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Críticas de Oscar DLC
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
7
8 de diciembre de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntual a su cita llega el trabajo anual de Woody Allen a las pantallas. Siguiendo la tendencia de este año, en el que la mayoria de genios de Hollywood como David Cronenberg, Terry Gilliam o Ridley Scott nos han mostrado obras menores dentro de sus filmografías, la nueva película de Woody Allen entra en el saco de proyectos en los que el neoyorquino parece relajarse y conformarse simplemente con agradar.

Los films “europeos” de Allen, a escepción quizá de “Medianoche en París”, suelen bajar el excelente nivel de calidad de las obras ambientadas en el Nueva York que tan bien conoce y en algunos casos como el que nos ocupa, parece que todo el proyecto sea una excusa del director para disfrutar de unas vacaciones mientras aporta su visión de varias ciudades del viejo continente. Para muestra más flagrante su “Vicky Cristina Barcelona”, probablemente una de las peores películas de su carrera.

En esta ocasión y trás la brillantísima “Blue Jasmine”, Allen deja Nueva York para disfrutar de la Costa Azul y ofrecer una comedia ligera, sencilla y efectiva. Con su genuina marca de fábrica en el guión basado en los diálogos y con la única intención de resultar agradable y encantadora.

Para alcanzar su objetivo Allen crea una pieza casi teatral ambientada en el opulento entorno de una familia adinerada en los años 20 y basa todo su atractivo en la frescura y el encanto de su duo protagonista.

El encargado de interpretar al alter ego del director, esta vez en versión británica, es Colin Firth. El actor muestra de nuevo que se encuentra en su mejor momento interpretativo y que ha pasado de ser un interesante secundario a la primera opción cuando se trata de encarnar la quintaesencia del caballero británico. Firth hace suyo el caracter ingenioso, neurótico y verborreico del director aportando su elegancia y su porte distinguido además de una fantástica química con su co-protagonista, interpretando a un talibán de la razón y la lógica que ve sus esquemas mentales tambalearse cuando conoce a la medium interpretada por Emma Stone. Impagable la escena en la que analiza el nivel de atractivo de la medium de manera casi científica.

Estaba claro que Emma Stone no tardaría en formar parte del grupo de “Chicas Allen”. Su sutileza y encanto natural, sus dotes para la comedia y una simpatía que destaca por encima de las actrices de su generación encajan como un guante en el tipo de intérprete femenino habitual en el cine de Allen. De hecho repetirá con el director en su próxima película junto a Joaquin Phoenix.

Juntos interpretan de manera soberbia esta clásica comedia romántica, personificando el choque entre lo racional y lo mágico, tema principal de la película, rodeados por actores de gran categoría relegados a papeles extremadamente secundarios. Solo Jacki Weaver como matriarca de la familia Catledge y Eileen Atkins como tía del mago interpretado por Firth cuentan con escenas y diálogos para lucir su talento en un film monopolizado por sus protagonistas. Especialmente desaprovechada la presencia de la gran Marcia Gay Harden.

Woody Allen nos regala esta vez una comedia cortita (hora y media clavada), ligera, simpática y agradable en la que cada elemento rebosa encanto. Desde la preciosista fotografía usada para retratar la Costa Azul francesa de los años 20 al glamouroso atrezzo y vestuario de la época, pasando por la siempre acertada utilización de la música, alternando piezas de jazz con música clásica.

No se recordará como una de sus mejores obras, pero resulta una comedia por encima de la media, más aún si se es admirador del director neoyorquino.

http://losreyesdelmando.com/2014/12/08/critica-magia-a-la-luz-de-la-luna/#more-3250
Oscar DLC
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6
6 de abril de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos podían imaginar el exitazo que iba a suponer ese remake inconfeso de “Le Llaman Bodhi” ambientado en el mundo del tunning y las carreras ilegales estrenado en 2001. Mucho menos que llegaría a generar nada menos que seis secuelas. La saga ha seguido alcanzando estupendas cifras de taquilla entrega trás entrega, lo que ha permitido tiempo y margen de maniobra hasta dar con el tono adecuado para la franquicia.

Después de dos secuelas bastante inferiores, debido sobre todo a las ausencias de sus personajes principales, la cuarta entrega supuso un regreso a los orígenes que estableció definitivamente la base del casting principal. El siguiente paso evolutivo llega cuando el tema de las carreras ilegales está exprimido al máximo y no da más de sí y se opta por adoptar bases argumentales y recursos propios de sagas como “Ocean´s Eleven” o “Misión: Imposible” en pos de ofrecer el máximo nivel de espectáculo posible. Robos suicidas imposibles, espionaje internacional y escenarios exóticos y glamourosos conviven ahora perfectamente con el montaje videoclipero, los primeros planos de bullates a ritmo de hip-hop y las carreras ilegales marca de la casa.

Al igual que la sexta entrega, “Fast & Furious 7″ continúa dicha tendencia cumpliendo a rajatabla el primer mandamiento de Hollywood en cuanto a sagas de acción: Cada parte tiene que ser más grande en todo que la anterior. Hay más peleas cuerpo a cuerpo, más tiros, más cochazos impresionantes destrozados por minuto y más paises exóticos visitados que nunca. En definitiva más acción. Una dosis de adrenalina tan extrema que te hace llegar literalmente exhausto a la última de las tres grandes secuencias de acción sobre las que está construido el film. Una orgía de destrucción urbana equivalente a la que pueden producir los Vengadores o los Transformers en una de sus jornadas de trabajo.

Posiblemente en el plano argumental sea también la más chorra de toda la saga. Las motivaciones del equipo protagonista para ejecutar cada plan son a cada cual más ridícula y no hay por donde cojerlas, pero no te puedes enfadar porque esta saga siempre ha sido honrada y nunca engaña. También da la impresión de que Vin Diesel actúa cada vez peor y nos da igual porque nos cae muy bien. Además siempre sobrevuela la agradable y contagiosa sensación de que esta es una película hecha por una panda de colegas, debido a la buena compenetración y química que desprende todo el elenco.

En definitiva “Fast & Furious 7″ ofrece lo mismo que las anteriores pero más a lo bestia. Si además se añade a la receta el carisma de Jason Statham interpretando a un villano que es una auténtica plaga bíblica con patas, que a pesar de los estragos de la edad, Kurt Russell sigue manteniendo intacto su don en el noble y dificil oficio de molar y que el homenaje a Paul Walker esta realizado con tanta emotividad como elegancia, los fans de la saga pueden estar muy tranquilos. La franquicia más acelerada ha alcanzado, paradójicamente, una cómoda velocidad de crucero.

http://losreyesdelmando.com/2015/04/05/critica-fast-furious-7/
Oscar DLC
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7
11 de noviembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es extraña la sensación agridulce con la que salí de la sala después de ver una pelicula innegablemente grande. Porque “Interstellar” es ante todo eso, grande, mastodóntica en casi todos sus aspectos analizables y a la vez sumamente intíma en su retrato emocional y humano. Christopher Nolan ha alcanzado por derecho propio en la industria y en el género de la ciencia ficción, donde se mueve como pez en el agua, su ingreso en un olimpo reservado a unos pocos directores cuyas nuevas propuestas son recibidas como auténticos acontecimientos.

Por ese motivo cuesta digerir que uno no salga eufórico tras presenciar una epopeya espacial espectácular de casi tres horas que no aburre en ningún momento, en el que se nota cada dolar de su gigantesco presupuesto en cada plano, ya sea por sus efectos especiales o por su reparto en el que hasta el señor que sale al fondo empujando un carrito es una estrella reconocida de Hollywood, que tiene momentos de acción que cortan el aliento como la impactante explosión en el espacio o esa danza infernal del Ranger intentándose acoplar a la Endurance, por no hablar del impresionante trabajo de fotografía, tanto en los paisajes espaciales como en ese polvoriento y moribundo planeta Tierra o la soberbia partitura musical de Hans Zimmer. Todas esas virtudes y alguna más y sin embargo salgo con la sensación de que no es la gran obra maestra de Nolan, ni siquiera su mejor película.

Mi devoción por el cine de Nolan se basa sobre todo en los guiones de sus películas y el guión de “Interstellar”, que en absoluto es malo, quizá es el más sencillo, lineal y previsible de su filmografía. No es malo por que narra muy bien la emotiva relación paterno-filial de un magnífico Matthew McConaughey (en la linea de sus últimos trabajos, pura intensidad) y su hija en un interesantísimo escenario distópico que da paso al viaje espacial con una no menos interesante y trabajada base científica sobre la teoria de la relatividad de Einstein y la curvatura del Universo, pero en ningún momento surge el Nolan que propone un enrevesado y exigente juego al espectador. El Nolan trilero al que estamos acostumbrados y que juega a descolocarnos.

De ahí que cuando el guión carece de dichas características, los defectos que le achacan habitualmente sus detractores sean mas visibles. La comentada tendencia a la sobreexplicación en los diálogos que no molestaba demasiado en “Origen”, incluso ayudaba para ir comprendiendo mejor el pifostio argumental en el andábamos metido, aquí queda exageradamente retratado. El intuir el desenlace de todo el asunto del “fantasma” a los diez minutos de película no ayuda para nada a seguir la trama con un mínimo de incertidumbre y hace que me distancie un poco y pueda fijarme un poco más en que quizá el recurso de subir a todo volumen la épica música de Zimmer se utiliza de manera un tanto repetitiva, cosa que no me ocurria en la propia “Origen” o en la trilogía sobre Batman, aunque lo usara de igual manera. Incluso el sabor de boca hubiese mejorado algo con un epílogo más potente y por el contrario me resulta alargado y edulcorado en exceso.

De todas maneras una película más flojilla de directores como Spielberg, Scorsese, Tarantino, Fincher o el propio Chris Nolan sigue estando muy por encima de la media y ni siquiera se puede catalogar como resbalón. Además el riesgo que asumen en cada nueva película es muy digno de valorar. “Interstellar” es un acontecimiento cinemátografico digno de presenciar, casi obligatorio y seguramente sea una de las diez películas del año. No dejéis de verla, en formato Imax si es posible, porque la experiencia merece la pena. Sencillamente lo que ha ocurrido esta vez, en mi caso particular, es que el mago Nolan no me ha embelesado con una trama absorvente e impresivible con la mano derecha, lo que ha hecho que me fije más en los ases de la manga que asoman en su mano izquierda.

http://losreyesdelmando.com/2014/11/12/critica-interstellar/
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8
9 de noviembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que un tratado sobre la violencia y la involución hacia nuestros instintos mas primarios, que pudiera parecer a priori, la palabra clave que define “Relatos Salvajes” es catarsis. Catarsis del espectador a través los personajes que cruzan la frontera de las normas de la civilización que nos asfixian y con los que es imposible no empatizar. La sensación con la que el espectador abandona la sala es sumamente placentera, simplemente por el hecho de ver sus fantasías reflejadas en imágenes. Eso hace que la película funcione como un tiro. Eso y muchas virtudes más, siendo la principal de ellas que es rabiosamente divertida.

Los personajes de cada una de las historias de la cinta de Damián Szifrón componen un completísimo mural que retrata la humillación del ser humano oprimido en casi todos los ámbitos posibles de la sociedad. La lucha de clases, las presiones sociales, la corrupción, la burocracia dictatorial o instituciones como el matrimonio o la familia no escapan del punto de mira de la cámara en una radiografía de la sociedad argentina, trístemente extrapolable a la nuestra y a la de gran parte del mundo en que habitamos.

Dicha humillación es la que hace rebosar el vaso de la paciencia y la que actúa como detonante en cada una de las historias. Y efectivamente esa catarsis se produce en forma de violencia en muchas de las historias, pero no en todas, lo que es de agradecer ya que el proyecto podría haber caido facilmente en un espectáculo efectista y gratuito. Afortunadamente eso no ocurre y la mala leche que destila el film avanza acompañada con un sentido del humor delicioso, irónico y sutil, con auténtica denominación de origen argentina.

Szifrón logra una película magnífica a través de un enorme esfuerzo en el que consigue dar entidad y personalidad propia a cada segmento alternando estilos diferentes de dirección jugando con la cámara y la fotografía. El apartado técnico luce espectacular gracias a un uso acertadísimo y sutil de los efectos especiales y de una pista de sonido espectacular en cuanto a calidad coronada por la soberbia banda sonora compuesta por Gustavo Santaolalla, en la que destaca especialmente el tema principal que suena en los créditos iniciales y finales, y que recuerda al mejor Morricone. Si a todo ello le sumamos un reparto encabezado por la flor y nata de la cinematografía argentina el acabado a nivel de producción no puede quedarse mas cerca de la perfección.

Si se queda a un solo peldaño de ser una obra maestra es porque, si bien explota con acierto casi todas las ventajas de una antología dividida en episodios independientes, no supera algunas dificultades intrínsecas a dicho modo de narración. Es muy dificil conseguir el equilibrio perfecto y es casi inevitable que unos relatos resulten mas irregulares que otros.

El film lo abre “Pasternak” una breve, negrísima y divertida pieza repleta de ironía y mala leche que, sumado a los títulos de crédito a los que da paso tras un plano antológico, componen una directa y contundente declaración de intenciones. Tras ello otro breve segmento situado en un bar de carretera que quizá peca de simple para dar paso al relato más redondo, protagonizado por Leonardo Sbaraglia. El conflicto en la carretera que a priori puede resultar absurdo, pero que esconde una metáfora devastadora sobre la lucha de clases, es un soberbio ejercicio de pulso en la dirección y de tensión “in crescendo” resuelto con un final perfecto.

El propio Damián Szifrón ha admitido que la base de la inspiración para su película fué “Cuentos Asombrosos”. La serie de Spielberg, al igual que otras del estilo como “Creepshow” o “Alfred Hitchcock Presenta” se caracterizaban por rematar sus relatos con finales perfectos. Salvo la pieza inicial y dicho episodio de Sbaraglia, al resto de segmentos les falta un remate más redondo. Prueba de ello es el siguiente, protagonizado por Ricardo Darín, en el que la ovación de la sala se produjo a mitad del relato.

La historia del ingeniero, a pesar de ser la más larga del film, deja con ganas de más. La trama da para un largometraje y nos quedamos con más ganas de Darín, simplemente excelso. El nivel interpretativo que ha alcanzado a la hora de encarnar al hombre de a pie solo lo logran Tom Hanks y poquitos más en el mundo.

El último tercio del film lo protagonizan los esqueletos en el armario de una hipócrita burguesía en dos historias, la del accidente y la de la boda, quizá un poco alargadas en su trama, pero rayando a gran altura en ingenio y provocación, protagonizadas por un sobrio Oscar Martinez y una increible Érica Rivas que muestra su versatilidad en la montaña rusa de emociones por el que pasa su personaje de recién casada.

Divertidísima, provocadora, contundente, negrísima, necesaria y terapeútica. Todos podemos sentirnos como Pasternak en algún momento, casi todos nos hemos creido los amos de la carretera alguna vez y todos, absolutamente todos somos “Bombita”.

http://losreyesdelmando.com/2014/11/09/critica-relatos-salvajes/
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6
19 de diciembre de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso que un problema como el del tráfico de drogas, un fenómeno global mil veces retratado en el cine hasta el punto de convertirse en un subgénero, no cuente con una cantidad importante de largometrajes en la filmografía de nuestro país. El cine español, como casi todo el cine europeo ha tenido siempre una vocación innata para retratar la propia sociedad patria. Por ejemplo, sí que contamos con múltiples películas que han tratado el problema de la adicción y el consumo de sustancias ilegales, desde los años ochenta hasta ahora, sin embargo, a través de la gran pantalla, el espectador español medio conoce como funcionan los cárteles en la frontera de Estados Unidos y México, como se transporta y se distribuye la droga en Miami o como se trapichea en cualquier favela de Brasil mucho mejor que los entresijos y métodos utilizados en el puerto de Algeciras, posiblemente el mayor portal de droga del continente.

Solo por eso, “El Niño” es una película necesaria. Daniel Monzón y Jorge Guerricaechevarría componen un guión sin fisuras en el aspecto de investigación y documentación. El trabajo es mastodóntico en este aspecto y, sumando el estilo de dirección por el que ha optado Monzón y la elección de escenarios, el resultado es una película que respira realidad y autenticidad en cada segundo de metraje. Incluso la elección de actores sin experiencia previa en el cine aporta puntos en este aspecto, sobre todo en el retrato del día a día de El Niño y su entorno.

La otra trama que sostiene la película, la puramente policial, no se queda atrás en cuanto a autenticidad. Con la misma rigurosidad documental pero, esta vez, apoyándose en el aspecto interpretativo en tres de los mejores y más experimentados actores de nuestro país como son Luis Tosar, Eduard Fernández y Sergi López. Están sencillamente enormes. Sus conversaciones en comisaria, en el helicóptero… te crees totalmente que estás asistiendo a una jornada de trabajo de un grupo de policías auténticos.

La lástima es que todo este brutal trabajo para dotar de autenticidad al film repercute negativamente en el aspecto emocional. No podemos olvidarnos de que hemos entrado en un cine para sentir, emocionarnos con la historia, empatizar con los personajes y sufrir con ellos y sobre todo para presenciar un thriller que dispare nuestra adrenalina. Un thriller con una grándisima promoción detrás y con clara vocación de ser un pepinazo en taquilla, que además está dirigida por el tío que nos tuvo aguantando el aliento durante casi dos horas en “Celda 211″.

Daniel Monzón con su honradez y voluntad por mostrarnos los hechos de la manera más real posible, renuncia a trucos propios del género para elevar el nivel emotivo de la película. Es lógico, es muy dificil alcanzar un equilibrio en este aspecto. Por eso el título de esta crítica. La sensación final se acerca más a haber presenciado una entrega de “Equipo de Investigación” que “Scarface en Algeciras”. Y ojo, esto no es malo en absoluto. La película no aburre en ningún momento y las escenas de acción del film con el helicóptero por medio son fantásticas y están rodadas de manera ejemplar. El matiz es que el director , de una forma muy entretenida, nos dice: Así es una persecución REAL, prescindiendo de cualquier artificio para meternos en la piel del piloto de la lancha o los policias del helicóptero. Siempre somos espectadores presenciando un hecho, lo que nos aleja del vínculo emocional con los personajes. Y esto puede aplicarse a cualquier escena de la película.

La única concesión que hace Monzón a este tipo de trucos de guión es la introducción de la historia de amor del protagonista, quizá algo sosa y típica y colocada en una franja del metraje donde se dedica demasiado tiempo a El Niño y se deja un poco de lado la trama policial, que en ese momento estaba alcanzando su mayor punto de interés.

Como digo, la búsqueda del equilibrio es tremendamente dificil. Por eso toda la frescura y naturalidad que aportan las interpretaciones de actores debutantes hace que la película se resienta cuando se aproxima a su desenlace y se ponen la cartas sobre la mesa. Es obvio que Jesús Castro tiene una presencia potente, te lo crees al instante como frío piloto de lanchas y es una delicia el realismo y naturalidad en sus conversaciones con “El Compi”, personaje algo más agradecido compuesto por Jesús Carroza. Sin embargo, a medida que avanza el metraje la poca experiencia se va notando y su escasez de registros muestra que no puede sostener una película de estas características. Habrá que darle tiempo para el aprendizaje porque materia prima y magnetismo tiene el suficiente. Tampoco el tono sobrio de la película le otorga demasiada cancha para el lucimiento. Tampoco Tosar, López y Martínez tienen el más mínimo terreno para la sobreactuación o el lucimiento. La diferencia es que a ellos no les hace falta. Es una delicia verlos en pantalla y han llegado a un punto en que parece que interpretan sin ningún tipo de esfuerzo.

También me dejó algo frío el papel del gran Ian McShane. Su enorme presencia y su papel como villano mayor de la función queda también reducido a un par de paseos por el peñón. Ni siquiera hay un primer plano del actor en todo el film, lo que te deja con la impresión de haber sido desaprovechadísimo.

Resto de la crítica en http://losreyesdelmando.com/2014/08/31/critica-el-nino/#more-971
Oscar DLC
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