Reconozco que no soy un superfan de los Hermanos Marx, pero no deja de ser cierto que tienen momentos de humor irrepetible. Lo que pasa es que es un humor único, porque se mezclan los gags visuales donde normalmente Harpo se lleva la palma, con los gags hablados, tremendamente cínicos, constantes, burdos a veces pero geniales, donde Groucho y Chico suelen tener escenas magistrales: me quedo sin duda en esta película con el interrogatorio que le hacen al enano, sublime, sin más.
Por otro lado, al menos en esta película, sobran los momentos musicales, aunque particularmente disfruto con la forma de tocar el piano de Chico.
Película recomendable para pasar un buen rato.

Han pasado ya años desde que la situación política en Sudáfrica se normalizó, pero no es malo revisar o descubrir viejos errores del hombre blanco, que en este país, fueron especialmente crueles y nos llenan de verguenza. Por este motivo, la película se ve más como un documental y saca más partido de contar lo que pasaba allí, la crueldad a la que fueron sometidos los hombres de color, que a narrar la historia de amistad entre un hombre negro, todo un lider, y un hombre blanco que le abrió su corazón y que fue capaz de entender lo que ocurría hasta el punto de llegar a ser uno más de ellos, uno más de los hombres sometidos por el sistema político. Aunque larga, la película no se hace nada pasada, y Kevin Kline está convincente.

¡Qué fácil es poner una mala nota a esta película!. De acuerdo que es simplona y bobalicona y que está preparada para el lucimiento de Olivia Newton-John; pero hay tantas que no tienen ni una buena banda sonora como ésta, y se las puntúa mejor...
En fin, que para mi no ha sido ningún problema volver a verla después de 25 años, y deleitarme con Olivia, con su voz y con su presencia (¡qué tiempos aquellos en que nos volvía locos!), y también con un entrado en años Gene Kelly, todavía capaz de marcarse un par de elegantes bailes. Lo demás, en este caso, es prescindible.

Un Patrick Swayze algo entradito en años protagoniza esta película sencilla, sin mucha ambición, y que consigue lo que pretende, entretenimiento sin excesivos alardes ni pretensiones. Cierto que el argumento es también flojo y que sabes de antemano como va acabar, pero no creo que el fin de todas las películas sea sorprendernos al final. De vez en cuando se agradece ver una cinta de éstas, que no te haga pensar en exceso, y que acaba como quieres, bien. Seguro que la mitad de los que la han visto y la han puesto de un cinco para abajo, tarde o temprano, solos o con sus hijos, la vuelven a ver, porque no tiene malicia.
Hay que ser un poco más generosos con las notas o no tendremos nada que ver.

A esta película, que la tengo un especial cariño, la destacaría por dos cosas en concreto: su banda sonora, con dos canciones interpretadas por Diane Lane tanto al principio como al final de la película, que son dos de mis grandes favoritas; y por supuesto ver a una preciosa Diane Lane de jovencita, una Diane Lane que ha tenido que llegar a la madurez para que sea parcialmente reconocida su valía. Aún así, sigo creyendo que la critica ha sido injusta con esta mujer, una de las más bellas y mejores actrices del panorama cinematográfico.