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Críticas de persona
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
9
14 de noviembre de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas más vistas por televisión en España entre 2000 y 2009 fueron: Pánico en el Túnel, El Hombre de la Máscara de Hierro, Medidas Desesperadas, Convictos en el Aire, Señora Doubtfire. Papá de por vida, Seis días y siete noches, Un crimen perfecto, Eraser, Solo en casa 3, Titanic, Rescate, Mentiroso compulsivo, El sexto sentido, En qué piensan las mujeres, Ice Age, Sólo los tontos se enamoran, Las dos caras de la verdad, El profesor chiflado, El avión del presidente, Pasajero 57, Un padre en apuros, Pretty Woman, Este chico es un demonio y su hermana también, Armas de mujer, Amor ciego, Matilda, La máscara del zorro, Parque Jurásico 3, Deep Blue Sea, Caza legal, La Roca, Smila misterio en la nieve, Buscando a Nemo, 101 dálmatas, Gladiator, Doble traición, Sospechoso, Abuelo Made in Spain o Torrente 2: misión en Marbella, en cambio Macunaíma hace más de 20 años que no se programa en televisión, lo mismo sucede con Macario (1960) de R. Gavaldón. Estos dos clásicos del cine americano se deberían emitir más a menudo ya que en América hay espacio para todos.
La película de Pedro de Andrade, más cómica e incluso política que dramática, surge de la obra del mismo título de Mario Andrade, escritor modernista de los años 20 que relató las ricas leyendas de la cultura popular brasileña, aunque modifica y adapta cosas para construir una parábola crítica sobre el Brasil de su tiempo, inmerso entonces en una dictadura militar desde 1964 y agudizada en 1968. El Cinema Novo brasileño había culminado en 1964 con Dios y el diablo en la tierra del Sol (Rocha) y Vidas secas (Pereira dos Santos) pero Macunaíma es una película menos formal, más excesiva, colorida y exuberante que permite variadas interpretaciones (como la presencia del canibalismo como metáfora de la depredación del capitalismo de las ciudades hacia el campo). Macunaíma sintetiza la búsqueda de la esencia brasileña en su encaje con la modernidad, entre lo primitivo y lo civilizado, con el tropicalismo, la lucha armada, el multiculturalismo o el esencialismo étnico o incluso las drogas o el sexo (aunque la censura estuvo atenta con las tetas) desde una visión más antropológica que socioeconómica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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5
29 de diciembre de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Berlín es cine. Los planos descriptivos de la ciudad y sus habitantes son lo mejor de esta película junto con la interpretación de Heinrich George como Biberkopf. Viendo ese Berlín bullicioso del propio tiempo del “Berlin Alexanderplatz” de Döblin me acuerdo de la interesante película “El asesino está entre nosotros” de Staudte (1946) cuya pronta (y ejemplar como el célebre poema de Niemöller) denuncia de los crímenes del nazismo se enmarca en un Berlín devastado en el que cualquier decorado no sería más que una trágica coincidencia. De un Berlín a otro pasaron muchas cosas pero sólo 15 años.

Llevar al cine “Berlin Alexanderplatz” de Döblin, “Ulises” de Joyce o “Viaje al fin de la noche” de Céline debe ser todo un reto debido a la gran cantidad de elementos literarios que contienen. Jutzi no deja de apuntar algunas líneas argumentales del libro original, pero discretas en su conjunto por su simplificación y su final edulcorado (aunque siempre nos quedará Fassbinder). La novela de Döblin, crítica de un sistema social desigual e injusto y una condición humana desquiciada, eleva a Berlín como gran protagonista y se publicó en 1929 alcanzando más éxito que la película que sólo es dos años posterior. Sin embargo, en 1933, en la Bebelplatz de Berlín, se produjo la quema de miles de libros que los nazis consideraban “degenerados” marcando el comienzo simbólico del suicidio europeo. “Berlin Alexanderplatz”, como tantas otras obras, estaba condenada, cosa que, paradójicamente, no sucedió con el director y actor principal de su versión cinematográfica.

Phil Jutzi, comunista comprometido, había realizado interesantes obras como “Hambre en Waldenburg” (1928) sobre la emigración campesina, “El infierno de los pobres o el viaje a la felicidad de madre Krause” (1929) obra demoledora sobre la lucha por la supervivencia o documentales como “1º de Mayo sangriento” (1929). Pero a partir de 1933 abandonó el llamado “cine proletario” y colaboró con la Alemania nazi dirigiendo 50 documentales menores hasta 1939 como “Las anécdotas sobre el viejo Fritz” (1935), “El alcohol y el volante” (1937) o “La malversación de fondos” (1938). Murió en 1946 en su Rheinland-Pfalz natal.

Heinrich George, también militante comunista, trabajó con Brecht e intervino en casi 100 películas como “Metropolis” (de 1926, Patrimonio de la Humanidad de Fritz Lang y Thea von Harbou). Pero también a partir de 1933 pasó a colaborar con el régimen nazi en películas de propaganda como la glorificación de las juventudes hitlerianas (continuación el la línea de “Hans Westmar. Uno de los muchos. Un destino de Alemania en 1929”) “El flecha Quex” (1933), la antisemita “El judío Süs” (1940) y muchas otras. Como Jutzi, murió en 1946 pero en la prisión soviética de Sachsenhausen.
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6
10 de noviembre de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tierra está siendo irradiada por un rayo que provoca arrebatos sexuales (lo que recuerda a la inquietante “Shivers” que rodó Cronenberg un año después) por el emperador Wang (el pervertido) desde el planeta Porno. Para detenerlo viajan Flesh Gordon (el galán-héroe), Dale Ardor (la rubia) y Jerkoff (el científico) en su nave-pene después de que la pareja cayera de un avión descontrolado por la lascivia. Sus peripecias en el exoplaneta conforman la acción contadas con una estética y efectos retro conseguidos, una música acompasada con las escenas y un guión disparatado. Se incluyen peleas con pistolas-láser, espadas y puños, tropezones inoportunos de la chica, huidas y carreras por pasadizos palaciegos y fecales, bodas concupiscentes, cópulas con la reina de la oscuridad en una nave-cisne-negro, tocamientos y uniones carnales y políticas, alianzas y discordias con grupos disidentes como los hippies del príncipe gay de los bosques y su nave-mariquita o las Amazonas anti-machistas y divas del ritual lésbico, lucha con monstruos diversos como los pene-saurios, robots con cimbreantes penes-broca, un insecto venéreo no anopluro gigante o el gran monstruo de la perversión que rapta a la chica y trepa a la torre-falo pero que, al contrario que King Kong, logra desnudarla parcialmente (se llama Harryhausen o así en homenaje al titán del stop motion).

La película se dedica a los creadores de los comics de superhéroes de los años 30 como Flash Gordon, Capitán Marvel o Buck Rogers que sirvieron para exorcizar la crisis económica y la guerra mundial (en el caso de Superman, el más logrado, habría que añadir el deseo de adaptación del diferente) no como el actual boom de los superhéroes que quizá sea el reflejo de la pérdida de la influencia global de EE.UU., reducida al poder blando. Hay dos versiones: la R y la X (algo más larga) aunque ambas resultan igual de inocentes para el público adulto actual. La película estaría más cerca de la candidez de Promises! Promises! (1963) con Jayne Mansfield (sorteando al código Hays) que al film más X que rodó después Howard Ziehm llamado Naughty Network (1981).

Es parodia, ciencia ficción y, sí, salen tetas, pero Flesh Gordon tiene poco que ver con otros subgéneros como:

- Superhéroes Z tipo Batman & Robin turcos (1972), Capitán América y El Santo contra Spiderman (1973), Superman turco (1979), Rambo turco (1983) o lamentables clásicos freaks como Los tomates asesinos se comen Francia (1991) o el Phil Caracas Jesucristo Cazavampiros (2001).
- El cine erótico-político generosamente poblado de Russ Meyer o el nudismo de Doris Wishman como Nude on the Moon (1960) u otros films con la superdotada heroína Chesty Morgan.
- Curiosidades como Orgy of the Dead (1965) escrita por Ed Wood, Ciudadanos Kane del porno como Little Girls Blue (1978) de Joanna Williams, exploitation como Scum of the Earth! (1963) de Gordon Lewis, pseudo-porno-ciencia-ficción como Café Flesh (1982), 2002 Una Odisea Sexual (1985) o Penetrator 2 (1991), etc.
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1
25 de julio de 2011
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre Reagan y Milnius hay un grado de separación a través de Don Siegel: Reagan trabajó en la interesante revisión del clásico Forajidos, Código del hampa (1964) y Milnius fue autor de las imprescindibles frases de Harry el sucio (1971). Posteriormente Reagan y Milnius convergerían como actores del nuevo conservadurismo hegemónico de los ochenta.

En 1937, tras la proyección de Tierra de España de Ivens, el comité de Artistas cinematográficos de ayuda a la República española envió a Errol Flynn a Barcelona con un millón y medio de dólares. En 1981, durante el rodaje de Conan se produjo el bochornoso golpe de Estado del 23F y, aunque ese día se paró el rodaje, se cuenta que Milnius brindó por ello. En Conan, como en sus geniales aportaciones en Jeremiah Johnson (1972) o Apocalypse Now (1979), Milnius da rienda suelta a su concepción de la violencia (hasta el punto que una escena no se llegó a incluir en el montaje: un jinete se acerca a Conan y éste le derriba tras segar con un golpe de su espada las cuatro patas del caballo) sin embargo aquí no acierta con la comedia.

Red dawn (Amanecer rojo) que bien podría llamarse Red drawn (Amanecer demacrado) presenta indudables gags pero si en Uno, dos, tres (1961) Wilder nos presenta una escalofriante escena de tortura de la Stasi al joven Otto, este film no saca el mismo partido cómico de las situaciones trágicas. Espero que la versión de 2011, que cambia los rusos por los coreanos del norte, de un giro de tuerca más a la comicidad de la propuesta. Sigue spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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9
12 de diciembre de 2009
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta imprescindible película es muy recomendable para todos los que quieran ver Nueva York desde los ojos del lobo, ya que este Nueva York no es el de Scorsese ni tampoco el de Woody Allen. La película es una crítica de demolición contra la especulación urbanística descontrolada que padeció la ciudad en décadas pasadas. Barrios enteros de la gran ciudad son demolidos y reconstruidos arrinconando a sus ciudadanos en espacios artificiales que acaban por desatar los miedos. La película plantea que este destrozo (como metáfora de las catástrofes ecológicas y humanas que produce el progreso descontrolado de los sistemas económicos) puede traer consecuencias irreversibles: desapego de la naturaleza y las propias raíces y, en consecuencia, de la propia esencia del ser humano, la esclavitud de la vida sedentaria, el desprecio a las culturas autóctonas, etc. Después de que los indios nativos sacaran unos pocos florines a los holandeses por la isla improductiva y pantanosa, los lobos descuartizan en Manhattan a los promotores inmobiliarios y campan a sus anchas por las calles recorriendo Nassau hasta el barrio financiero. El hombre es un lobo para el hombre y Wolfen son los llantos de los lobos en la noche de Battery Place. Wadleigh ya nos dejó perlas en este sentido en “Woodstock” (1969), con la desgarradora versión del himno americano que brotó del genio de Jimi Hendrix una mañana de agosto de 1969.
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