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España España · Cinecittà
Críticas de Xavier Vidal
Críticas 640
Críticas ordenadas por utilidad
7
2 de agosto de 2013
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cléo de 5 a 7 es una de las películas menos conocidas de la Nouvelle Vague y una de las obras más celebradas de Agnès Varda, que todavía ahora sigue fiel a su estilo documental e impúdico. El film es un doble viaje: el recorrido por una ciudad y el trayecto que realizamos hasta descubrir las entrañas de Cléo, una diva en horas bajas de la que nunca se sabe si actúa fruto de cierta hipocondría teatral o desde la lucidez más activa. Puestos a decidir qué trayecto tomar, sin duda Varda consigue que la visita por los lugares emblemáticos de París, y por lo tanto la parte externa y puramente formal del film, sea la más interesante: pocas veces el cine presenta una dirección de fotografía tan magistral y una coreografía de planos que bajo su aparente sencillez esconde un gran trabajo de orfebrería cinematográfica. Con todo, aunque Varda llena el libreto de símbolos y en todo momento se respira una atmósfera de 'júbilo tenso', la película acaba afectada por la nula atracción que tiene en el espectador un personaje protagonista vacuo cuya transformación vital sabe a giro forzado de guion.

Cléo de 5 a 7, más que pensarla, me gusta estar en ella, rebuscar curioso cada detalle de cada plano, disfrutar de la estudiada cronología y la rapidez de su argumento. Es, ante todo, la crónica de una tarde, que según se mire puede ser la última o la primera de una existencia futura más libre. Sensorialmente me llena, como reflexión sobre la futilidad del tiempo no termina de cuajar. Cojan a Cléo de la mano y síganla sin pensar si acabarán en las puertas del cielo o del infierno: Cléo de 5 a 7 es una experiencia que no deben perderse.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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7
30 de noviembre de 2015
26 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cineasta Stéphane Brizé y el actor Vincent Lindon vuelven a colaborar en La ley del mercado, una personal exploración de la Francia del paro y de la crisis económica. El film se construye a modo de escenas independientes, momentos a priori inconexos en la vida de un hombre de cincuenta años que busca trabajo entre la desesperación y la frustración. Brizé toma distancia de su historia, aunque ello no le aleja del epicentro de su problemática social: la película invita a la reflexión y al mismo tiempo permite al espectador experimentar la soledad absoluta, el dolor contenido, el desamparo del desempleo.

La tesis del film podría remitir a la recurrida frase de 'el trabajo dignifica a las personas', pero el segundo tramo de la película desmonta esa afirmación al ofrecernos una descripción descarnada de las nuevas dinámicas laborales en un contexto de recortes y capitalismo. Por ello, el magnífico plano final puede interpretarse como una huida al abismo, un intento por recuperar la dignidad perdida o una metáfora de la insignificancia del trabajador en tiempos de canibalismo laboral. Sea como sea, queda claro que la ley del título es implacable, atañe y afecta a todos, y se ceba muy especialmente con la clase obrera.

Por todo lo dicho, el estilo aparentemente frío del film es, aunque pueda parecer lo contrario, su principal acierto: si el personaje no puede tomar las riendas de su destino por imperativos del sistema, tampoco puede hacerse con el control de la narración, por lo que su apuesta formal se sitúa en las antípodas de la cámara en mano y la subjetividad de cierto cine análogo. De ahí que la interpretación de Lindon resulte especialmente brillante, ya que desaparece del plano aun siendo el eje de cada fotograma. Pocas veces fondo y forma habían estado tan equilibrados en un cine social que suele tender a la parcialidad y a la reivindicación fútil. Una gran película y, sobre todo, una radiografía precisa de nuestros tiempos.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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7
25 de octubre de 2019
33 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su debut en el largometraje, Belén Funes hace suya la máxima naturalista de filmar únicamente las acciones de sus personajes, sin diálogos que pongan al público en antecedentes, sin subterfugios que edulcoren o expliquen aquello que sucede ante nuestros ojos. "Personajes", en plural, o mejor dicho la Sara que interpreta con contención y emoción Greta Fernández, en singular y, para su desgracia, en soledad. La hija de un ladrón, heredera del estilo desnudo de los hermanos Dardenne, es una reivindicación de esas vidas de extrarradio que van de aquí para allá, haciendo mil cosas a la vez, contando días y billetes, temiendo al futuro y sin tiempo para soñar. Sara es incapaz de verbalizar su dolor y en su odisea pesa más lo que se oculta que lo que se muestra: de ahí que la película pueda resultar un su tramo inicial un poco tosca, como aquellas personalidades cerradas a cal y canto que en las primeras interacciones resultan inexpugnables pero que poco a poco van deshaciéndose de su coraza.

Fernández interpreta aguantando las lágrimas y el espectador debe recomponer las piezas y poner significados a todos los fotogramas, un ejercicio aparentemente ingrato que, como contrapartida, ofrece momentos de tierna humanidad. Cine maduro y complejo que discute sobre los yugos familiares, las ayudas sociales, las condiciones laborales y el micromundo en el que viven y sobreviven muchas personas, la gran mayoría mujeres jóvenes, madres e hijas. Puede que parte de la platea eche de menos más desgarro y probablemente muchos alegarán que su resolución funciona mejor como reafirmación de una tesis que como cierre real de la historia, pero nadie puede negarle a Funes las dosis de verdad que destilan sus fotogramas, su compromiso social, su equidistancia ideológica. En síntesis, esa mirada limpia, hinchada, alicaída e inocente de una Sara que crece en la memoria como uno de los personajes y de los conceptos más estimulantes del cine de 2019.

@Cinoscar & Rarities
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Xavier Vidal
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8
30 de septiembre de 2011
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amor se da o se recibe, nunca se implora. El niño de la nueva película de los hermanos Dardenne inicia un viaje desesperado por recuperar su bicicleta, aunque realmente lo que está demandando es el amor, el afecto, el cariño, la comprensión de un padre irresponsable. Su carácter es airado, actúa a modo de impulsos y parece retraido: tiene rabia e impotencia, sabe que esta es su última oportunidad de recuperar la normalidad en su vida y no la va a desaprovechar. Y como el amor más bonito es el que nace del desinterés y la empatía, el chico recibe la inesperada ayuda de una joven que hará de madre, maestra y tutora.

No busquen en El niño de la bicicleta una nueva tragedia para ese mosaico de personajes desestructurados que es el cine de los Dardenne. Jérémie Renier, quien interpretara el prototípico joven a la deriva e irresponsable de los directores, es aquí la figura paterna esquiva que da el relevo al joven Thomas Doret, un niño con nervio, un portento, la revelación del año. Después de más de una década hablando de padres e hijos, los seres que habitan el mundo ficticio pero posible de los Dardenne se han revelado. En un tiempo de crisis económica, los sabios belgas han entendido que otro relato de miserias sociales y existenciales no hubiera sido lo más adecuado. Con El niño de la bicicleta, el cine de los Dardenne abraza la esperanza como nunca antes lo había hecho. Para lograrlo, vuelve a recurrir a los planos directos e impudorosos marca de la casa, pero sus imágenes tienen alma y calor. Hablan del amor, sobre todo, de la fidelidad y del perdón, sin moralinas, sin discursos fáciles, sin recurrir a obviedades, sin que el seguidor de los Dardenne detecte la fatiga de un estilo visual que con El silencio de Lorna parecía acabado.

El niño de la bicicleta es un cuento emocionante, lleno de vida; viene a decirnos que no podemos vivir de espaldas a los que sufren, que cada ciudadano es responsable de las diferencias sociales y tensiones que pueblan las calles de una Europa plural y patas arriba, y que todos tenemos el derecho de recibir una seguna oportunidad. Aunque el futuro continúe siendo incierto y los peligros de la marginación social, la delincuencia, la drogadicción y el desempleo sigan acechando, el niño del film ha nacido para luchar. Y por primera vez, puede vencer. Nos quedamos con eso: aunque el mundo se vaya a pique, un final feliz es posible. Un gran mensaje, sorprendente si viene de parte de dos de los más grandes pesimistas, críticos y escépticos del cine europeo. Una gran película.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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8
7 de diciembre de 2011
38 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le nom des gens se convirtió tras la Gala de los premios César 2011 en una de las películas que más ganas tenía de ver. El guión del film ganó a la gran favorita De dioses y hombres. Y la actriz Sara Forestier, descubrimiento de Abdellatif Kechiche en La escurridiza, o cómo esquivar el amor, se impuso con solo 25 años a nombres del peso de Catherine Deneuve o Kristin Scott Thomas. Después de verla no hay ninguna duda de que esos galardones fueron muy merecidos. Atención: no es una comedia típica y tópica, tampoco familiar, ni mucho menos para todo tipo de público. Es una mezcla exquisita entre Amélie, Woody Allen y los chistes cazurros de Muchachada Nui. No da tregua. Los diálogos suceden a una velocidad de vértigo. Tiene un humor político poco explorado. Y Forestier 'se sale', sin más.

No dudo que pueda resultar insufrible y que se la pueda considerar un catálogo de sandeces pseudointelectuales, pero me siento totalmente atraido por la historia del film. O lo que es lo mismo, por el choque de trenes que se produce cuando una joven desinhibida conoce a un apocopado biólogo. Ella cree tener el poder de convertir a todos los fachas con los que mantiene relaciones sexuales en gente de izquierdas. Y él tiene muchísimo trabajo analizando los posibles virus o gripes aviares que amenazan a la población. ¿Suena raro? La película lo es mucho más. Y esperen a ver la cena familiar más desternillante en mucho tiempo. Generará división de opiniones, y servidor se posiciona desde ya: ¡amo el culo de Sara Forestier!

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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