Dentro de este desastre marveliano que supone la cacareada cuarta fase en cine y televisión, con productos muy deficientes como Loki, Moon Knight, Eternals y Shang-Chi, hay que alegrarse de esta segunda parte del Doctor Extraño, dirigida por un solvente y eficaz Sam Raimi. Ahí están los galones.

La primera Doctor Extraño fue una mediocridad necesaria para la megahistoria que Marvel estaba montando alrededor de Thanos. De hecho, era una copia del magnífico filme de animación. Su malo, Kaecilus, era del montón montón y el Doctor Extraño apenas lanzaba algún hechizo. Pero sí hacia muchos chistes. Así que no era difícil que esta segunda película sea muy superior. Veremos al Doctor combatiendo mediante la magia a un enemigo implacable y sin resquicio de piedad. Un enemigo que no te esperas pero que resulta una némesis perfecta. Y Sam Raimi dota al filme de un dinamismo que hacia tiempo no veíamos en estos filmes. Y veremos no solo el multiverso, sino las dimensiones mágicas que tan bien creaba el dibujante de comics Steve Ditko. Al contrario que en la primera, el filme no está trufado de humor infantil ni chistes tontos. Por fin.

¿Y la historia? Bastante sólida. Y con notables referencias al universo Marvel de los comics, sobre todo en los cameos (ver spoiler). Libros mágicos. Lugares mencionados en los comics como Wundagore. Las distintas tierras del Multiverso. Por fin se nos dirá que vivimos en Tierra-616. Y mucha relación con el universo televisivo de Marvel, con las series de What If y Wandavisión. Quizás demasiada.

¿Que hay inclusividad? Pues sí, pero como en la primera, donde al Anciano lo transformaron en una señora calva y el Barón Mordo, un centroeuropeo, paso a ser afroamericano por eso del cupo. Aquí se sigue manteniendo lo del cupo, como veremos con los aprendices de mago en Katmandú. Eso sí, latinos ni uno. En cuanto a América Chávez, no hay nada que no aparezca en los comics.

Raimi tiene un buen pulso. Un eficiente montaje hace el resto. Las interpretaciones de la Olsen y Cumberbatch son de categoría. Se meten en sus personajes y consiguen que el espectador se involucre. Incluso la BSO de Danny Elfman, que estaba perdido en la mediocridad, no desentona. Y los efectos especiales son creativos. El filme parece un cómic, en el mejor sentido de la palabra. Se disfruta y no es en absoluto aburrido. Disfrútenlo.

La ví una vez. Pagué por ello. Económica y moralmente. Para mí cine es Huston, Curtiz, Leone, Sirk, Stahl, Hawks, Dreyer, Truffaut, Kurosawa, Inagaki, Proyas, Eastwood, Jackson, Neville, Hitchcock, Branagh, Coppola, Kazan, Lean, Garci, Fosse, Attemborough, Gibson.... pero ¿esto? esto es una broma de mal gusto, un ejercicio de autocomplacencia y sopor, animado por eos "cinéfilos" que hacen veraz al cuento "El traje nuevo del Emperador". No es una película, es un absurdo que en ocasiones provoca carcajadas con sus escenas patéticas, como la escena de la detención de su familia ¡bailando los policias!, escenas de relleno "profundo", como la del busto de Lenin bajando por un río... ¡si es que cada vez que me acuerdo, me siento peor! Y en España le dieron el Goya a la mejor película extranjera...así nos luce.

Fin de la aberración de Chris Chibnall. Es lo único bueno que puede sacarse de estos tres inacabables años de horror. La serie no se titulaba "Doctor Who" sino "Doctor Whoke". Que manera de destruir a un personaje y a toda su historia televisiva. Sesenta años al estercolero. Una herejía tras otra. Y salpicada de doctrina y agenda, para hacerlo aún más nefasto. Ese ego narcisista, progre de pacotilla del showrunner ha contaminado ¡y de que manera! una serie mítica. La ha prostituido. Lo suyo ha sido una agresión en toda regla. Así que cualquier episodio que ponga fin a esta basura va a tener buena puntuación.

¿Y que nos ofrece este iconoclasta woke en su última puesta en escena? Aparte de la consabida y cansina sororidad - y quizás algo más- entre el Doctor/Doctora y su amiga Yaz, intentará congraciarse con la parroquia trayendo a varias de las companions de la época clásica. Más sororidad. De hecho, los personajes masculinos que aparecen son más bien torpes y cobardicas. Veremos a la insoportable Tegan - que sigue igual- y a la más simpática Ace con su bate de béisbol y su chupa ochentera, también tendremos a UNIT, a la hija del brigadier - lo desmerece bastante- y como puro fan service, la aparición de varias encarnaciones menores del Doctor: el primero, el quinto, el sexto, el séptimo y el octavo, siendo interpretados por sus actores originales ya entrados en años y kilos, con excepción del primero. Y la verdad que esto, junto con la desaparición de Chibnall, es lo mejor del episodio. De hecho, las encarnaciones interaccionarán con sus respectivas companions. Pero no aportan nada, pues la Doctora Whoke será rescatada por Yaz, ya que es incapaz de salvarse por si misma, otra estupidez de la mano de Chibnall.

¿Y la historia?. Una chorrada. Un batiburrillo de cosas sin sentido, metidas en la batidora. ¿Que pintan los zares?.Nada. Relleno como casi todo. Todo se resume en que The master, encarnado por un émulo malo hindi de Jerry Lewis- mira que es malo como actor- quiere apoderarse del cuerpo del Doctor. Y de paso destruir la Tierra con los cybermanes-master y los daleks, pero a la postre solo están de comparsas. Muchos y magníficos medios para una historia mediocre. Y eso de apoderarse del cuerpo del Doctor con su aspecto de Master es absurdo, si quieres destruir el prestigio del Doctor, lo tienes que hacer con su cara, no con la tuya.

Y un momento en el que el homenaje se transforma en una burda parodia: se produce una reunión de antiguos companions como si fuese una reunión de alcohólicos anónimos. Por un momento, me parecía estar viendo un episodio de "Mom". Lo dicho, Chibnall ha sido un cáncer para la serie.

Y otro momento, en este caso, de vergüenza ajena. The master, como Rasputín, bailando "Rasputín" de Boney -M. Para arrancarse los ojos.

Ya sabemos quién va a ser el decimoquinto doctor. Nos lo dijeron en mayo. Siguiendo toda la doctrina woke, vamos a tener, de la mano del nuevo showrunner Russell T. Davies, un doctor who negro ¡que sorpresa!¡tras una Ana Bolena Negra, en estos tiempos de cambios de raza de todos los personajes blancos, como no me iba a sorprender! . Será un tal Ncuti Gatwa. Para la próxima encarnación, si la serie sigue-lo dudo- propongo como alternativas diversas: un doctor who esquimal, un doctor who persona pequeña, un doctor who sami, un doctor who amazónico, un doctor who aborigen australiano, un doctor who apache, un doctor who del Betis, un doctor who parapléjico -su enfrentamiento con los daleks sería sumamente interesante- un doctor who niño y un doctor who andorrano. Pero este nuevo capítulo de lo políticamente correcto afecta al Doctor Who nº 15, pero antes tendremos al Doctor Who nº 14, una auténtica sorpresa que pretende atraer a todos los seguidores que hemos huido en estampida de la serie. Ese es el doctor en el que se transforma la Whittaker. La solución en el spoiler.

Si quieren ver el episodio, lo mejor es darle al ffwd y llegar al último minuto. Lo demás no vale la pena.

¿Esto es Spider-man? Un chico con chandal y peca, Gwen Stacy que va con chandal poligonero y su tía May que parece más joven que él ¡ni una arruga! ¿se habrá puesto silicona? Llevo leyendo comics de Spidey desde los 10 años (y tengo más de 40) y aunque los guionistas le han hecho mil perrerías (que si clones, duendes verdes y tías May resucitados, vuelta a la adolescencia, bodas, divorcios, etc) al menos no han transformado Spider-man en un vulgar y ridículo adolescente de medio-pelo. Y no hablemos de los villanos ... ¿que le han hecho al hombre de arena, o a Doctor Octopus? ¿Pero.... esto que es? Spider-man no, más bien el espectacular Chandal-man.

El horror, el horror, gritaba Kurtz en la novela "El corazón de la tinieblas", el clásico de Conrad. Sin duda, estaba viendo esta serie de TV.

¡Que porquería! ¡Que perversión de los personajes de DC! Ni Disney Marvel con su "Súper héroes squad" llegó a tamaña abominación. Porque esta serie es una auténtica aberración, un excremento, donde unos superheroes clásicos de DC, son masacrados por mor del mercado infantil, reconstruidos e idiotizados con el único fin de vender merchandising.

Soplan malos tiempos para los aficcionados a los comics y a los superheroes de DC cuando monstruos como esta serie ven la luz.

Que asco. Que arcadas. La náusea.