¿Pero que me acaba de pasar? ¿Qué es lo que acabo de vivir? No he podido escapar ni un momento de esta jaula de terror, intriga y desasosiego. Un ejercicio estilista diferente, antiformalista y destinado solo a cosmonautas atrevidos. Fascinante película, en dónde da igual la historia que subyace debajo de la niebla lo importante es dejarse llevar y disfrutar de un viaje oscuro y único.

Sorogoyen sabe tensar la cuerda, es un as rodando escenas, lo demuestra una vez más con este thriller cochambroso y oscuro que sobrevive a sus propios pesares. Roberto Álamo, me seduce con la construcción de un personaje aparentemente básico pero profundamente complejo y turbio. Hay momentos de gran cine en la pantalla, con un gore muy nacional y retazos de humor ácido impagables. Pero cuando la historia se aleja del thriller policial y se adentra en el terreno de las relaciones personales, se pierde. Además el personaje interpretado por Antonio de la Torre es insufrible, hecho que quita atención a otros méritos destacables que le rodean. Es un espectáculo irregular en sus cierres narrativos, pero recio a la hora de mostrar la aspereza de sus acciones.

Su buena fotografía, su notable edición y su excelente banda sonora no pueden esconder su banalidad argumental, su estructura tópica y sus personajes maniqueos. A pesar del buen trabajo de Luis Tosar el metraje tiene sabor a refrito, a Western ya visto anteriormente y sin suficientes alicientes que la hagan especial en ningún sentido, por supuesto, ni siquiera que esté rodada en el sur de España. Película entretenida, si quieren, pero que aporta poco o nada al imaginario de este género prolífico del cine.