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España España · Pasajero 58
Críticas de floïd blue
Críticas 2.217
Críticas ordenadas por utilidad
El show del Correcaminos (Serie de TV)
SerieAnimación
Estados Unidos1966
7,0
23.798
Animación
10
24 de abril de 2010
58 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entre todas las series de dibujos animados de aquellos años, casi por encima del Conejo de la suerte, e incluso del canario Piolín, sobresalía ésta con el pájaro y el coyote.
Bugs Bunny eludía la muerte una y otra vez, Piolín igual y El correcaminos lo mismo; y todos con un aplomo digno de alabanza.
Pero era la serie del correcaminos la que sin duda más impresionaba debido a dos peculiaridades:

- No había diálogos; ni el coyote ni el correcaminos intercambiaban una sola palabra. Al contrario, Bugs Bunny no paraba de hablar ni de burlarse de Elmer y Piolín igual con el gato, pero el correcaminos, también con un gran desprecio por el depredador que se le quería comer, sólo emitía un agudo sonido: bip-bip... Y desaparecía a toda velocidad.
- La otra peculiaridad era los parajes áridos del desierto, las carreteras infinitas y desiertas completamente... y el coyote. El coyete: un ser silencioso, un obrero incansalbe... con un único objetivo: comer. Eran ellos dos solos.

Esa labor tan sacrificada del coyote, siempre provisto con explosivos ACME, con trampas ACME, con detonadores y cohetes ACME, en el fondo, remite al pensamiento fatalista de los clásicos; ocasiona un fuerte desasosiego el hecho de ver en él lo que es luchar una y otra vez por un objetivo a todas luces inalcanzable.
El coyote era valiente, y aunque al final siempre desaparecía de escena hecho polvo, más de una vez deseabas verle al final comiéndose al jodido pájaro.

Nunca alcanzaba al correcaminos, encima, cada intentona suponía morir mil veces cayendo en sus propias trampas.
El pobre coyote... Se le escapaba el correcaminos, caía de un precipicio interminable y antes de asomar la cabeza le caía el pico del precipicio y luego la roca redonda para remate. Te reías, eso sí…
Era de admirar la perseverancia, la insistencia del coyote por coger al correcaminos, nunca se rendía, y, no sé porqué, en cada trazo de su dibujo el personaje daba la impresión que era consciente que jamás le atraparía.
Bip-bip.
floïd blue
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7
23 de abril de 2010
80 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil hacer una película de risa (made in Spain) con un fondo que conecte con el espectador, sin recurrir a los tópicos, a las gilipolleces y al lenguaje ordinario y precario de siempre, y más en este caso, que el tema central no es para reír, pero la complicidad de los actores y su acierto hacen que te creas los diferentes episodios que se cuentan.

La verdad es que el feo, la fea y el tonto son un trío cómico que divierte sin esfuerzo alguno. Con naturalidad. La chica y su relación con el cura se acepta sin más; los amigos despiden simpatía, el tío de Eliseo ocupa su lugar a la perfección con ese gran hacer de Juan Diego, y las mujeres están soberbias por lo que, al principio, parecía una cinta floja, termina levantándose y cuajando maneras con sencilla emoción, con su mensajito y echando el cierre con sonrisas.

El tonto es un personaje muy logrado. Supongo que muchos lo tacharán de penoso pero, coño, tiene un alma a su modo de ser que hay que apreciar. Igual que el personaje de Eliseo, sus apariciones a duo tienen su valor y cierta complejidad; a base de complicidad.
Haciendo un reseso con calma, puedes ver que toda la gente del pueblo tiene su fuerza, aun en situaciones muy vistas, pero creo que se enganchan muy bien unos con otros. Hay chispa; chispa de la buena.

Sin ser original, todo parece fresco. Alegres canciones, bonitos parajes y algo que, repito: es difícil, no deslumbrando, hace que se pueda ver sin renegar.
floïd blue
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10
8 de febrero de 2010
72 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿John Wayne era racista? No sé pero hay que ver cómo mataba indios. Mataba indios como Bill Cody mataba búfalos, a diestro y siniestro. Y no dejaban uno.

Me encanta ver a John Wayne matar indios. Hay odio ancestral en su mirada cuando dispara a los ojos del indio muerto. Es que incluso mataba indios muertos. Qué tío. Qué grande es el cine. ¿Y cuando en la película se gira para ver a la muchacha que había perdido la razón y juega con la muñeca de trapo? ¡Qué cabreo más monumental que transmite! ¡Y es hacia los indios, oye! ¡Qué malo! No tenía que haber hecho ni una película.

El caso es que parece ser que el actor en su carrera llega a confundirse con sus personajes emblemáticos de héroe americano, como si terminara interpretándose a sí mismo. Eso dicen. ¿Era Wayne el vengativo Ethan? Se casó tres veces y las tres con mujeres de origen hispano. ¡Hay que ver qué racista era! ¡Se tenía que haber casado con una sueca! En su tumba pone en español: Aquí yace un hombre feo, fuerte y formal. ¡Lo tenía que haber puesto en inglés, coño! Su ideología era anticomunista, por lo visto. ¡Mecagüen! ¿Cómo se atreve? Eso debe escocer un montón. Pues nada, a por él y a decir que la película es mala convertida en mito. Por favor, puede que no fuera una excelente persona, de acuerdo... ¿Y qué pasa, nosotros sí lo somos? ¿Y es que no tenía derecho a decir lo que le diera la gana como a cualquiera que goce de libertad? ¿O la libertad sólo vale para unos y para otros no?

Siguiendo con la película, el personaje de Ethan Edwards es uno de los más admirados y logrados en el lejano Oeste. Odia con la misma fuerza que amó a la mujer asesinada por los indios. Un amor imposible pero una misión posible.

La narración es larga; va acentuando poco a poco la historia para mayor efecto en las cotas altas, sobre todo los momentos del final. No será una obra maestra, pero es inigualable. ¿Por qué? Porque está John Wayne y está hecha por John Ford. Grande John Wayne. Como actor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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10
13 de diciembre de 2008
57 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para criticar esta película hay que ponerse en la época y entonces sabremos que Lloyd fue un precursor del cine.
La parodia de las perchas para esconderse de la casera es una parodia precursora. La parodia en los almacenes escondiéndose tras la cesta con ruedas mientras avanza agachado, además de genial es precursora para miles de secuencias posteriores que mantendrán el mismo formato. Las técnicas del rodaje para filmar al hombre araña escalando el edificio son, al menos, las originales; y por supuesto, esa habilidad para deslizarse entre el director, el encargado, las señoras clientas y demás, en un abrir y cerrar de ojos, hacen de Lloyd uno de los genios del cine.
Dinámica.
floïd blue
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10
9 de abril de 2009
60 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede creer o no creer, pero está claro que el que no cree y arrambla de forma grotesca y airada contra esta película es porque tiene un problema; y no es un acto de fe, como diría un creyente, no, es un acto de impotencia y de imbecilidad como el que más porque lo primero es que no entiende, no se entiende ni él mismo mirándose en el espejo detenidamente: no eres más que nadie ni el más listo, eres igual a los demás.
Marcelino, pan y vino es un cuento, un bonito cuento sobre la soledad de tanto niño de antes que apenas tenían sus manos para jugar contra toda la tontería desbordante y exagerada de hoy día que causa mayor desconcierto, como se ve.
Marcelino es un niño en la sociedad pasada, sociedad representada como un convento, porque era así, las personas no eran más que frailes trabajando sin cesar, sin entretenimientos ni distracciones, no como la sociedad del consumo y el bienestar que hoy nos quieren presentar a toda costa. Así era y había sido siempre, en cualquier lugar del mundo, no sólo aquí. La cruz es su compañero en la soledad.
Y sólo el que es un violento se pone a atacar a aquel que decide (sea cura o no) apartarse (no esconderse) del mundo actual de apariencia y competitividad porque ve en la austeridad, en la humildad y en la espiritualidad mayor confortabilidad que tanto fuego de artificio. Tal vez sea una forma de envejecer más inteligente que andar engañando, o presumiendo como un pavo, o despotricando contra las ideas de los que no piensan como uno mismo. ¿Por qué los de siempre, esa gente tan pelma y cobarde, no dejan de mostrar tanta agresividad contra los frailes, personas que no se meten con nadie y que va a su rollo, es que no merecen que les dejen en paz?
Hay que criticar la película, no las ideas de los demás. Y sobre todo, ser tolerante.
La película es buena y lo dice claramente.
floïd blue
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