Junto con Kung-Fú contra los siete vampiros de oro, la productora británica intentaba mezclar géneros para intentar salvarse de un hundimiento que ya se preveía. Aquí se mezcla de nuevo el vampirismo, la novela de folletín, y el aire detectivesco sobrenatural que impulsaron escritores como Conan Doyle o Blackwood. Tiene aspectos visuales destacables, y no sólo por la Caroline Munro, como las flores que se marchitan al paso del vampiro o esa congelación temporal. Es curiosa, con un protagonista que da el pego en el aspecto físico, pero cuyas dotes como actor no parecen muy desarrolladas. En tal caso mereció mejor suerte que la de terminar de cavar la tumba de la añorada Hammer.

Volví a ver hace poco esta película, y lo cierto es que he vuelto a disfrutar con su visionado, salvando las distancias, claro está. Lo mejor sin duda son los dos protagonistas. Malcolm lo borda, desde luego, rodea a su personaje con un aura de honestidad e ingenuidad muy conseguido. David se sale como el destripador, inteligente, sádico, despiadado, un auténtico animal que se adapta perfectamente a los nuevos tiempos y que se mueve como pez en el agua entre los ríos de violencia de la modernidad. Es un film entretenido y sin más pretensiones, con un buen par de frases en sus diálogos. Lo que le lastra es que el director le dedica demasiado tiempo a la historia de amor, hubiera quedado mejor si el tiempo lo dedicase a seguir las andanzas de Jack o poner más tensión en la persecución del Wells hacia el asesino. Aún así, es una película muy digna. Atención a la aparición del asesino en la disco vestido de igual manera que Travolta.

Pues sí, a pesar del aroma de producción televisiva que desprende, tiene ciertos apuntes que la elevan ligeramente de ese nido para arañar los méritos cineastas de otros títulos. La historia está bien llevada, con un montaje casi perfecto, aunque le sobran algunos minutos. La escena del Ave María con la lucha de las dos mujeres es de lo mejor del film, la música clásica está bien encorsetada en las imágenes. Hay que hablar cómo no, de Max Von Sydow, que es sin duda lo mejor del film, y un Ed Harris que le pone ganas. J.T.Walsh, que hace del típico mandamás americano borda su personaje, realmente es despreciable. Hay buenos detalles como los titulares de los periódicos y ciertas frases del guión, como ésta:
-Ed Harris: Soy el sheriff del pueblo
-Sydow: Yo soy el dueño...

Aquí ya no quedan ni los directores ni los actores que dieron merecida fama a la productora anglosajona. El español Miguel Carreras tuvo que enfundarse el traje de faena de la dirección, ya que él generalmente producía. El resultado es un film caótico y algo simpático por su caótica dirección y absurdo guión. Está adaptado de una novela que no conozco, pero se parece en demasía a los relatos y novelas de William H. Hodgson... esas algas, los monstruos marinos. Hasta aquí todo bien, más o menos, pero al final... jeje al spoiler

Esto se podía leer en las viejas pelis de terror de la Universal, y John Sturges tomó buena nota ya que contó con varios de los actores para rodar también Los siete magníficos. Sobre la película pues yo creo que está todo dicho. A pesar de su metraje, tiene muchas escenas cortas y variadas, por lo que el ritmo y el interés no decae en ningún momento. Partitura mítica, actores, buen guión... un clásico