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Críticas de Natxo Borràs
Críticas 2.192
Críticas ordenadas por utilidad
8
14 de abril de 2009
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Valley Forge es una impresionante y catedralícia nave de transporte espacial que almacena, mediantes unas enormes burbujas-invernadero, los únicos resquicios de biosfera terrestre que ha podido salvar de un planeta Tierra sucio y anclado en un altísimo nivel de vida que, no obstante, ha extinguido mediante la Tecnología, con contaminación a rastras , el Ecosistema natural del que durante siglos el hombre ha vivido y valorado en su más completa paz y serenidad. Pero son otros tiempos y el Futuro ha abrazado a la raza humana con el fin de no preocuparse por su entorno sinó por sí mismo. Y eso es en lo que se ha convertido el hombre: en un ser despreocupado y egoísta, que desconoce el olor, los colores y la portentosidad de la que en su día se llamó Madre Naturaleza.

Pero unos pocos como Freeman Lowell (Bruce Dern) confían en la desesperada misión de llevar los únicos restos de ecosistema a planetas más habitables. Pero después de seis meses de exploración por el espacio sideral, recibe con sus compañeros la orden de abortar la misión; regresar a la Tierra después de deshacerse de los invernaderos desacoplándonos de la nave nodriza y destruirlos fuera de su alcanze. Lowell, como un convencido San Francisco de Asís galáctico, impedirá cumplir drásticas órdenes ya que ha puesto sus expectativas en conservar en los únicos reductos que quedan de la amada Tierra, almacenadas en esas "burbujas", y que custodia con la ayuda de unos simpáticos androides cubículos.

Película que quedaría como un producto simplemente simpático pero que en su conclusión emociona a los acordes de los temas de Joan Baez, "Silent Running" y la preciosísima "Rejoice In The Sun" que resuenan en su angelical voz a través del espacio sideral donde Lowell evitará a toda costa que se elimine cualquier forma de vida no-humana aunque tenga que pagar con la suya. Su mensaje ecologista es el plato fuerte de un largometraje dirigido a principios de los setenta bebiendo de las fuentes de la generación "hippie" y la Primavera del Amor.

El especialista en efectos especiales Douglas Trumbull, nacido en California en 1942, y que había resaltado su currículum colaborando en "2001; Una Odisea del Espacio" (1968) de Stanley Kubrick, convirtiéndose en un todo un artesano en el género de la Ciencia-Ficción, elaboró en su escasa filmografía "Silent Running", su película más personal y con más o menos fortuna que la posterior y visionaria "Proyecto Brainstorm".
Natxo Borràs
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2
10 de mayo de 2012
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un producto más del desfile de películas “S” de marca hispánica que invadieron los cines del país con el famoso sello restrictivo predecesor de la X. La película de Carlos Aured no es, a diferencia de otras, distinta a las demás, así que su, digamos, altísimo contenido erótico está por encima de la media de lo aborreciblemente risible. Porque la película parte del argumento de un secuestro…

Como “sex-plotation” a la española también sirvió para popularizar el “sex-appeal” de la estrella del momento, Ajita Wilson, la negrata y despampanante reina de la función… pero lo que algunos cerebros calentorros ignoraron, y aún todavía ignorarán, es que ésta exmusa de Jess Franco con quien había trabajado en “Sadomania; el Infierno de la Pasión (Hölle der Lust, 1981) y “Macumba Sexual”(1983), era en realidad un ex bombero neoyorkino llamado George Wilson y una vez que el género fue relegado a los italianos con las producciones de Tinto Brass, no pudo disfrutar de su acalorada fama falleciendo repentinamente de un accidente automovilístico en el país transalpino.
Natxo Borràs
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6
18 de noviembre de 2010
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julie Wardh (Edwige Fenech) regresa con su marido Neil (Eduardo de Mendoza) a Viena después de pasar unos intensivos días de trabajo, por parte de él, en Estados Unidos y que una vez a su llegada su ausencia será cada vez más recurrente. Ella no puede soportar estar sola en la oscuridad, cuando le atraen los recuerdos de Jean (Ivan Rassimov) un sádico compañero de fiestas a quien la poseía como amante y la sometía a todo tipo de actos impúdicos y sadomasoquistas. Mientras cae la noche, un psicópata está aterrorizando la ciudad dejando tras de sí, cadáveres de mujeres jóvenes y con evidentes signos de haber estado acuchilladas con una navaja de afeitar. Carol, una amiga de Julie, la convencerá para que asista a sus fiestas y le presenta a su primo George (George Hilton) con quien mantendrá una relación apasionada, convirtiéndose en su protector contra Jean.

A primera vista podría parecer previsible un desenlace si se ha leído el argumento. Pero “Il Strano Vizio di la Signora Wardh” se rodó en el mejor momento del “giallo”, la respuesta italiana a cualquier ofrecimiento “gore” que no fuera de manufactura italiana. I no hay que mencionar a Darío Argento como el artífice, Sergio Martino merece un segundo puesto, por muy decadente que fueran filmes posteriores como “La Montaña del Dios Caníbal” (La Montagna del Dio Cannibale, 1978); “2019 Tras la Caída de Nueva York” (2019 Dopo la Caduta di New York, 1983) o “Destroyer: Brazo de Acero”(Vendetta dal Futuro, 1986), explotations en desuso que forman parte de la memoria histórica del cartucho VHS pero que gozan de la simpatía de muchos nostálgicos que disfrutaban del ingenio y poco esfuerzo narrativo en sendas imitaciones de série B americana.

Como anécdota de éste largometraje que podría parecer irrisorio por sus escenas de erotismo “light” hasta predecir un cansino aborrecimiento y que ayudan poco a crecer el clima de tensión en la trama, la banda sonora es otro de los aciertos que le dan vida a éste clásico de los films de segunda; el tema principal fue compuesto por Paolo Ormi y Nora Orlandi (Tarantino aprovecharía para utilizarla en alguna escena de “Kill Bill Vol. 2” pero no así añadirla en el soundtrack). Algunos de los exteriores se rodaron en la localidad catalana de Sitges.
Natxo Borràs
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6
8 de abril de 2010
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jacques Deray, director de “La Piscina” (no confundir con el título de François Ozon del 2003) demostró que el “polar” (cine negro galo que ha llevado el sello de grandes como Jean Pierre Melville o José Giovanni) podía ser exportable sin quebrantar las reglas narrativas sujetas al género. “Funeral en Los Ángeles” (cuyo título original en francés es “Un Homme Est Mort”) recoge los frutos para partir al otro lado del Atlántico y pasar de lluviosas calles de París a los polvorientos y soleados suburbios de una ciudad tan explosiva y violenta como es Los Ángeles.

El anti-héroe de la función es Lucien Ballard (Jean-Louis Trintignant) que, como es habitual en los pérfiles de renegados asesinos a sueldo, apenas conocemos aspectos de su vida anterior. Aparentemente se presenta en el Hotel Beverly Hilton de la ciudad californiana como serio hombre de negocios, pero al recibir una maleta en la recepción con dinero y una pistola, el camino que va a tomar es evidente. Su misión es ejecutar a Victor Kovacs (Ted de Corsia) cabecilla del hampa, cuyo hijo Alex (Umberto Orsini) que es amante de su madrastra Jackie (Angie Dickinson) quiere precederle a toda costa. Cuando Lucien cumple si misión y regresa al hotel se verá acorralado por Lenny (Roy Scheider) otro asesino de su condición contratado por Alex, con la intención de limpiar de una vez por todas un juego sucio maniqueado por el ansia de dinero y poder. A su vez, a Lucien le pesarán los cargos de los aseinatos que se van produciendo en su huida de las zarpas de Lenny y, ayudado por Antoine (Michel Constantin) su jefe de París, buscara protección en la camarera Nancy Robson (Ann-Margret) en un imposible regreso a Francia.

Película, por desgracia, bastante olvidada por el paso del tiempo y que brilla por sus grandes momentos en lo referente a la escena del funeral, que recoge su título en español; ya sea por la secuencia en el velatorio o la huida de la policía con un coche fúnebre.
Natxo Borràs
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5
20 de noviembre de 2009
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Continuación de "OSS 117; el Cairo, Nido de Espías", director y protagonista vuelven a repetir con la misma empresa que llevaron a la pantalla grande en 2006. Como suele pasar en Francia (y la razón es que el Cine es un asunto de Estado) la primera entrega fue todo un taquillazo y solo por eso fue razón para que se estrenara en otros países. Es innegable que el cine francés es del mejor que se exhibe a nivel europeo, pero incluso en circuito más comerciales se lleva la palma, pero también cae en sus escesos.

El seductor pero torpe, machista, homófobo y misógino Hubert Bonnisseau, fue creado por el escritor francés Jean Bruce con el fin de parodiar el hambriento panorama que devoraban lectores y público con el vecino británico Ian Fleming y sus adaptaciones al celuloide de James Bond. Pero en 1963 Bruce cometió el infortunio de estrellarse con su Jaguar a 200 quilómetros por hora. Contaba solamente con cuarenta y dos años, dejó una familia por mantener y su "huérfano" agente del Servicio Secreto Francés no tuvo más remedio que ser educado como tal y su legado aún pervive. Los hijos de Bruce ya se encargaron de oxigenar aún más al personaje en el transcurso de los años posteriores.

Como película funciona una sobresaliente labor en el diseño de vestuario, decorados (muy "kistch") así como el montaje (uso frecuente del "split-screen") pero falla en un argumento soez; la búsqueda de un nazi por parte de los franceses y el Mossad en tierras brasileñas (playas, mujeres, favelas, el Pan de Azucar, etc).

Increible aunque no lo parezca por resaltarse com un film enteramente alimenticio pero entretenido; es recomendable verla en versión original (y si no saben francés pero sí son curiosos a leer los subtítulos) por la afluencia de juegos de palabras en algunos de los diálogos por razones enteramente fonéticas.

Lo Mejor: las expresiones de seductor hortera de Dujardin, el nuevo Louis de Funès
Lo Peor: algunos inalcanzables gags para gusto de muchos
Natxo Borràs
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