De entrada comparto la sensación de decepción que han manifestado en esta y otras redes sociales los seguidores bondófilos del icono creado por el escritor Ian Fleming. Este parecer no es el mismo de los críticos bondófobos, contentos por la "proeza" arriesgada y hasta cierto punto forzada por su director Cary Fukunaga. No obstante, y pese a los reparos a la corrección política que brillan con luz propia, se debe indicar que el ritmo de la película es brillante si bien su larga duración es uno de sus principales talones de Aquiles.

También y como broche a la irregular etapa de Daniel Craig en la piel de 007 -constituyendo las mejores muestras "Casino Royale" y "Skyfall"- mejora con mucho a su predecesora "Spectre" pero deja muchos interrogantes sobre la trama que une al conjunto de las cinco películas. Todo dicho sea de paso es preciso haberse visto todas y cada una de las cintas del período Craig y ser consciente de los guiños a otras películas de la saga. "Sin tiempo para morir" viene a ser una actualización en toda regla de "Al servicio secreto de su majestad" (1969, Peter R. Hunt) y por sus giros inesperados con dos partes bien diferenciadas: la épica hasta Cuba y la crepuscular hasta el final del film. Por esa y no otra razón no ha sido del agrado de muchos. El último Bond de Craig tiene reminiscencias al 007 rebelde de Lazenby -cuya figura es reivindicada con esta película, congraciándose sus productores con Lazenby, y cuya carrera cinematográfica paso sin pena ni gloria- y el de Timothy Dalton en la infravalorada "Licencia para matar". Lazenby ha visto desde el cincuentenario de Bond una revaloración que llega a su cenit aquí (ojo a la canción de Louis Armstrong y a los automóviles empleados).

Volviendo al tema de las tramas aún resueltas se desconoce cuál es el móvil que mueve al villano principal -aprovechamos para indicar que es de acuerdo con críticos especializados que habría sido de desear que se hubiese aprovechado el potencial de Rami Malek cuyas apariciones en la película son casi anécdoticas y si realmente está vinculado con la organización internacional acaudillada por el presidiario Blofeld. No se entiende aún en este sentido la conexión que podría tener Quantum -una suerte de Spectre para que los productores pudieran sortear problemas legales que no les permitían relanzar a la organización archi-enemiga por antonomasia de Bond-. ¿Quién lideraba sobre el señor White, cuya presencia a veces se impone sobre la de Blofeld? ¿Por qué han despedazado una película como "Skyfall", que como "Goldfinger" en su momento mantenía independencia con la línea de películas sobre Spectra, vinculando al Silva de Bardem con Spectre? Y así quedarían en el tintero tantas otras cuestiones por poner sobre el tapete unas cuantas. El par de guionistas fetiche de los sucesores de Cubby Broccoli no han sido muy cuidadosos en limar este aspecto.

Debemos reconocer que el film en su conjunto es notable pero inferior a las mejores contribuciones de la etapa Craig pero no consideramos la película como propia de la saga ya que supone una traición a las esencias del personaje. Las concesiones que constantemente se hacen empoderando no sólo a los personajes femeninos, añadiendo villanos de escasa valía, la adecuación de los personajes que conforman la "familia" de Bond -Q, en particular- a los dictados de la corrección política y la excesiva dramatización del protagonista hasta el punto de convertirlo en el perdedor de la película constituyen puntos rupturistas y que pasarían a erigirse como una norma -equivocada a nuestro juicio- en los futuros reboots que merezca la saga. Si no fuera película de Bond sería aceptable para cualquiera. Se podría equiparar incluso con lo que representó la fallida si bien notable "El Padrino III" en la saga del Padrino. Con James Bond, más allá de que quien suscribe pidiera una dramatización del personaje no tan extrema- se va al cine a disfrutar no a ideologizar aunque represente unos ideales bien precisos del que fuera gran imperio británico. James Bond es un fenómeno de progresiva adaptación a la modernidad. Sobrevive a la Guerra Fría para llegar a nuestros días con guiños al ayer cada vez menores. Uno de los errores de esa adaptación desde un punto de vista cinematográfico es la imitación y la asimilación de fenomenos tan de moda en el cine y plataformas actuales. Con Craig -si bien las influencias se palpan en la etapa de Roger Moore sin ir más lejos en "Moonraker"- se quiso a convertir en Bond en Jason Bourne o el Caballero Oscuro. La secuenciación que tiene cada una de las cintas parece propia del universo Marvel o DC y no parece idóneo trasladar a este terreno la idea de explotar en películas menores la historia de cada uno de los personajes secundarios. Lo que podía ser un beneficio apenas podría traducirse en falta de originalidad y pérdida de identidad. La despedida de Danny Boyle como director no pareció adecuada a pesar de que había esperanzas con la llegada de Fukunawa.

Por lo demás cabe reincidir en que la película funciona bastante bien en cuanto a escenas de acción y la fotografía. La escena de créditos y hasta el propio villano parece que nos vuelven a 1962 como si se pusiera fin a una etapa de Bond volviendo a Dr. No. Pero no es así. Quienes pensábamos al final de Skyfall que eran los primeros años de 007 antes de Connery nos hemos equivocado. Cumplen las interpretaciones dando la sensación de una película coral por la cantidad de actores implicados. Me esperaba bastante más originalidad por parte de Hans Zimmer al frente a la banda sonora pero parece bastante conformista y no saltándose los cánones clásicos imperantes.