- La apertura del agujero de fuga en la celda de los temerarios internos es delirante. Los fieros martillazos que administran provocan tal estruendo y escandalera que solo un espectador muy crédulo puede tragarse que semejante estrepito pase desapercibido en la prisión.

Antes, se nos cuenta que en la prisión están de reformas pero estas parecen a considerable distancia del martilleo impenitente de los reclusos como para confundirse con los trabajos en la celda. Para incrementar lo inaudito de la situación, Becket fija la cámara largos minutos en la tarea, para que reparemos en la atronadora tarea. Ya puestos, los presos podrían haber pedido un martillo hidráulico para garantizar la limpieza acústica de la operación. Pese a lo atronador de la empresa, por ahí no pasa un funcionario ya se venga el edificio abajo.

- Los reclusos se despiden de los funcionarios todas las noches moviendo la manita, saludando como si fueran tiernos infantes. Lo de la manita es para explicar que luego colocan un invento debajo de las mantas replicando el mismo movimiento (de esta manera se justifica las andanzas de los presos por las galerías subterráneas).

- Los internos son de un patoso notable en todas sus acciones. Tal desmaño en su comportamiento, sin embargo, carece de consecuencias. Véase la escena en donde dejan caer de golpe todo el material que acarrean produciendo gran alboroto, escandalera además amplificada por el eco de las galerías. Todo estruendo pasa desapercibido en una prisión de funcionarios muy duros de oído. Del material del que disponen los presos hay una lima mágica, pequeñita pero matona: pese a sus ajustadas proporciones troncha un sólido barrote de hierro de unos 10 cm de diámetro en menos de lo que se persigna un cura loco.

- En otra escena para ocultarse de los funcionarios (aquejados de hipoacusia) uno de los presos se sube encima de los hombros de otro rodeando con gran equilibrio una columna al mismo tiempo que la rodean los vigilantes. Solo falta la cabra haciendo equilibrios sobre el taburete para tener el circo ringling. No explican porque no les entra la risa.

- En la tarea de apertura del segundo túnel, el protagonista tiene la atención de llevarse una tiza para trazar una circunferencia de no menos de 1 metro de diámetro para señalar donde hay que picar, por si se desvía el tiro. La obra por sus proporciones se antoja más apropiada para una tuneladora de las de Gallardón. Otra vez se arrancan a martillazos, sin garantía alguna de lo que van a encontrar al otro lado, pero eso da igual, total…Durante esta operación hay un derrumbe donde el protagonista aparece ora con camiseta ora sin ella. No cuida Becket la credibilidad, va a estar en detalles tontos como los raccords.

La vi hace tiempo y escribo ahora la crítica. No recuerdo porque le di un generoso 5.

- El mayor logro de la película es el empeño del director de enseñarnos a diestro y siniestro de forma totalmente gratuita, la “fuchinga” de todo bicho viviente, Así los homosexuales pasean por su casa sin calzoncillos para facilitar que les veamos las vergüenzas a la primera ocasión que se presente. ¿Qué al enfermo le da un arrechucho en el hospital? Pues nada, que se le vea la fuchinga en el traslado a la camilla (además, en este caso con unos fallos clamorosos de racord, pues el protagonista en segundos le vemos con la bata de manera que ahora si se le ve que ahora no que ahora si....) Otra escena: vemos al hermano del protagonista y a su amigo homosexual tirados en la cama desnudos muy abrazaditos los dos: el uno hace intento de aproximación y el otro le dice “no me apetece”. Hombre, pues si no os apetecía por lo menos haberos puesto el pijama porque así desde luego la cosa prometía...

- En el hospital el enfermo se encuentra con su novia a la que magrea un poco las tetas. El le propone hacer el amor ahí en ese momento. La chica casi con media camisa fuera se resiste un poco. No me extraña; la cámara nos deja ver luego que la habitación es compartida con otros enfermos y que hay un abuelillo atento a la evolución de la fogosa pareja. ¿Qué pensaban hacerlo delante del abuelo?. Cosas verdes amigo Sancho...

- La novia del protagonista va a visitarle a su casa. Cuando se va, el hermano que pensábamos que era homosexual se da un morreo de tres pares con ella. Ella le espeta: “¿Te has acostado alguna vez con tu hermano?”. Y apagando la tele me fui a leer un libro...

El segundo conflicto emocional viene motivado porque la mujer del fotógrafo es estéril. No menosprecio el daño emocional que sin duda tal hecho puede tener en aquellas que deseen ver satisfechos sus deseos de maternidad. Lo que resulta difícilmente tragable es que en pleno S.XX, la afectada oculte su familia mas cercana, como si de un hecho ominoso se tratara tal problema, como si viera en ello un hecho semidelictivo y una afrenta contra su honor. No me lo trago. Claro que en la escena final de la película los fuegos artificiales alcanzan tal proporción que todo dislate encuentra su asiento: la empleada del fotógrafo le dice “me hubiera gustado tener un padre como tu, buaaaaahhhhhh!!!”. Acabé llorando, pero de risa.

Durante las escenas que transcurren en el cuartel de los militares, el director con la intención de plasmar una situación de urgencia, caos, de necesidad de toma de decisiones rápidas, etc... recurre a machacarnos con el recurso de un “ring-ring” permanente de un teléfono que nadie atiende. Resulta así que en todas las escenas en el cuartel tenemos como banda sonora PERPETUA un “ring, ring, ring...” verdaderamente insoportable que se superpone en el dialogo de los personajes, estando presente en todo momento haciendo que te desconcentre en los diálogos y en las escenas. Yo en un arrebato casi tiro el teléfono de mi casa por la ventana. Este recurso se usa en otro escenario de la película pero en menor medida. Por este detalle (no banal, pues insisto que es enormemente molesto) rebajo mi calificación de la película a “buena

(*) La estentórea llamada al mayordomo también se produce al final de la película cuando Laughton ya está muerto. Chocante expediente que se inventa el maestro para cerrar tan flojo film a ojos actuales.