Violencia. Mucha violencia. Esta vez la excusa es el fútbol, mangarrianes de tres al cuarto buscando camorra y encontrándola. Cuando la violencia gratuita no es suficiente es lo mejor es pasarse a las drogas, que combinan a la perfección y ya puestos pues por qué no hacer un poco el pseudomafioso, que tiene buena acogida entre según qué feminas y claro, la cosa se va desmadrando paulatinamente, pero ya se sabe que quien mal anda... o no. O sí.

Lo curioso es que Carlton, el gladiador de los esteroides, quiere dar a entender que tiene principios, eso si muy originales.

Lo que queda por preguntarse es si la cinta es realmente necesaria: para mí, no.

Siento no estar de acuerdo con las otras críticas, pero es que no le veo el sentido a la película, no entiendo ese supuesto alegato sobre los sueños y la realidad y no alcanzo a ver dónde está la comedia, más bien parece que los personajes adolecen de una tremenda desesperación y falta de inteligencia (si esto es lo que se pretende, todavía peor) y un continuo absurdo. Creo que el contenido podría llegar a estar bien si su continente fuese distinto y también creo que si no figurara Woody Allen como director, el film pasaría con más pena que gloria. No soy un experto sobre este director, pero me parece una película impropia de él.

Película lenta y repetitiva en la que Nicolas Cage en carna a un... en verdad no me ha quedado claro cuál era su trabajo, así de explicativa era la película, al parecer trabaja en una agencia, donde tiene una secretaria a la que amarga la existencia por culpa de un contrato que no aparece, todo esto mezclado con su deterioro a causa de que conoce a una mijer vampiro (tampoco sé muy bien cómo) que, a base de mordicos, le va convirtiendo poco a poco en vampiro.

Si alguien espera ver una película de vampiros, en ésta sólo encontrará colmillos de plástico.

Antonietta es una mujer con seis hijos un tanto egoístas y un marido al que no ama que conoce a un hombre con intenciones suicidas y con el que entablará una relación de amistad en la Italia fascista.

Película bien construida, con sólo dos personajes y no se hace pesada, acompañada por una banda sonora que contribuye en gran medida a que la historia transcurra agilmente y que no es otra cosa que la radio italiana narrando el encuentro entre Mussolini y Hitler en 1938.

Como curiosidad, se puede ver a una Sophia Loren atípica, al menos para mí, que siempre la he visto de punta en blanco.

Patriotismos aparte, película sumamente interesante para conocer la crueldad de la guerra y su incongruencia. Sobresaliente papel de Mel Gibson, al que le vienen como anillo al dedo interpretaciones de personajes con gran carga dramática. La única condición para verla es estar preparado para soportar una gran dosis de tragedia, no siempre compensada por los momentos de comedia que nos podemos encontar en las distintas fase de la película