Aún no entiendo lo bien calificada que logra estar, pese a sus múltiples defectos. Puede ser que los votantes se hallen inmersos en la confusión que inspira lo impactante en el neófito, puede ser que el número de efectos especiales se haya convertido en un "patrón de oro" para calificar películas. En todo caso, discrepo. Sonnenfeld le apostó a lo más comercial y efectista del cine estadounidense, le agregó uno que otro chiste flojo y se quedó con los millones (no con los aplausos).

Conmovedora y poética, la película apela a lo más instintivo y emocional de la audiencia. Aplausos para Herzog.

Oscura, violenta y floja, pero al menos permite un rato de solaz. Buena actuación de Keaton y Pfeiffer, pero uno queda esperando más. Como suele suceder con los cómics llevados a la pantalla grande, se hipertrofian algunas características del personaje y se olvidan otras.

De nuevo Culkin, imitándose a sí mismo y actuando en un bodrio imperdonable, más comercial y mediocre que el anterior, en el que se nota a leguas el deseo puramente monetario de perpetuar una situación monotónica y pobre en ideas. Infelices los espectadores, siempre víctimas de lo flojo y puramente "taquillero". Si tienen más de 10 años, no la vean: es simplemente insufrible.

Aunque ya olvidado, este singular personaje tenía algo encantador: era buena persona, mejor dicho, "buen robot". Algo de mi niñez (y de la de muchos) quedará para siempre junto a este flojo film "comercial" y lleno de defectos. Por eso le perdono su simpleza, su mediocridad: era una propuesta distinta a "Viernes 13", "El muñeco diabólico" o "Robocop": era algo humano, cálido, muy familiar.