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España España · Madrid
Críticas de OsitoF
Críticas 2.102
Críticas ordenadas por utilidad
5
29 de diciembre de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alex Garland pasa por ser uno de los directores y guionistas actuales más creativos de la actualidad y, encima, con cierta orientación hacia la ciencia-ficción que tiene más mérito (no es lo mismo poner tu imaginación talento al servicio de dramas médicos que de rollos futuristas, con todo mi respeto para los dramas médicos). Es verdad que, desgraciadamente, nadie dijo que la vida fuese fácil, también pasa por ser un director con notoria facilidad para dejarme el culo torcido mientras que no he tenido problema para conectar con películas que ha firmado como guionista, lo que me lleva a pensar que es un tío con muy buenas ideas, pero que necesita que otros las lleven a la práctica o las pulan para darles un sentido más comercial (por no decir otra cosa).

“Ex machina” se ambienta en el mundo de las Inteligencias Artificiales (IA) con el enfoque prudente y mesurado correspondiente a su época (2014) que entendía lo relacionado con IA como eso: como formas de inteligencia (de ahí viene la I) creadas por el hombre, es decir, artificiales (de ahí viene la A) y que fuesen capaces de tener pensamientos propios y, en casos extremos, llegar a ser conscientes de ellas mismas y de sentir. Por ese lado, la película es agradable, porque se aleja del sensacionalismo mediático que rodea al hype actual con lAs y en las que todo es una IA. Si Loreal hace un champú anticaspa creado con algoritmos y programas de ordenador enseguida le ponen la etiqueta de «desarrado por una IA». Si la Universidad de Miami Me Lo Confirmó (la MLCU de Miami) analiza con un programa los datos de las crecidas de los últimos 30 años en los Apalaches y dice que es mejor no edificar en el margen de un río poco cuidado, rápidamente se habla de «urbanismo diseñado por IA». Vamos, que la prensa se ha dado cuenta de que la gente está sensible con el tema de un Skynet que acabe con la humanidad y no para de echar gasolina hablando de IA para referirse a las mejoras en las capacidades de procesamiento de los sistemas.

Asi las cosas, “Ex machina” nos lleva al escenario estándar del científico que crea vida (¡estoy vivo!) pasado por el filtro de Touring en el sentido de otro científico tratando de validar si la cosa está realmente viva (¿estoy vivo?). Técnicamente, la factura es extraordinaria. La fotografia, la iluminación, la composición escénica… todo nos lleva a una concepción visual preciosista y sobrecogedora que evoca un futuro no muy lejano o un presente hipotético. Me creo sus propuestas en cuanto a lo que podría ser una laboratorio de IA e, incluso, de sus resultados. Su ritmo es lento, rozando la parsimonia, con discursos, descripciones y transiciones que otros directores habrían simplificado o sacrificado, pero que encajan en el concepto Garland de la narrativa: me da igual que la cosa quede entretenida mientras quede realista.

Y, realmente, “Ex machina” sí es realista. Tras mucho preámbulo, mucha tecnocháchara y mucho gadget, me sumerjo en la película sin problemas y siento que estoy en un laboratorio ultra-moderno rodeado de cosas sintientes. El problema es el que comentábamos al principio: «tengo buenas ideas y las hago creíbles…¿y ahora qué hago con esto?». Tras tanto follón, la propuesta se reduce a una historia femme fatal en un marco que no difiere mucho de “Blade Runner”. A partir de ahí, creo que las valoraciones variarán en función del conocimiento técnico del espectador. Cuanto menos contacto profesional con el mundo IT, más posibilidades de aceptar a máquinas conscientes y manipuladoras y más sensación de peliculón. Los que trabajamos con tecnología y con la gente que la desarrolla (lleno de genios, de funcionarios y de cuñados, más de los últimos que de los primeros) pues, en fin, como que hay que dar por buenas muchas conveniencias de guion para sentir que la película discurra como discurre.

Para mí, veo que la película trata el tema con mucha solemnidad y mucha pompa (aparte del virtuosismo visual), pero deja de convencerme hacia la mitad de la película. Sin tanto fasto, me pareció que "Archive" entendía mejor el mundo de la ingeniería y la robótica. De todos modos, la recomiendo. Lo normal es que la reacción menos positiva sea como la mía: "bah, bueno".
OsitoF
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6
13 de enero de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada por Allen en EEUU ya de vuelta de su periplo europeo, “Irrational man” mantiene todavía algunas de sus inercias como la de dar formato de largometraje a un argumento con alma de relato corto o como dar un tratamiento superficial a temas serios como la muerte, la venganza o el asesinato. En ese sentido, parece abandonar definitivamente la estructura de múltiples personajes con diversas historias interrelacionadas que terminan confluyendo y consolida el foco en una única historia con un protagonista central del que apenas se aparta la narración y que deviene en un ritmo resultante extremadamente veloz, desbocado por momentos, en el que los acontecimientos se suceden sin prisa, pero sin pausa, el tiempo pasa volando y los créditos finales aparecen mucho antes de lo que esperaríamos.

“Irrational man” maneja varios personajes pero juega a identificarnos con uno de ellos, el interpretado por Joaquin Phoenix, a meternos en su piel y sufrir y disfrutar según sus evoluciones. Su premisa es una brillante derivada de “Extraños en un tren” y nos tiene enganchados durante gran parte del metraje con una trama que tiene notas de “Match Point”, en el sentido de personajes peleando contra el destino, aunque con un tratamiento más frívolo, tipo “Scoop”. Quizá el final, al menos para mí, desmerece un poco: consigue mantener una tensión sana hasta el final, pero dilapida su considerable crédito adquirido con un desenlace poco natural al que se llega tras numerosas conveniencias y casualidades. Da la impresión de que la película se desarrollaba con bastante fluidez, pero en una dirección que conducía a un final inapropiado y hubo que arreglarlo a base de parchear el guion con remiendos poco digeribles.

En todo caso, supongo que habrá a quien le guste y a quién le descoloque y, de cualquier manera, estamos innegablemente ante una película con todo el estilo y el sabor de Woody Allen. Igual que el ritmo, su humor, su sonido, su fotografía y sus composiciones visuales son las que ha ido dejando ver en los últimos años, quizá más refinadas. Puede no ser una obra brillante, pero se deja ver con interés.
OsitoF
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3
13 de octubre de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decía el cantamañanas de Jorge Valdano, en una de sus sentencias más afortunadas, que «el fútbol es un estado de ánimo». Yo creo que el cine, también: el estado de ánimo con el que ves cosas como esta “El mundo es nuestro” es lo que hace que las consideres una película o un espectáculo humorístico en formato gran pantalla. En este caso particular, en principio, yo me inclino más hacia lo segundo que hacia lo primero, con el dúo cómico ‘Los compadres’ (formado por Alberto López y Alfonso Sánchez), protagonizando una evolución a largometraje de la serie web que hizo famosos a sus personajes Cabesa y Culebra, dos delicuentes sevillanos de poca monta.

El resultado es el esperado: un esperpento sólo para fans donde sus mejores sketches, chistes que pueden triunfar en las distancias cortas, se diluyen en interacciones con actores de verdad; con abuso hasta la saturación del supuesto gracejo que tiene el acento andaluz y llenos de silencios incómodos y escenas y escenas de relleno. Nada distinto, por otra parte, a lo que vivieron Los Morancos, Los hermanos Calatrava o Cruz y Raya cuando les convencieron para exprimir su éxito con productos ad hoc y trataron infructuosamente de sostener con sus gags característicos y sus personajes icónicos películas de hora y media con tramas que encorsetaban la libertad de acción a la que estaban acostumbrados.

Puedo conceder que, aunque “El mundo el nuestro” comparte la filosofía de “Sevilla Conection” o “El ET y el Oto”, su factura está más cuidada y consigue mantener un ritmo decente, casi de película seria. Y que hay cierto trabajo detrás de su aspecto improvisado y amateur. Pero, en conjunto, se trata simplemente de un conjunto de situaciones facilonas, supuestamente cómicas, con unos caraduras riéndose a costa de pijos y adinerados cuya valoración depende de lo que conectes con su tonito simplón e irreverente. A mí, personalmente, me hace poca o ninguna gracia. No simpatizo con el humor de Los Compadres ni en el fondo ni en la forma. Ni con su acentazo, ni con las situaciones alocadas, ni con lo que representan sus trasuntos, esa exaltación de los jetas, de los espíritus libres que prefieren vender pañuelos en un semáforo a un trabajo de oficina y reniegan de una sociedad pensada para vivir de acuerdo con unas reglas.

No veo que “El mundo es nuestro” pase de curiosidad. De hecho, visto lo visto, me quedo con Los Morancos, que por lo menos no van dando lecciones de nada a nadie.
OsitoF
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6
14 de agosto de 2019
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western moderno camuflado de película policíaca que destaca por una fotografía que saca partido de los paisajes montañosos de Wyoming, por un par de escenas con tiroteos muy bien coreografiadas y por una historia que va de menos a más. Empieza avanzando entre los tópicos habituales de un crimen asignado a una novata del FBI en una reserva india y avanza a un ritmo desesperadamente lento recorriendo las paradas esperadas: conflicto de jurisdicciones, experto local que se resiste a colaborar en su día libre, experto local traumatizado por situación personal del pasado, falta de medios modernos para investigar, necesidad de adaptación a la cultura nativa americana… Pero poco a poco, a medida que la trama se centra en el qué, coge forma y se deshace de todo lo superfluo, queda una historia simple – en el buen sentido-, centrada y entretenida.

La película ha recibido buenas críticas y se destacó a su director y guionista Taylor Sheridan. No sé qué decir. Respecto al guión, su principal punto débil son unas subtramas plagadas de psicología de baratillo, color nativo americano y supuestas buenas intenciones respecto a visibilizar los crímenes en las reservas indias, que según los últimos diez segundos de película, no se suelen investigar. El caso es que están extraordinariamente mal integradas, metidas como pegotes a la trama principal y no hacen más que lastrarla. Estoy convencido de que se pueden eliminar por lo menos quince aburridos minutos sin que afecte en nada a la inteligibilidad de la obra.

Si resistes la primera media hora y te sumerges en la trama, termina siendo interesante.
OsitoF
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8
10 de agosto de 2020
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si ves dos veces una película de dos horas y pico y la disfrutas o valoras más, es que o la primera vez la viste sin la atención debida o que la película tiene algo realmente especial. O un poco de las dos cosas, claro. Me queda claro, ahora, que en su momento no pasé de la superficie de una película curiosa que, siendo una producción americana recreaba un caso policial en la Unión Soviética profunda durante la Guerra Fría. Quitando lo pintoresco que resultaba ver lo arcaico de los métodos de investigación de la época y el lugar, me pareció la película pasaba por los lugares comunes del cine policíaco adornado por el trasfondo de la historia trágico-romántica de los protagonistas.

Ahora veo que no. Por suerte, este verano de COVID las televisiones generalistas están emitiendo un peliculón cada noche y me dan la oportunidad de repasar películas que puntué en su momento, lo que me viene dando la oportunidad de ajustar cuentas y corregir errores. Para empezar, “El niño 44” es una película tipo río que fluye a lo largo de varias etapas vitales de Leo Demidov desde que alza la bandera roja en la cúpula del Reichstag el dos de Mayo de 1945 y se convierte en una rutilante estrella dentro del KGB, con privilegios al alcance de pocos en el paraíso socialista, hasta que cae en desgracia y es degradado y desterrado a un remoto paraje de Ucrania, donde se enfrenta a un claro caso de asesinatos en serie del que el régimen no quiere hacerse cargos, porque “eso solo pasa en el decadente Occidente”.

Al margen de lo bien recreada que está, de cómo reconstruye la época (mediados de los cincuenta) y los lugares (la majestuosidad de los edificios oficiales de Moscú y la miseria del campo ucraniano), es muy destacable lo bien que hace vivir el claustrofóbico y opresivo ambiente de la época donde todo el mundo es un posible delator y donde una simple denuncia anónima te podía conducir al Gulag. Las torturas, detenciones preventivas, las falsas confesiones arrancadas a la fuerza… y sobre todo la arbitrariedad de un régimen donde un día eres un privilegiado y al siguiente un paria. Donde el peligro viene de arriba, de unos jefes a los que hay que tener permanentemente contentos y de abajo, donde supuestos amigos envidian tu puesto. Comunismo en todo su esplendor.

Luego está la parte épica de elementos indomables peleando contra viento y marea por hacer justicia y encontrar al asesino con mecanismos rudimentarios (esa búsqueda en archivos llenos de papeles desordenados roidos por ratas) y contra los más miserables oportunistas que siempre medran en esa clase de totalitarismos. Aunque sean totalitarismos en nombre del pueblo.

Fascinante. Instructiva. Didáctica. A su manera, trepidante. Sorprendente. Brillante.
OsitoF
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