Haz click aquí para copiar la URL
España España · Lleida
Críticas de Uma
<< 1 3 4 5 10 40 >>
Críticas 199
Críticas ordenadas por utilidad
8
15 de octubre de 2010
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
El western es un gran invento hollywoodiano. Consiste en coger un drama, una comedia una tragedia o lo que apetezca y ubicarlo en un tiempo y un espacio con una iconografía muy precisa en la que convergen, llevados al límite, los valores fundamentales de nuestra sociedad occidental y su código ético. Los que tenemos más de treinta y cinco años creemos que nos educaron en las escuelas cristianas del final del franquismo y de la transición, pero en realidad fueron los westerns los que nos proporcionaron nuestro código de valores. Sí, es cierto, exagero un rato. ¿O no tanto?

Es solo una teoría.

En esta ocasión, tenemos un drama. La historia es sencilla, podría ubicarse en nuestros días, y tener por protagonista a un drogadicto, o a un corruptor de menores, o a un político corrupto. El efecto no sería el mismo. La transparencia y la solidez de los estereotipos en las películas del oeste, su caracter mítico, añejo, les convierte en símbolos reconocibles, exentos de matices. Sus actos son predecibles, los de los buenos y los de los malos. Son cartas de un poker descubierto. Hoy eso puede parecer catastrófico, posiblemente por eso el western sea hoy un genero pasado de moda. Ese código de valores hoy está en crisis, y con él, aquellos personajes que lo encarnaron.

Simplicidad y transparencia. Esas eran las claves del western. No hacía falta más cuando el honor, la dignidad, la decencia, la lealtad, el orgullo, etc. eran todavía palabras creíbles, que no provocaban la risa. Hoy nos mola más el sarcasmo, preferimos la parodia, pero solo como tapadera, porque en el fondo, los grandes valores, los héroes, son lo que nos sigue emocionando. Solo que hay que dar un gran rodeo para llegar a ellos, hay que disfrazarlos.

"Shane" hace un recorrido inverso al que vemos en las películas actuales. Es una película simple y transparente. Las cartas con las que juega están a la vista. Utiliza toda la iconografía del género. Un jinete solitario que llega por la pradera. Un conflicto entre ganaderos y agricultores. Un pueblo. Un saloon. Los malos y los buenos. Y Shane, el hombre que no puede huir de su pasado, de su naturaleza. En este caso no es un corruptor de menores, sino un pistolero, un asesino a sueldo. Debajo de esa simplicidad, de esa iconografía trillada, está el drama. El de los parias, el de los antisistema, el de los que no encajan. El retrato de una sociedad compleja y racista que se vale de lo más rastrero para eliminar lo podrido que hay en ella, para mantener sus valores de decencia y dignidad.

El cine de hoy utiliza el drama para alcanzar los viejos valores.
El western se valía de los viejos valores para alcanzar el drama.

¿En cuál de los dos está la hipocresía?
Uma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
14 de diciembre de 2020
31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo recomendar que para el visionado de esta película se opte por desconocer totalmente su argumento. Adentrarse en el misterio. El efecto emocional se redobla, la angustia se multiplica, la empatía..., y con ello el miedo, verdadero terror. Pocas veces me ha aterrado tanto una película.

La fuerza de sugestión en el espectador, el buen aprovechamiento de la capacidad de la imagen y del montaje para manipular los sentidos del receptor, es el gran elemento efectista de la película. No nos engañemos, esta película es un truco. Y funciona muy bien, y perturba. Bergman nos lo contaba en "Persona": todo lo que veis es mentira, es un juego de engaños, es ilusionismo para que el espectador viva la experiencia emocional por la que ha pagado. Ese es el vehículo, pero el cine es mucho más que un truco, en tanto trasciende. ¿Qué hay en The Father debajo del truco?

Afortunadamente, lo que subyace es pura humanidad, son personajes, seres de carne y hueso, con lo que el ilusionismo tiene una razón de ser, es el vehículo útil de un drama que quizá nunca ha percutido tanto como en esta película. El propósito, la humanidad y la honestidad convierten esta función en una buena película.

No puedo dejar de elogiar a los actores. A todos ellos, aunque destaco la interpretación de Anthony Hopkins (que la verdad no me gusta demasiado y que desde que hizo de Lecter se quedó con tics que ya no se saca de encima), que me ha desgarrado. Por favor, escuchen un último consejo: véanla en versión original subtitulada.
Uma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
3 de mayo de 2010
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frank Borzage era un maestro del melodrama en años en que este género despertaba pasiones y era altamente valorado. Hoy está en horas bajas y todo se disfraza de drama, cualquier cosa para evitar esa palabreja tan denostada. Las películas de Borzage han quedado en la actualidad como algo antiguo para la mayoría, seguramente son muchos (de los pocos que le conocen hoy) los que echarán mano de la palabra rancio para hablar de él, sin embargo, la autenticidad de sus películas está intacta, y el aire "melodramático" que llevan impregnado, se transmite con fuerza al espectador que las aborda con buena disposición, con curiosidad para hacer un salto en el tiempo. Y ese aire termina por calar hasta los huesos.
"Tres camaradas" es una película impregnada de tristeza. Puede que en ello tengan también mucho que ver Remarque, autor de la novela en que se basa, y sobretodo Scott Fitgerald, otro escritor amargo, aquí en tareas de guionista. Incluso en los momentos más alegres, planean sombras de amargura, avisos de desastre. Es el sello del melodrama, el sello de Borzage.
La película plantea unos personajes muy definidos, distintos todos ellos, pero unidos por la amistad y una causa común, la libertad y la dignidad del individuo. La acción transcurre en la Alemania de entreguerras, un periodo convulso donde el nacional-socialismo empieza a arraigar en una sociedad castigada por la desorientación, la baja autoestima, y el caos económico y social. El desastre se masca en el ambiente gracias a las pinceladas de recreación histórica que introduce Borzage, y que utiliza habilmente ora como motor de la acción, haciendo que ésta avance, ora como un elemento definitorio de los personajes y anticipador de su destino. El conflicto externo (la Alemania convulsa) y el interno (la accion que transcurre entre los personajes) se mezclan para retroalimentarse y para hacerse indisociables, y devienen claros antagonistas. Este decorado, en el que transcurre la acción, se convierte por su trascendencia en un personaje más de la película, los protagonistas luchan por ser simples hombres libres en un tiempo de fanatismo.
Existe una clara lectura política en la película, rodada poco antes del inicio de la 2a Guerra Mundial, pero, a diferencia de otras películas de la época, no es ésta un panfleto. El melodrama es lo que la mueve y a lo que se debe por entero, Borzage nunca se traiciona aunque el mensaje político es inequívoco y da para un debate, pues cada uno de los personajes actua frente al conflicto de un modo distinto, lo cual pudo tener interpretaciones en su época, cuando algunos países eran partidarios de intervenir ante los desmanes de Alemania, mientras otros optaban por ser pasivos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Uma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
22 de febrero de 2011
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver "9 songs" (horrible), quién me iba a decir que iba a gustarme una película de Winterbottom. De hecho me había prometido (sin mucho énfasis) no ver ninguna otra. Si me encontré frente a "El demonio bajo la piel" fue por una serie de circunstancias con las que no voy a aburrir a nadie.

Es necesario meterse "bajo la piel" de una película para que ésta tenga alguna oportunidad de agradarnos. Algunas películas son muy accesibles, son de amplio espectro. Esta película, en cambio, tiene la piel más dura, y si no se accede a ella, su lenguaje parece swahili. El kid de la cuestión, el resorte mágico, se encuentra en este caso en el enfoque, en el punto de vista que se nos propone. Winterbottom no quiere hacer una película de cine negro actualizado, no quiere hacer una película de acción, ni siquiera de suspense. Su propósito es hacer un retrato de la psicología de un asesino. Vista la película desde ese prisma resulta un trabajo realmente interesante.

El esfuerzo en este sentido salta a la vista cuando se observa, poco a poco, la imprecisión con la que se nos cuentan los acontecimientos que rodean al protagonista. Con ello queda patente que lo importante no es el argumento propiamente dicho, da igual el cómo, el cuándo y el dónde. Lo fundamental está dentro de la esfera en la que habita este personaje cuyas motivaciones no son tangibles, sino que surgen más bien de su desequilibrio.

Toda la película está concebida a partir de ese enfoque. Cualquier otra interpretación la convierte en un galimatías. Las elipsis, a veces inexplicables, las incoherencias en el hilo de la investigación, solo tienen sentido si asumimos que la única información que tenemos es aquella que procesa nuestro protagonista o aquella que considera relevante y que le motiva para actuar, así que es una información elíptica, entrecortada e imprecisa. Partiendo de ahí, y recordando que la mente en la que se nos convida a meternos es la de un loco, la coherencia interna de la película es impecable.

Hay momentos de gran brillantez en esta película. De verdadera altura cinematográfica. En primer lugar, Winterbottom es capaz de hacernos creer que, aun en su afán asesino, el personaje opera con coherencia, y consigue de un modo inquietante que se produzca un cierto grado de empatía entre el espectador y este demonio. Observamos que es un criminal, pero no nos damos cuenta de que en realidad estamos en la mente de un verdadero desequilibrado, de alguien que hace su propia interpretación de la realidad. En este sentido la organización de la película es extremadamente precisa y hábil. Cuando nos vamos dando cuenta, ya es tarde, ya llevamos adherido al personaje a la piel. Es una sensación inquietante de la cuál el que suscribe no consiguió desprenderse hasta unas cuantas horas después de salir del cine.

(Sigo sin desvelar)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Uma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
27 de septiembre de 2018
33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene meritorios aspectos costumbristas, casi de documental, un espionaje moderado de intimidades familiares convencionales, donde en la superficie, aparecen destellos de algo más profundo que resulta hipnótico. La verdad del contexto, tan bien expuesta, se convierte muy pronto en el antagonista de la protagonista principal, y con esa simple fórmula, de ese silencio, sin mayor alarde, nace un conflicto soterrado y con él nacen las emociones que se mantienen vivas toda la película, alimentándose muy moderadamente a cada paso, a cada escalón. Ese conflicto es una muesca que nunca abandona al espectador, atrapándolo eficazmente de la forma más sencilla y genuina.

Este acertado planteamiento, columna vertebral de la película, se reviste de unas interpretaciones desiguales, muy acertadas por parte de las dos muchachas protagonistas, más variables en el resto de actores. Las chicas están muy auténticas, como si se interpretaran a sí mismas. Sus personajes son esquemáticos y por ello sus interpretaciones requieren pocas sutilezas. Llevan a cuestas la película de cabo a rabo atrapándonos en sus emociones.

No solo de actores se reviste la columna vertebral de una película. La película en general fluye más o menos bien, si bien hay carencias de dirección, o de guión, o de genio en la puesta en escena, que empobrecen la película, creando breves depresiones que el espectador debe llenar por sí mismo. La inercia emocional de la película ayuda. Algunas escenas se ven primerizas, justitas, sin gracia cinematográfica. Véase los juegos en una piscina vacía, que podían dar mucho de sí, o, sobre todo, la frustrante escena de dormitorio entre las dos muchachas: vaya desastre, incomprensible escena que destroza un climax emocional de primera magnitud. ¡No se puede hacer eso en una película! ¡Con lo que cuesta crear situaciones tan potentes! Es como fallar un gol cantado cuando el delantero se ha driblado a toda la defensa. Vaya desperdicio. La directora quiso inventar algo y se despeñó.

Tampoco está bien resuelto el tramo final, tan explosivo en cuanto a la acción, como inócuo emocionalmente. A veces una cosa y otra van por caminos distintos. Faltó una buena dosis de sabiduría cinematográfica. Las elipsis, los detalles, hubieran podido tener mucha más fuerza que los gritos y aspavientos. Prefiero no decir nada del último plano.

Cosas buenas y cosas malas, buen planteamiento y actrices con gracia para arrancar la historia y mantenerla viva, y mantener en vilo al espectador. Eso no es poco, y la película deja un poso que viene de lo auténtico, de lo documental. Lo artístico, suspende.
Uma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 10 40 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow