Esta comedia no debió ser nunca película. Cuaja más en teatro. Es decir, con un público que asista en directo a enredos y humor "de género", a gestos sobreactuados que logran arrancar una sonrisa momentánea y un guión olvidado al salir del patio de butacas. Con esas bromas que provocan un choque de codos cómplice. No es más que eso, pero sin desprestigio: de vez en cuando vienen bien estas píldoras de humor, para los días apáticos y de dolor de cabeza.
Por lo demás, el reparto heterogéneo y profundamente español ya va avisando del resultado. Lo dicho: mejor en teatro.

Quiero ser concisa: a quien le encante Batman, o a quien haya leído los cómics y esté buscando una peli que los represente fielmente y que consiga hacer avanzar psicológicamente a los personajes en las apenas dos horas y pico que permiten los films, esta es su oportunidad de deleite.

Una dosis equilibrada de acción, amor y descripción de los personajes. Tal vez larga, pero logrando provocar las emociones justas y necesarias. Mejor en cine y mejor en Blue-ray.

¿Comparaciones con versiones previas? Para qué. Cada una tiene su época, sus actores y directores y sus bat-trajes. Esta es diferente, nueva y buena. Ajustada, entretenida. Murió Ledger, sí. Asombró Nolan después de un American Psycho discutible, también. Pero un espectador no necesitaría más, el resto es cultura cinéfila que, aunque viene bien, para disfrutar de esta película no es específicamente necesaria.

Consejo: disfrutadla.

¿Sabéis esa sensación que se le queda a uno cuando por su cumpleaños le dan un regalo que ni se esperaba ni le apetecía, y que encima no le gusta? Lo primero que se te pasa por la cabeza es cómo demonios puedes cambiarlo, o por qué para una fecha tan señalada te hacen algo así, cuando había mil oportunidades para acertar e incluso mejorar aniversarios previos.

Así me he sentido con el lanzamiento de esta serie. Nada que ver con el Spiderman de los 90. Con esa serie que, carente de medios y de efectos especiales, cuando eso del 3D era una engañifa y seguramente una ciencia ficción, supo cautivar a cientos de adolescentes que, sin haberse acercado jamás a una estantería de cómics, pudieron admirar al hombre araña que se les colaba en casa a través de la pequeña pantalla.

Infantilizados, carentes de todo el espíritu irónico, seductor y reflexivo del Peter Parker que habíamos conocido, aparecen ahora dibujos regordetes, haciendo uso y abuso de los nuevos medios tecnológicos. No, no vale. Los niños ahora piden mochilas y muñecos de uno que ya no es el Spiderman original. Casi casi, publicidad fraudelenta.

Y una se pregunta por qué, cuando mejor puede hacerse algo, más se estropea. Lástima, gran lástima. Seguramente se unirían cuatro con ganas de hacer caja aprovechando el tirón de las películas y de la era de "superheros" que vivimos y prefirieron asfixiar lentamente la verdadera esencia que hacía a Spiderman atrayente. Y eso una fan no lo perdona. Cuesta.