutable como la primera película, aunque uno se queda con la sensación de que podrían haber arriesgado algo más…

Interesante aunque más modesta de lo que parece, esta reconstrucción de los últimos días del mariscal Rommel en la segunda guerra mundial se beneficia de contar una historia que desconocemos y hacerlo de manera pausada. No abusa de escenas de guerra (en realidad aunque no lo parezca, no es una película bélica) y centra todos sus esfuerzos en el complot para matar a Hitler y en como los militares afrontaban la inminente pedida de la guerra. Está bien interpretada, correctamente rodada y se deja ver aunque delimita su público tan solo a los fans de este tipo de películas. No tiene entidad suficiente para llegar a todos tipo de públicos (tampoco lo pretende) y su origen televisivo la aleja del gran público pues cuenta las cosas de manera modesta, sin un gran despliegue visual, y con ritmo propio de quien sabe que lo van a crujir de anuncios. Si eres un fan de este tipo de historias no quedarás decepcionado (mas por lo que se cuenta con por cómo se cuenta) pero si no… mejor échate una siesta.

Pocos pueden presumir de hacer ficción histórica tan maravillosamente bien como hace la HBO o la BBC. Son auténticos maestros de convertir la historia en películas con ritmo, sentimiento y profundidad. Este "The Eichmann Show" es un buen ejemplo, una impecable película histórica maravillosamente interpretada, con mucho ritmo y un diseño de producción perfecto. El resto viene por si solo con la presentación de una especie de "making of" de la retransmisión del juicio al ex oficial nazi Adolf Eichmann. Martin Freeman y Anthony LaPaglia se comen al resto de actores desde la sobriedad interpretativa, no necesitan mas. ¿Quereis buena ficción histórica que sea además entretenida y os haga reflexionar? Entonces ved esta película, no es de primera división pero tampoco os defraudará.