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Israel Israel · santiago
Críticas de korzowei
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
8
5 de enero de 2016
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“Por qué has decidido hacer esta película?”

“Porque odio a la policía”.

Así de tajante se mostraba Gen Takahashi respecto a Confessions of a Dog, la cual, argumenta, todo lo que muestra es cierto. Basándose en el trabajo del polémico periodista Yu Terasawa (culpable directo de la expeditación de decenas de policías y receptor de amenazas directas por parte de los mismos), el director nos introduce en las cloacas de las fuerzas de seguridad del estado nipón.
La película tiene una duración de 3 horas, pero ninguno de los minutos es sobrante, pues está perfectamente articulada para que no perdamos el ritmo ni la tensión en ninguno de los 3 actos en los que se divide. Comenzando por los torpes inicios del oficial Takeda (maravilloso Shun Sugata) como patrullero a pie de calle, pasándo por su ascenso a comisario y su integración en un sistema de corrupción y recompensas, hasta llegar a la última parte del filme, donde se comenzaran a destapar todos los trapos sucios y los rastros de mierda que Takeda ha dejado, haciéndole caer en desgracia.
Creada en 2005, pero no distribuida hasta 2009 debido en parte a los peliagudos temas que trata, Confessions of a Dog no es una peli ni tremendista ni dada a florituras. El estilo es sobrio y comedido, a penas unos cuantos planos manieristas, la tónica es dejar que el relato hable por si mismo en una peli puramente narrativa y poco dada a la espectacularización.
Comparada con las películas de polis corruptos típicas de USA (Dirty Harry, Teniente Corrupto), en ésta ni el carisma de su protagonista ni las acciones escandalosas que lleva a cabo son el foco del relato. En vez de eso, la historia de Takeda se nos presenta como un ejemplo cualquiera dentro de un mal sistémico que afecta a todo el entramado policial: el abuso de poder. Takeda no es un chivo expiatorio ni una manzana podrida, es una víctima más de un modelo de policía que no conoce otra forma de actuar que no sea la corrupción y la obediencia ciega a sus superiores. En este sentido, Takeda, a pesar de sus deleznables actos, no llega nunca a infundirnos más rabia que lástima. La gran diferencia (y la osadía de Gen Takahashi) es juzgar a la policía no por sus miembros, si no como un todo, una forma de entender el monopolio de la violencia que no conoce otra forma de comportarse que no sea mediante el abuso.
Frente a unos medios de comunicación serviles, una justicia compinche y una población adormecida, los héroes de la historia acaban por ser un reportero despistado y rebelde y un joven macarra yakuza, personajes fuera de los bordes del sistema social que, precisamente por no estar dentro de éste, son los únicos que escapan a su corrupción. Confessions of a Dog no quiere justificar acciones ni señalar culpables individuales, para Gen Takahashi el problema no son los policías, si no la institución de la policía en sí.
En esta pesimista visión de la realidad, el foco se coloca en la imposibilidad de los agentes individuales de superar de las lógicas que imperan en ese mundo, los castigos que reciben aquellos que se atreven a incumplirlas y la pasividad de todos aquellos que aceptamos ese aluvión de corrupción sin que hagamos nada por romper el círculo.
Si hay una palabra que defina esta película mejor que corrupción es sin duda obediencia: lo que el director considera el verdadero lastre de una sociedad que acepta lo inaceptable solo por rutina y falta de crítica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
korzowei
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