"Demasié" en acción, adrenalina, motivación. Toda una aventura para flipar y generar saliva sin parar debido a la batalla constante entre unos pocos seres humanos y una poderosa fuerza extraterrestre guerrera invasora.

Unos alienígenas han invadido la Tierra con métodos de conquista violenta, mortífera y colonizadora. ¡Ah, pero ellos no contaban con un pelotón de marines USA donde el figura es un sargento curtido en cien batallas, experimentado y de los que mientras el oficial al mando siente aturdimiento ante cada decisión a tomar, él piensa rápido y resuelve con efectividad las vías a tomar y qué hacer a cada instante! Un sargento con madera de líder, de héroe, que nos hace llorar de emoción con su manera valiente de comportarse. Un sargento inteligente del Cuerpo de marines USA que junto a sus hombres, cuando les dicen: "Abandonen", "retírense", responden por lema: "¡Y un cuerno!"

Toda una película para disfrutar, que los amantes del género bélico gozarán y ante la que al final quedarán con ganas de una continuación (que la habrá seguro). Toda una película que pone de manifiesto la grandeza de los que resisten cuando son invadidos, ya sean los afganos que resisten a las tropas invasoras de EE.UU. o Europa allá en Afganistán, o los libios de M. Gadafi, que resisten a la pseudo pacifista Carmen Chacón y a las tropa invasoras de la NATO que han ido allí a bonbardearlos, y a intervenir en su suelo patrio.

Buena película que loa a los defensores de la patria o de su tierra (aunque sean gadafistas contra dizque "demócratas" enviados por ZP "el pacifista de estrategia para alcanzar una presidencia de gobierno") frente a los invasores (aunque sean más listos, desarrollados, más buenos y más civilizados).

Película regular, como regulares son casi todas las películas de Joel Coen y de su hermano (por suerte para ellos, no para los espectadores, han irrumpido en un mercado de cine donde la sangre, la violencia, los asesinatos y los tipos desquiciados parece tener mucha demanda y esto les ha hecho alcanzar bastante éxito).

La película cuenta la historia del dueño de un bar cuya mujer se escapa con uno de sus empleados y «le pone los cachos». Entonces el empresario manda a un detective privado (un tipo algo así como Chiquito de la Calzada) a matarlos. ¿Qué pasará?

Mejor no se pongan a verlo, perderán más de una hora preciosa de sus vidas en contemplar una medianía de película, eso sí: dirigida por los sobrevalorados hermanos Coen, ya saben ésos casi elevados, por algunos aduladores, a la talla de los magníficos Joseph Kane o John Ford.

La película es digna de verse, sus efectos especiales aplicados a las batallas antiguas entre guerreros chinos y a las estrategias de guerra, merecen la pena contemplarse, tanto en el filme primera parte como el esta segunda entrega. Además tiene sus toques de filosofía y sabiduría china.

A destacar temas tan bien filmados y desarrollados como la amistad que se fragua entre la princesa del ejército del Sur y un enemigo o soldado del ejército del Norte; o también el aparente ataque de la pequeña flota del ejército menor o del Sur (de muchos menos recursos armamentísticos, pero rico en pensadores y estrategas) contra la numerosísima flota naviera del ejército invasor o del Norte para conseguir gratuitamente gran número de las flechas enemigas y así armar a los desabastecidos arqueros de la parte más débil o ejército del Sur.

Estupenda en apariencias de ciencia ficción y fotografía; pero demasiado "piñazo" en argumento y argumentación.

Te duermes, sueñas con salir lo antes posible de la sala de cine o de delante de esta película, te hormiguean las piernas, es casi una tortura.

Floja, floja y requetefloja.

Yo no se la recomiendo a nadie, por más que el guión sea de un viejo que va a morir en una sociedad futura donde por lo visto ya nadie muere, y el tipo se pase casi todo el filme recordando cosas que hizo o que pudo hacer, sin pie, sin cabeza, sin ninguna imantación de verdadero interés.

Sólo pasable. La verdad es que David Mamet cada vez gusta menos y deja entrever más chorizadas propias de guionistas que se inventan pasos y salidas mediocres en guiones que se le atragantan. Aquí usa la misma gilipollez que en "Casa de juegos" (USA 1987), consistente en poner a un policía abriéndose la chaqueta y dejando entrever por descuido su placa policial frente a un observador que de ninguna manera debía descubrir eso. ¿Lo hace a propósito, trata de tomarnos el pelo, se repite como un patético tipo famoso al que las musas lo han abandonado? No sé, pero esta película como otras de acción de las que ha escrito y dirigido Mamet, deja mucho que desear, impropia de un creador con gran cartel de crear maravillas. En cambio, hay que reconocer, que cuando escribe o dirige obras serias, graves, de metodología reflexiva, teatral o casi teatral, como "Oleanna", Mamet nos impacta y hace que le admiremos por su buen hacer, por su gran singularidad y valía.