Supongo que el director no tiene la culpa de que haya tantas películas de nazis que están perfectamente ambientadas, pero el hecho está ahí. El resultado es que no puedo evitar compararla, y la ambientación de esta película no está conseguida en absoluto. No vemos nazis y judíos, sino actores que hacen de nazis y actores que hacen de judíos, en un ambiente que no nos creemos en absoluto. Un presupuesto un poco más holgado habría ayudado. Le doy un 7 que no se merece.

No es la primera vez que, despues de ver los episodios de una muy buena serie, uno va a ver "la película", y la película se cae por falta de una historia que pueda llenar noventa minutos. Las escenas larguíssimas vacías de contenido no pueden ser la única diferencia entre un episodio de diez minutos y un largometraje de noventa. En una película de noventa minutos, los guionistas tienen que estrujarse más los sesos, y en este caso, una vez más, tampoco lo han hecho. Lo único que salva (sólo un poco) esta película son las escenas escatológicas, como es lógico esperar del personaje. Pero tampoco encontramos, ni de lejos, suficiente sal gorda. La historia, traída por los pelos. La banda sonora, totalmente inapropiada. Al final no tenemos más remedio que preguntarnos: ¿Era necesario el largometraje?

Flojo el guión, floja la actuación... Pierce Brosnan encarna a un asesino a sueldo que está acabado. Y el papel le va que ni pintado, porque Pierce Brosnan, no el asesino sino el actor, también está acabado.

Un puñado de chicos guapos, mucho paisaje bonito, mucha cámara lenta, mucha musiquilla hortera... Y una absoluta falta de argumento. Da igual que la película dure 78 minutos o cuatro horas, el resultado sería el mismo. La película ni avanza ni retrocede. Y el final no puede ser más previsible. Cuando empiezan los créditos finales no me puedo creer que haya perdido una hora y cuarto de mi vida de una forma tan estúpida. Un auténtico coñazo almibarado.