5 minutos de gloria:

Imponente drama sobre el problema de la reconciliación, vista desde el interior de las dos partes del conflicto: dos vidas rotas frente a frente.
Han pasado 30 años desde la guerra del Ulster, Lian Neesson, entonces un joven militante protestante, tiene en su haber psicológico el asesinato a sangre fría de un católico delante de su hermano pequeño. Era una época radical en la que un adolescente no veía más opción que zambullirse en aquella ola de violencia. Ahora, tras una vida marcada por aquel hecho terrible, quiere encontrarse con aquel chico, el hermano de la víctima, interpretado por James Nesbitt con gran expresividad, cuya familia quedó destrozada tras aquel asesinato y cuya tremenda herida emocional apenas si ha quedado superficialmente tapada por su actual nueva familia. Ante el inminente encuentro, vive tempestuosamente la necesidad de venganza.
El director hace un uso magistral del contrapunto entre la sobria interpretación, casi lacónica, de Neesson y la exuberante, casi histriónica de Nesbitt. La película, en clave de thriller psicológico, mantiene en todo momento el suspense, cifrado sobre todo en el proceso emocional de la víctima. Una visión auténtica de un problema terriblemente actual..., piénsese si no en los jóvenes yihadistas o en las víctimas de ETA. Decididamente recomendable.  

Una película con una temática de enorme actualidad, pero narrada con la artificiosidad y manipulación sentimental, propias del "estilo americano". Entretiene, pero con tanto elemento innecesario, no convence.

La historia de dos hermanos, caracterialmente opuestos, contada con el tono amable y sentimental tan propio de Daniel Burman. Destaca la descripción realista del carácter de ella, una mujer de "eneatipo dos", histriónica y manipuladora, perfectamente calcado por Graciela Borges, y la gran interpretación de Antonio Gasalla, el bondadoso hermano encarnando las virtudes que la comedia pretende resaltarnos.
La resolución peca de ingenuidad, pero es un cine que se ve bien, no pretende más que lo que nos presenta y deja un agradable sabor de boca en el espectador.

La película nos revela cómo una nueva vida se abre camino a través de unas complejas circunstancias y a pesar de tantas dificultades. De factura correcta, pero algo fría y distante, tanto que el personaje central queda algo desdibujado, sin que terminemos de calar sus motivaciones profundas. ¿Supone para ella el embarazo "un refugio" en medio de su desorientación vital?. Precisamente esta debilidad en el análisis psicológico de la protagonista no permite que el mensaje moral de la historia se nos revele más a las claras. Una cinta austera e intimista, nada pretenciosa, pero falta de garra.

El singular paisaje de las Highlands respira, a través de una música propia, en medio de este relato épico de romanos. Los britanos aparecen muy realistas, con su vida tribal y sus ceremonias, como si fueran los indios americanos de 15 siglos después. El argumento es de ideales y sentimientos potentes, pero no se matiza suficiente la diferencia cultural entre romanos y britanos. Ambas culturas estaban en un nivel de desarrollo muy distinto y, sin embargo en la película, hablan el mismo lenguaje y con los mismos valores. Ha faltado pues un asesoramiento histórico y sociológico que hubiera aportado solidez argumental. La historia transcurre con interés todo el tiempo y al final te deja esa sensación infantil de haber visto un peliculón, "una de romanos", pero no te deja mucho transfondo.