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España España · Madrid
Críticas de Koonery
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
8
5 de febrero de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo una época en la que la proyección de imágenes en movimiento fascinaba a quienes presenciaban ese nuevo espectáculo. Pese a que el pronóstico de su futuro era negativo, la magia que desprendía el proyector se prolongó durante más de cien años. Por eso ahora, en otro periodo diferente en el que el cine empieza a ser infravalorado, no es casualidad que se produzcan diversos homenajes a un tiempo que fue dorado para algunos, pero ya olvidado o desconocido para otros.

En el marco de esta carencia generacional, conseguir que los jóvenes descubran los antecedentes de toda la industria audiovisual es todo un reto. "La invención de Hugo" trata de superar ese objetivo mediante un relato dirigido tanto a mayores como a pequeños, enfocando algunos acontecimientos históricos al entretenimiento. Pero el mérito procede de la novela original, escrita e ilustrada por Brian Selznick. De este libro, Martin Scorsese ha recreado la mayoría de los planos, calcando los dibujos trazados por el autor, e incluso reproduciendo los travellings descritos en el texto.

En una cuidada escenografía, enriquecida con una infinidad de pequeños detalles, la iluminación resalta los tonos marrones, propios de la nostalgia por el pasado, para situar temporalmente la acción. Además, la tridimensionalidad es utilizada para aportar un juego de contrastes a través del foco, distorsionando en ocasiones parte del cuadro. Todo ello acompañado por la misteriosa banda sonora de Howard Shore, que marca un ritmo demasiado lento y pausado al que, como si se tratase de un viejo reloj, no vendría mal darle cuerda de vez en cuando.
Koonery
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8
16 de enero de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disney se une con "Enredados" a la tercera dimensión, pero con una simple conversión, como viene siendo habitual. En los primeros minutos, el efecto 3D aparece optimizado, siendo impresionantes algunas texturas conseguidas, como por ejemplo la de la tela de un cuadro o la de los rayos de luz irrumpiendo en la oscuridad. Pero más adelante, el proceso de adaptación se ha realizado de manera automática, afectando sobre todo a los movimientos bruscos y a las persecuciones. Además, la imagen llega a estar sobrecargada de elementos. La secuencia de las luces, que debería ser uno de los momentos más espectaculares de la película, tiene tantos puntos de atracción visual que termina siendo desastrosa. Mucho más agradables son los créditos finales, formados por los bocetos en 2D con los que se empezó a trabajar.

Con respecto a los personajes, una de las novedades se refleja en la personalidad de la protagonista: su psicología no es la de una niña pequeña, como suele ser habitual, sino la de una adolescente. El chico parece una extraña mezcla entre Aladdín y el Príncipe de Persia del videojuego, conservando algunos de los movimientos característicos de este último. A pesar de su simpatía, no terminan de hacer una buena pareja cinematográfica. En cuanto a los animales, el comportamiento del caballo oscila entre el hombre y el perro, y entre la dominación y la sumisión, sin quedar definido su rol. Atención al camaleón, que puede convertirse en el favorito de los más pequeños con su excelente comunicación no verbal.

Y como en toda gran producción que lleve el sello de Disney, con su holograma correspondiente incluido, la música lleva gran parte del peso. Las canciones, al menos en su versión original, son algo simples pero aceptables. Los mejores temas son "When will my life begin", que Rapunzel canta en el césped, "Something that I want" junto a los créditos finales, y tal vez el dueto "I see the light". Falta por ver qué tal suenan las voces en español, pero el adelanto que de momento se ha podido ver no promete. De momento, parece que la banda sonora no tiene muchas posibilidades de ocupar un lugar en la vitrina de los temas clásicos de la compañía.

En cambio, la película sí puede llegar a tener esa oportunidad, ya que su desarrollo es sólido y consistente. Con algunas referencias cinematográficas a "La bella y la bestia", a "Misión imposible" o al sombrero de Indiana Jones, "Enredados" puede ser disfrutada tanto por mayores como por pequeños. Pero es cierto que su público objetivo principal es infantil, y más femenino que masculino. Los cuentos de princesas han cambiado, ya no son lo que eran. Y seguramente ese sea uno de los mejores movimientos de Disney: seguir ofreciendo lo mismo, pero desde otros puntos de vista que aporten innovación.
Koonery
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5
14 de septiembre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la mano de Luc Besson nos llega la adaptación cinematográfica de los cómics de Jacques Tardi dibujados bajo la serie "Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec". La similitud física de cada personaje con el de las ilustraciones es asombrosa. Pero, en un intento de aproximación al público más infantil, han sufrido una estereotipación gratuita y exagerada.

Las intenciones han sido buenas. Se ha construido un relato para los pequeños, pero mediante una fórmula un poco más adulta, más próxima al cine de autor. De hecho, la introducción es semejante a la voz en off de "Amelie" (2001), destacando momentos puntuales poco relevantes que se producen de manera simultánea. Cabe preguntarse si los niños aceptarán esto o, como sospecho, se aburrirán.

El argumento, en cambio, sí está dirigido únicamente a ellos: Adèle, una periodista, viaja a Egipto para robar la momia de un doctor para después revivirla. El objetivo de este faraónico viaje: poder curar a su pobre hermanita, profanando todo aquello que sea necesario. Una comparación puntual con la pirámide del Louvre es una de las escasas muestras de ingenio que aparecen en una película excesivamente simple.

Demasiado adulta para los niños, y demasiado infantil para los mayores. Si, como parece, no va a ser la última obra con esta protagonista, deberá volverse a plantear a qué objetivo pretende dirigirse. A no ser que, realmente, quiera despertar a más de uno de su tumba.
Koonery
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6
13 de junio de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque los años de la RDA empiecen a quedar cada vez más lejos, ilustrados por las polvorientas enciclopedias y los desfasados atlas que quedan en algunas estanterías, no hace tanto tiempo de aquella nación impermeable de la que nadie podía escapar. El control político y social, tan intenso que sobrepasaba la paranoia, suponía un desgaste entre los más desfavorecidos que les conducía a situaciones moralmente complejas.

En este contexto tan duro, el principal objetivo es el de emigrar a occidente, y es aquí donde entra en juego la traición a los valores personales. ¿Hasta dónde seríamos capaces de llegar para conseguir nuestros objetivos? ¿Merece la pena el sacrificio, cuando ni siquiera la ley del más fuerte garantiza la supervivencia?

En "Costa Esperanza" no se juzgan estas cuestiones, sino que se plantean de múltiples formas. Resulta imposible posicionarse sobre los caminos que en cada momento atraviesa cada uno de los personajes. El conflicto interno, presente en toda la obra, trata de compensar los actos menos nobles mediante pequeñas acciones que calmen la mala conciencia. Al final de la locura persecutoria fomentada por la Stasi solo queda la decadencia moral que condujo a la caída del Muro de Berlín.
Koonery
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8
5 de junio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida en un centro de menores alemán es muy difícil los primeros días. Después, todo el mundo se acostumbra. O casi todo el mundo. Kevin, un interno recién llegado, es el centro de bromas, burlas y desprecios. Pero la suerte está de su lado. Pronto será otro chico el que ocupe su lugar. Y otro. Y otro... Casi sin darse cuenta, la violencia pasa a formar parte de su personalidad, algo que es fundamental para poder sobrevivir en un entorno que cada vez es más hostil.

«Aquí cada uno se encarga de sí mismo»

Picco abre un debate sobre la eficacia de los reformatorios, poniendo en duda su función de reinserción social. ¿Es buena idea reunir en un mismo lugar a los menores que han cometido delitos leves y graves? El filme sugiere que, al hacerlo, solo se pretende apartar a quienes resultan molestos, en vez de proporcionarles una educación. Y razón no le falta. La falta de recursos empleados en esta causa facilita que se produzcan situaciones extremas, sin que nadie intente evitarlas.

De manera casi imperceptible, la película abandona el punto de mira del grupo para apuntar a un objetivo más concreto. La primera parte crea el ambiente necesario para después desarrollar en la segunda un conflicto diferente, otorgándole una profundidad mayor. Solo así se consigue que la violencia penetre violentamente en cada poro de la piel, pese a que se recurra en contadas ocasiones a las imágenes más explícitas. No es la clase de terror barato del que Hollywood presume. Se trata de algo más psicológico.

Aunque «Picco» empieza deambulando por caminos vacíos, logra encontrar su lugar y detenerse en él. Quienes tengan cierta sensibilidad a las escenas de terror huirán de la sala, pero los que permanezcan en ella no se arrepentirán. Encontrándose entre el drama carcelario de «Un profeta» (Jacques Audiard, 2009) y la brutalidad de «Funny games» (Michael Haneke, 1997), esta obra podría convertirse en la próxima película de culto europea. Pero antes debe ser distribuida correctamente por los canales legales, sin que el público tenga que esperar pacientemente su llegada durante años. Una buena película como «Picco» no ha de ser separada de la sociedad: se debe hacer un esfuerzo para conseguir su integración.
Koonery
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