Porque "Fahrenheit 9 / 11" es un demoledor mazazo sobre la política bushiana, antes, durante y después de la catástrofe nacional y mundial que supuso el 11 de Septiembre de 2001. Comienza poniendo en solfa la más dudosa elección de Bush como presidente, en lo que se puede considerar el más polémico, si no el más sucio, sufragio que haya conocido la patria del gran George Washington, que a buen seguro se revolvería en su tumba con los chanchullos perpetrados por el hermanísimo Jeb Bush, su primo el redactor jefe de la Fox TV y la Corte Suprema, plagada de jueces nombrados por papá Bush. Con este equipo ganador, ríase usted de la selección de Brasil... Pero no queda ahí la cosa: después, Moore se adentra sin complejos (ésa debe ser una palabra quer no está en su vocabulario...) en temas tales como las relaciones mercantiles (fueron socios de las mismas sociedades) de las familias Bush y Bin Laden, y cómo caída de las Torres Gemelas y el ulterior rearme militar de la primera potencia enriqueció, aún más, a los parientes del saudí asesino. Irak y la disparatada guerra iniciada contra la (eso sí) vesánica dictadura sadamista ocupa casi toda la última hora: con su evidente "punch", Moore pone al descubierto las contradicciones, inconsistencias y burradas de una administración que antepuso los intereses particulares de su jefe a los de la nación a la que debían guardar y proteger. Y todo ello contado con la pujanza ya conocida y reconocida en este gordo extraordinario, que será todo lo ególatra e insoportable que se quiera (como parece que es), pero que como cineasta inconformista, rebelde y vocinglero no tiene parangón. Con todo, me quedo con el excepcional tratamiento de los sucesos del 11 de Septiembre: Moore ahorra las dantescas imágenes de las Torres Gemelas, tantas veces repetidas que han ido perdiendo la tremenda fuerza que tuvieron, para quedarse exclusivamente con los rostros crispados, llorosos, aterrorizados, de los neoyorquinos que, aquella mañana de finales de verano, asistieron a la peor de las pesadillas posibles.

Para empezar, todas las dudas existentes con Daniel Craig se disipan inmediatamente después de ver la película, es más, casi tras los primeros minutos de metraje en los que comprobamos que nos encontramos ante una historia diferente pero familiar, algo novedoso pero que respeta las líneas maestras de un clásico tan marcado como son las películas del Agente 007. "Casino Royale" es la adaptación cinematográfica del primer libro que escribió Ian Flemming sobre el famoso personaje de James Bond. Un Agente 007 que aún no cuenta con prácticamente nada de la experiencia y rutilante seguridad que destila el personaje en las demás películas de la serie. Al contrario que aquel elegante agente con un halo de seguridad que lo hace prácticamente inmortal, este James Bond nos muestra parte de su lado humano, con su rudeza, sus defectos y aptitudes por pulir. No obstante, no nos olvidemos que nos encontramos ante una película eminentemente de acción, en la que la andrenalina no tarda en fluir a borbotones. Tal y como decia al principio Daniel Craig es un muy acertado James Bond. Reconozco que entré en el cine con una gran duda acerca de si encontraría a un digno sucesor de Pierce Brosnan (para mí uno de los mejores de todos los tiempos). Pero finalmente este hombre no defraudó a nadie. La dirección y la historia están a un gran nivel. Su metraje se desenvuelve de una manera coherente y sin demasiadas filigranas innecesarias. Las grandes explosiones, derribos y escenas a gran velocidad se suceden sin problemas. En definitiva "Casino "Royale" es un nuevo comienzo para una saga de acción y espionaje que promete, si las cosas siguen así, seguir dando muchas alegrías a los aficionados y al público en general. No olvidemos que cuando alguien piensa en agentes secretos, piensa en Bond, James Bond.

No hay que olvidar que los cómics, en sus orígenes, transmitian una gran cantidad del contexto político en el que se publicaban. Y con esta película, se nota dicho transfondo en el argumento que transmite. Algo que se puede considerar bastante atemporal, si bien no hay que ser muy espabilado para darse cuente de que cuenta realidades bastante actuales del mundo en el que vivimos. Brett Ratner dirige una tercera parte de estilo continuista pero cambiando el ritmo de su predecesor, Bryan Singer (director de la primera y segunda parte). Ratner pisa el acelerador y deja atrás a todos aquellos que no vieron en su dia, las dos películas previas. Nuevos personajes, otros que reviven o alianzas que se crean y se destruyen conforman el maremagno argumental de "X-Men: la decisión final". En el aspecto interpretativo, nada fuera de lo común en estas cosas. los actores están a la altura de su enfundado personaje. No demasiadas complejidades sentimentales y si bastante pragmatísmo de acción. En definitiva, un resultado compacto, rápido y digerible para seguir con la línea general del filme. Se trata de una película bastante entretenida, sin complicaciones y que encantará a los aficionados de la saga.

"Poseidón" cuenta la historia de un trasatlántico de auténtico super- lujo que realiza un viaje de placer. En cierto momento de la noche una ola gigantesca lo alcanza. Finalmente el barco vuelca por completo quedando boca abajo, con el lógico y evidente contratiempo para todas las personas que viajan dentro. Desde este momento se suceden una serie de acontecimientos con los supervivientes del envite. La verdad, no hay mucho que contar de esta película, ya que si se escribe mucho sobre ella no será precisamente cosas buenas las que se lean. Una historia predecible y con olor a chamusquina, un reparto (a priori) destacable, pero que se hunde (y nunca mejor dicho), en un insulso guión, realizado de una manera más insulsa aún. Petersen realiza un trabajo evidentemente alimenticio y sin ningun aliciente para nadie que de seguro aburrirá a más de uno. Los efectos especiales y las escenas apoteósicas creo que ya no son ni relevantes, ya que cualquier super- producción puede alcanzarlas sin problemas, por lo tanto simplemente mencionar que son de calidad. Eso si, dichos efectos se hunden por completo en la pesadez de la historia. Nefasta adaptación de un clásico de catástrofes que pasrá a la historia sin pena ni gloria. Aunque con el sabor amargo de la evidencia retórica de que se pudo hacer algo bastante mejor.

El planteamiento de la historia ya es estimulante: un desvencijado barco regentado por un anciano, al que van a pescar, previo pago de un estipendio, pescadores urbanitas. Con el viejo vive una adolescente, a la que ha cuidado desde niña, cuando la encontró sola. El viejo quiere desposarse con ella cuando cumpla la edad reglamentaria, y todo está previsto para ello. Los pescadores a veces se propasan con la chica, y el viejo, que es un campeón con el arco, los pone en su sitio con sus flechas, con las que además adivina el porvenir de quien se lo pide, en un peligroso ejercicio en el que la chica se balancea delante de la diana. Finalmente, cuando un guapo joven aparece en escena, las hormonas de la muchacha hacen de las suyas, introduciendo un elemento desestabilizador en lo que hasta entonces había sido una armónica convivencia. Hasta ahí bien: son sesenta minutos en los que apenas se habla, casi muda, con un único escenario, el barco varado en medio del mar, pero la historia se sigue con interés. Pero cuando, ya en el último tercio, Kim Ki - duk, el director, quiere ahondar más en la extraña poesía telurica del relato, se pasa tres pueblos y lo que era lírica se convierte directamente en cursilería, incluyendo una metáfora sobre la consumación del matrimonio con flecha como simbólico falo que resulta, cuando menos, irrisoria. Y es que el espacio que separa la poesía de la petulancia es, con frecuencia, mínimo. Kim Ki - duk ha hecho cosas mejores, como "La isla", o "Samaritan girl". De todas formas, no es una película despreciable este "El arco". Tiene algo de primitivismo extremo, con su viejo que toca música con el arco, con sus augurios teñidos de dramatismo, con su afán casi fatalista de desposar a la niña que crió hasta convertirla en mujer.