Francofonia del genial Alexandr Sokurov - Muy buena
Uno de los más importantes cineastas vivos que, como siempre, nos propone nuevas experiencias. Esta vez, a partir de una historia fragmentada en tantas partes como sea posible, Sokurov nos propone una meditación a partir de la historia del Louvre, de París, de Europa, del arte, de la civilización y de las personas.
Tal vez, el recuerdo del embelesamiento logrado en "El Arca Rusa" hace que esta nueva propuesta, alejada del origen del ruso, se aleje -aunque sólo sea en breves pasajes- del fin del realizador reemplazado por una crítica política demasiado subjetiva (que objetivamente es fácilmente contrastada) que postula que el régimen nazi durante la segunda guerra mundial resultó protectora de Europa frente a la destrucción ilimitada de la URSS.
Empieza la película y aparece el propio Sokurov, en plena realización del film, intenta comunicarse vía Skype con el capitán de un navío que lleva contenedores con obras de arte amenazado por una tormenta en altamar.
"El mar, el océano. Miro y recuerdo a Chejov: "El mar se agrandaba, sobre cada ola se quebraba otra y no hubo en ellas ni razón ni piedad. La fuerza del mar y de la historia son así: sin razón ni piedad". ¿Qué me importa de este océano? Que viva su vida y nosotros la nuestra, ¿De qué nos sirve conocer esta fuerza? Tenemos nuestras ciudades, nuestro cielo y nuestros cómodos departamentos, la vida, la belleza... un pueblo está rodeado por el océano. Un ser humano tiene un océano en sí mismo"
Es ese el contrapunto de la película -cuya estructura tiene distintos niveles: es ficción y también documental- situada en la ocupación nazi de París en 1940 con el eje puesto por un lado en el destino de las obras del Louvre, eje emblemático no sólo de la ciudad de las luces sino de la cultura europea, pero también en la relación entre el entonces director del museo (Jacques Jaujard) y el conde Franz von Wolff-Metternich (encargado alemán del Kunstschutz, de la protección del patrimonio cultural francés durante la guerra).
Al mismo tiempo, Sokurov -como ya lo había hecho en su sublime "Arca Rusa" en la que nos permitió deambular por el Hermitage- nos propone un paseo por el Louvre y sus obras (algunas harto conocidas, otras que escapan el conocimiento de muchos expertos) y reflexiona sobre el arte occidental, sobre las valoraciones del arte y la herencia cultural y principalmente sobre la relación intrínseca entre los saqueos imperialistas y la historia del museo.
Como si fuera poco, en el Louvre de Sokurov deambula el fantasma de Napoleón que presume toda su banalidad y posa frente a algún cuadro que lo representa y Marianne, que encarna a la República de Francia y repite el lema como un mantra.
"Es el pueblo. Qué rostros, qué almas. Ángeles. Muchachos. Crueles como pueden serlo, sobre todo cuando los padres duermen. Es así como empezó el siglo XX y nuestros padres se durmieron. A penas llego aquí, viene hacia mi corriendo. ¿Qué perseguimos? Dime, querido fantasma, ¿Qué nos espera? Liberté, égalité, fraternité. Marianne, amiga mia, no tengo muchas ganas de bromear".
"Alexander, es tiempo de filmar" llama una voz al propio Sokurov. "La película está lista, no se si tendrá éxito... sólo estoy yo rodeado de libros", contesta el cineasta.
La película está lista y nuevamente, Sokurov logró hacernos meditar y vagar entre sueño y realidad, pasado y presente, historia y vida.

"El buen amigo gigante" de Spielberg. Muy buena.
Frente a otras películas infantiles en vacaciones de invierno como "Buscando a Dory", la nueva era de hielo y "La vida secreta de tus mascotas", probablemente la propuesta del creador de ET no logrará batir taquillas pero sin dudas demuestra su talento para meternos en una ensoñación entrañable como los sueños que atesora el buen amigo gigante (BFG) protagonista de la historia creada por el genial Roald Dahl que se ve revalorizada en esta propuesta.

Anthropoid - Regular
Basada en hechos reales, cuenta la historia de la Operación Antropoide para asesinar a Heydrich: el artífice intelectual de la Solución Final.
La segunda guerra mundial es tal vez uno de los temas más cinematográficos, no es este el caso. Película tediosa y olvidable que pretende sustentarse por el peso de los acontecimientos. Eso si, cuenta con la bella Praga de escenario y protagonistas atractivos.

"Fences" resulta dificil de definir: es un drama, tiene toques de comedia, es histórica. Tampoco su trama es fácil de describir.
El ya avejentado Denzel Washington adaptó al cine (y protagoniza) una obra de teatro que interpretó antaño en Beoadway y el resultado es poco interesante.
La historia de un padre afroamericano que lucha contra los prejuicios raciales mientras intenta sacar adelante a su familia resultaría un poco más atractiva si no hubiera sido basada en una verborragia voraz del propio Denzel que parece haber elegido realizarse un autohomenaje en vida. Poco respiro le da a Viola Davis, siempre correcta, que interpreta a una esposa que queda relegada a soportar los abrumadores monólogos de su marido.
Intentaremos olvidarla pronto para que no tiña la trayectoria de Denzel como actor que sí merece ser honrada.

Una experta lingüista (Amy Adams) es llamada de urgencia para poder comprender qué desean las naves extraterrestres que han desembarcado recientemente en la tierra. De allí el título de la película: La llegada.
Así, junto a un equipo (entre los que se encuentran militares y un físico que pronto hará contacto sentimental con ella) deberán resolver el enigma que asusta a la humanidad.
La adaptación del relato corto "The story of your life" del aclamado escritor de ciencia ficción Ted Chiang (autor de Hugo y Nebula, entre otros) que realiza la experimentada Denis Villeneuve (recordada directora de Incendies) es muy lograda.
A pesar de que la historia pueda no ser atractiva para muchos o poco novedosa y aún para aquellos no demasiado adeptos a la ciencia ficción, la forma en que se cuenta resulta hipnótica durante sus casi 2 horas de duración. Gran parte de su atractivo es lo ambiciosa que es como un cuento de extraterrestres pero también lo humana que resulta aún en un contexto fantástico.
Resta decir que el final, que por supuesto no revelaremos aquí, da lugar a un amplio debate.