Una más de las incursiones de nuestro cine en el tema de la Guerra Civil. En esta ocasión se trata de una joven profesora universitaria que intentará resolver un misterio y para ello tendrá que adentrarse a fondo en la investigación, interrogando a quien le pueda dar pistas y para ello viajando donde crea necesario.
La historia está basada en la novela de Javier Cercas, bastante interesante. (Por cierto, mí, personalmente, me transmitió mejores sensaciones el libro)
El resolver misterios de la Guerra Civil es un tema bastante visto, pero a pesar de ello la experiencia se hace llevadera, a base de una buena dirección de David Trueba (lo más destacable) y una buena interpretación de Ariadna Gil.
Hay escenas realmente buenas, que demuestran que David Trueba no es un director del montón, que sabe lo que hace, que sabe sacar partido de una buena historia incluso con un presupuesto limitado.
Si el argumento te llama la atención, no eres muy exigente y sabes valorar las virtudes de una cinta de reducidas pretensiones, esta película te puede resultar interesante.
Abstenerse los que esperen un nivel superior al que la propia película ofrece.

1. Le doy un 1, un 2, o un 10, según se mire.
2. Los conejos molan.
3. La ambientación es increíblemente buena. (sin ironía)
4. ---
5. Me voy a la ferretería a comprar el pan, que ya va siendo hora de regar los cacahuetes de la playa.

Película dirigida a dos determinados grupos de espectadores: Los que ven cualquier basura porque les gusta la figura de Harrison Ford, y los que ven cualquier basura porque les gusta la figura de Josh Hartnett. Preferentemente, en el primer grupo predominan ya señoras, y en el segundo grupo principalmente señoritas.
Para el resto de mortales, película típica de detectives de homicidios, con dos caras conocidas (no por ello deben de tener una aureola sobre la cabeza), y un argumento típico, predecible, pobre, vacío, lamentable en definitiva.
No faltará gente que valore la cara bonita (para ellos) de los actores, pero como película, floja, floja, floja.
Un 3 bajo.

O quizá era yo el que no esperaba una película decente. Por una primera parte algo mediocre, por lo explotado que está el género, por el gran nivel que han demostrado algunas de sus “competidoras” (películas con un argumento similar), porque tampoco había oído hablar mucho sobre la cinta, por unos actores de segunda línea (o poco conocidos por mí), por un director también desconocido, por un argumento que parece demasiado típico...
Pero nada de eso me impidió tener los ojos abiertos cuando empecé la reproducción del DVD.
En primer lugar, el actor protagonista y el director se han ganado un mínimo de “respeto” por mi parte. Buen trabajo. El director por ser capaz de dar un enfoque, un ritmo y un sentido a la historia verdaderamente interesantes. El actor protagonista, por el papel interpretado de manera notable, aportando mucho al conjunto. Más que nombres, trabajo, me gusta y lo valoro.

Sokurov nos deleita con su visión sobre lo que debió ser convivir con Hitler, con sus situaciones cotidianas, con su intimidad, y alejado de tópicos y exageraciones que nos han contado de niños. Se acerca más a una visión moderada, y en cierta manera más creíble de lo que debió ser el día a día del personaje.
No pude evitar compararla con ciertos aspectos de otra película (buena y reciente) sobre el protagonista: “El hundimiento”.
Cada película muestra un versión, un lado, una cara totalmente diferente, pero salvando las distancias, hay líneas paralelas y puntos de unión en la perspectiva que aprovecharé para comentar.
Ambas tratan al personaje desde una apariencia única. Sokurov ofrece una mirada cotidiana, tranquila, y Oliver Hirschbiegel (a raíz de la novela) nos da una versión más tensa y exaltada de su carácter. Estaría bien un término medio. En ambas hay “pinceladas” de la cara que no muestran, pero parece insuficiente.
En Moloch, Hitler se muestra en la mayor parte del film tranquilo, simpático, amable, y con apenas responsabilidades políticas, algo que “choca” con la idea que se tiene de un líder metido en todos y cada uno de los asuntos de la nación.
En El hundimiento, se muestra en la mayor parte del film alterado, irritable, colérico, y lleno de responsabilidades políticas. Algo que se puede entender mejor, ya que la acción se sitúa en el tramo final de la guerra.
En cualquier caso, y pese a esa sensación de que “falta algo”, Moloch es una película notable, basada en esa visión íntima y cotidiana de la vida de Hitler, algo que Sokurov consigue transmitir de manera magistral. ¿Lo malo? Si, sabe a poco. Habría estado bien un proyecto más global, un recorrido por (al menos) varias etapas de su vida, si no toda. Habría sido colosal, a buen seguro.