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España España · Málaga
Críticas de Kaori
Críticas 2.119
Críticas ordenadas por utilidad
4
6 de noviembre de 2011
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los personajes de esta película dice en un momento dado que «El arte no es de derechas ni de izquierdas», mensaje que parece haber calado en el espectador. Yo, tras la correspondiente risa, replico: Si la cultura no entiende de política, ¿por qué el protagonista, el héroe, se señala claramente como de izquierdas?

Quizá me idea de «coherencia» sea distinta a la de Antonio Mercero, pero si la intención era elevar al arte y a la cultura por encima de cualquier ideología, lo coherente hubiera sido plantear a unos personajes realmente neutrales, que no se identificaran ni con un bando ni con el otro. ¿Tan difícil es? Supongo que sí, visto lo visto.

Para más inri, toda la historia del cuadro me resulta incompresible. Es absurdo cómo se encuentra, es absurdo cómo se lo guardan, es absurdo que todos los personajes sientan por él esa veneración (laica, que conste) que raya lo enfermizo: se preocupan más por un objeto que por las propias personas. Al final me pregunto si ante la tragedia de los acontecimientos, ese cuadro colgado en una pared llena el vacío y la tristeza de la Guerra. Me pregunto si es un consuelo ante la muerte. Me lo pregunto y la respuesta es clara: no.

Destaco, sin embargo, al niño Pepito, el único que consigue despertar ciertas emociones. Sus escenas (a veces con la madre, otras con Carmen) son posiblemente lo mejor de la película. Los demás parecen impostores en una trama relamida, sin ninguna clase de conflicto, de reflexión ante la guerra, ante el bien y el mal, ante el por qué de lo que hacen, ante el por qué de lo que ocurre, ante el deber y el querer... Nada. Es todo tan plano, que resulta a veces parodia.

Y prefiero obviar la irreal historia de amor entre Carmen y Manuel, ese persistente intento de estereotipar las ideologías y la propia Historia; o lo poco sutil desde el punto de vista emocional que se demuestra el director para rodar algunas escenas, donde se ve a leguas la intención de enternecer.

Lo cierto es que podría haber dado muchísimo más de sí, pero también es cierto que poco más se puede esperar del cine español ante un tema tan subjetivo como la Guerra Civil.
Kaori
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4
10 de abril de 2021
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Musical judío hecho por judíos sobre una historia judía. Los elementos concretos pueden servir, deben servir, para contar hechos universales y en este caso se trata de una reivindicación feminista. El papel de la mujer en el mundo es un tema harto interesante pero ¿consigue «Yentl» hacer visible sus reivindicaciones?

Pues a medias, la verdad. El judaísmo ortodoxo es ciertamente una sociedad de hombres y las mujeres tienen un papel reducido, apartado, aislado. Aunque puede haber elementos comunes en torno al rol de la mujer enfocado al hogar y la vida privada, este trato en el mundo hebreo no es del todo extrapolable al cristiano, y eso hay que tenerlo también en cuenta. Con todo, la lucha de fondo es la misma: aceptar el rol tradicional o no aceptarlo. Yentl vivirá un conflicto interno entre el amor y el matrimonio y sus deseos de ser rabino, o simplemente estudiar y trabajar, que esto en realidad no nos lo aclaran en ningún momento. Siempre que surge esta dicotomía la respuesta evidente es decir: lo quiero todo, pero ¿y si no puedes tenerlo todo? ¿Y si es obligatorio elegir, priorizar? Qué es más importante: el amor o el trabajo. Yo esto no lo veo como una cuestión de machos contra hembras, sino de principios existenciales, actitudes ante la vida.

Sí me llama la atención que para ser una historia feminista el comportamiento de las mujeres sea tan denigrante. El personaje de la bella Hadass es un títere, en teoría está condicionada por su educación, pero que sea tan veleta no tiene nada que ver con estar oprimida o no estarlo. Atención además que en ningún momento se hace una crítica abierta a esas posturas interesadas y de mercadeo con las féminas: ni siquiera Yentl cuestiona que casen a las mujeres sin su permiso con el primero que pase, con el que digan los padres. ¿Realmente está defendiendo a las mujeres o solo a las mujeres que se empoderan? No sé, la verdad.

La propia Yentl, muy enamorada ella, hace cualquier cosa por su hombre, incluso ir contra toda las leyes legales y religiosas, solo «por estar a su lado». Tampoco le importa que Avigdor comparta totalmente la visión judía de las mujeres como seres casi incapacitados sin derecho a casi nada. En relación con esto, es gracioso que Yentl como hombre proponga una masculinidad sosegada, respetuosa y tolerante pero se enamore de alguien que es justo lo contrario, con un Avigdor apasionado, ortodoxo e intransigente. ¿En qué quedamos?

Como musical es bastante discreto y la trama de dobles identidades se alarga en exceso no estoy segura con qué propósito. Quizá todo consista en hacerle la pelota a Yentl como mujer y persona ideales. Regular.
Kaori
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4
15 de diciembre de 2018
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Que el cielo la juzgue» es uno de esos clásicos melodramas que fácilmente podría pasar, si no lo es, por cine negro o thriller. En realidad tiene un poco de todo. La sinopsis de la web, por cierto, nos cuenta muchos spoilers que yo tuve la suerte de no leer, porque si no se va todo el misterio.

Y algo de misterio sí hay, sobre todo pensando quién ha matado a quién y por qué. Está por ver si al final hay crimen o no pero lo que sí hay es un juicio tan malo, tan malo que le resta credibilidad a todo el conjunto. De esta manera, «Que el cielo la juzgue» nos cuenta una historia de amor (¿o son dos?) mezclada con drama y, como digo, cierto aire de thriller. Es entretenida como buen culebrón, pero el planteamiento está cogido con alfileres: la relación de los protagonistas es demasiado precipitada y más por parte de él, de Harold, porque creo que salta a la vista que por muy guapa que sea ella, Ellen, algo raro le pasa y no es nada normal esa obsesión que tiene con el padre muerto y su forma de hablar de él.

Si es que casarse a los dos días no debe de ser algo muy bueno.
Kaori
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4
13 de diciembre de 2013
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es tan larga, que una vez ha terminado, una no tiene ganas ni de hablar de ella ni de preguntarle a quien tiene al lado qué le ha parecido, porque eso supondría alargar las cuatro horas y cinco minutos que dura. Es tan larga, que ni durmiéndote se te hace corta. Tan larga, que prefiero no pensar demasiado en ella. Fijaos que empecé a verla cuando brillaba el sol y terminó cuando era noche cerrada.

El caso es que acaba. Por fin. Mankiewicz hizo aquella preciosa obra de teatro filmada de «Julio César» y es normal que yo no pudiera dejar de comparar una con otra, al menos durante las primeras dos horas, que se centran en la trama de Cleopatra con César, historia que siempre me ha parecido como de otro mundo, como que no es posible que dos personajes tan legendarios coincidieran en el tiempo y en el espacio. Sin embargo, coincidieron, y de tal forma que no se quedó en una simple anécdota, sino que desembocaría en guerras, vástagos y, por supuesto, en la relación que verdaderamente ha trascendido como ejemplo de romanticismo: la de Marco Antonio y Cleopatra.

Curiosamente, con esta película se inició otra historia trascendente en el mundillo del artisteo: la de los matrimonios entre Richard Burton y Elisabeth Taylor. Ambos atractivos y con personajes tan apasionados, veo lógico que se enamoraran. La bella egipcia se yergue como protagonista absoluto de la película, y todo va en función de lo que le ocurra a ella, que es toda una mujer de carácter, ambiciosa, orgullosa, inteligente y enamorada. Marco Antonio, por el contrario, aparece algo gris, limitado quizá por su retardado protagonismo, y el propio Richard Burton sólo brilla en puntuales momentos, como en ese casi monólogo sobre el volver a morir, cerca de la estatua del difunto César y ante una Cleopatra por los suelo.

La puesta en escena y ambientación, en especial los modelazos de Tylor, tienen el poderío de lo real y físico, pero por algún motivo de esos la película peca de insensible y distante, y de ahí que los minutos pesen y se alarguen. Demasiado pomposa y sin imaginación, puedes verla si te armas de paciencia.
Kaori
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3
20 de agosto de 2022
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un musical no sale bien, es de los géneros más ridículos que puedes encontrar. Es el caso de «Cita en San Luis».

Es que directamente me ha parecido mala. Lo siento. Todo mi respeto a la grandiosa voz de Judy Garland, que es sin duda lo mejor junto con la fotografía saturada de color. Por lo demás, un rollazo de cinta.

Nos encontramos aquí con una familia muy bien avenida, con su buena mujer americana, sus hijas mayores repipis, el padre de familia buen americano, el abuelo florero, el hijo mayor que pasaba por allí y dos hijas pequeñas a cual más digna de ser dada en adopción. Sin duda Tootie es la que tiene todas las papeletas para ser abandonada y no volver a verla. Cómo se pueden escribir unos personajes infantiles tan odiosos. Que alguien le enseñe a Tootie que no puede hacer lo que le salga de las narices, a su antojo. No entiendo la risa cuando se enteran de que han intentado descarrilar un tren. ¿Estamos locos?

El caso es que las mayores, Rose y Esther, están enamoradas y la historia gira en torno a ¿sus desvelos románticos? Es que no entiendo de qué va esto. El vecino John ni mira a Esther durante tres semanas pero luego la conoce y ¿se enamora de repente? ¿Rose está enamorada del tal Warren y coquetea con cualquiera que la acompañe a casa? De pronto aparece una rival que luego no es rival, ya ves el susto. ¿El drama porque el padre se quiere mudar a Nueva York? Que el mayor conflicto de la historia sea que los pretendientes no se deciden a declararse, cuando además está claro que se van a declarar y que van a quedar con ellos de cualquier manera, es el colmo del absurdo y de lo irrelevante.

Por cierto, vaya hombres más inanes. Qué falta de energía, de virilidad. Ellas tienen que darles todo hecho y machacado, y además armarse de paciencia hasta que los tipos estos, que en el fondo van de inocentones, den el paso. Inocentes no, abobados perdidos es lo que están. Qué vergüenza de hombres, en serio.

Menos mal que tampoco es que canten mucho.
Kaori
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