Simon Curtis cae en un género blandengue y soporífero, el del biopic sobre un personaje reciente que requiere quedar bien, además de con el biografiado, con diversos países y colectivos, y sólo consigue eso, una película bien-queda siguiendo esquemas bien establecidos: el señor o señora que se empeña, el amago de abandono que no cristalizará, la intuición maravillosa que lo cambia todo, el quemar las velas para conseguir lo que se quiere (y que en las películas siempre se acaba consiguiendo, pues no se hacen películas de quienes hicieron eso mismo pero fracasaron).

Richard Glazter & Wash Westmoreland, gracias a la novela de Lisa Genova y a la interpretación de Julianne Moore, construyen un perfecto ejemplo de buen cine de asunto social, sin excesos ternuristas, amargos o didácticos. Mejor que Iris y El hijo de la novia, las otras dos películas sobre el Alzheimer que he visto. Buen guión y asombrosa actuación de Moore.

REC era una película muy bien llevada y claramente mejor que el producto medio de terror hollywoodense actual, pero en definitiva, no narraba más que una historia ultraingenua y superficial que recordaba mucho a la historieta de comic de los pitufos negros y su simpático ñac ñac. Esta es bastante inferior técnicamente, igual de ingenua y frívola y además, como apuntan muchos de los comentaristas de esta web, el guión tiene muchos puntos poco o nada convincentes (a mí el que más me llama la atención es ese móvil de uno de los muertos que está cuando el guionista quiere y desaparece de la memoria de todos cuando podía ser la solución del apuro o también, esa forma de andar a lo Michael Myers del terrorífico liquidador, como si padeciese fascitis plantar o fuera alérgico a las prisas). Aún con todo ello, no me extrañaría que acabáramos viendo Sweet Home 2.

Aunque pisando sobre esquemas muy anticuados, Renato Castellani consigue dotar de bastante encanto a esta melodramática historia de mujer insistentemente sacrificada a un hombre insensible y déspota que no la valora y vive ingratamente aferrado al recuerdo de su amor anterior (¿qué ha hecho ella para merecer eso?, ¿existirá alguna posibilidad por pequeña que sea de salvar lo suyo?)

Muy en la línea de Stephen King (sobre todo, Misery), es decir, partiendo de una situación y unos personajes cotidianos que se hunden poco a poco en sus locuras hasta desembocar en un baño de sangre más o menos justificado y creíble pero siempre tremebundo, la película no puede decirse que sea un gran producto pero está a la altura del mejor terror hollywoodense actual (que tampoco es bueno y marea mucho más con sus orgías de efectos) y es sin duda superior a cualquier engendro de los dirigidos por Alex de la Iglesia, de cuyo bobi-cine me confieso anti fan tenaz. No aporta nada nuevo, no inquieta, no sorprende pero tampoco aburre. Tiene guiños gore simpáticos, como convertir en maniquí de costurera a uno de los cuerpos, y supone un debut esperanzador de sus directores. Ánimo, chicos. Peor que vuestro productor no lo vais a hacer.