La película hace una crítica social en tono de burla sobre temas como el avance excesivo de la ciencia haciendo que dejemos de lado la naturaleza, el olvido de la historia pasada y la represión política a la que nos vemos sometidos cada vez más. Todo esto amenizado con el humor ácido y loco de Woody Allen.

Muy recomendable.

Reconozco que tiene sus puntos fuertes como son el guión y la ambientación, pero también sus puntos débiles que no son pocos como son la excesiva duración del metraje y el poco carisma de lo actores (a los que seguramente les caerá algún oscar).

Algunas de las críticas que he visto hablaban sobre lo malo del doblaje, pero lo que yo creo es que lo quisieron hacer tan bien que la chafaron, ya que supuestamente unos vaqueros del interior de Estados Unidos hace 40 años apenas habrían cursado la primaria y tendrían muy mala dicción.

A mi parecer esta película pasará a la historia por ser la primera gran producción que ha tratado la homosexualidad y por haberse estrenado en la época de la revolución gay y no por su calidad.

Con un enganche comercial como es Elsa Pataky normal que muchos espectadores hayan picado esperando ver otra cosa, pero no se engañen porque la dirige el Garci.

La película es lenta y su argumento no va a ninguna parte, sólo se salva algún que otro diálogo bastante cómico que destaca muchísimo al ser esta una película tan sosa y, cómo no, los desnudos gratuitos de la protagonista.

Realmente Peter Jackson intenta superarse con esta superproducción, que a pesar de su larga duración no resulta nada pesada, sobretodo después de que ocurra lo que todos esperan, es decir la aparición de King Kong.
También me agradó que esta fuese mucho más fiel a la original que e remake del 76.

A destacar: las grandes escenas de la del 33 reproducidas tal como son, pero adaptadas al público de hoy en día y algún diálogo mordaz.
La verdad es que podría haber hecho mucho más corta, ya que la original dura tres veces menos, pero parece que si hoy en día no haces películas como esta no eres nadie.

Una película que empieza bien con cierto aire a Amelie, sobretodo por la música, las inseguridades del protagonista y esas historias sobre las casualidades de la vida, pero que va perdiendo fuerza dejando de lado esas similitudes para transformarse en algo más corriente. Lo cual es sostenido por las interpretaciones de Ernesto Alterio y padre.

El final es muy lento y deja muchos cabos sueltos.