Pues eso, un casting de altura al servicio tristemente de un guión propio de un telefilm. Todo está bastante forzado, no empatizo con ninguno de sus personajes y Gary Oldman está tan pasado de rosca como la historia carente de lógica. No deja nada a la imaginación del espectador y, para colmo, es larga y lenta. Cae en la obviedad y el absurdo en varias ocasiones, como cuando Sean Penn se confiesa ante Robin Wright, olvidando el director que quienes estamos viendo la cinta YA LO SABEMOS y asistimos a una reexposición innecesaria. Pobre boceto de lo que podría haber sido. Además, la banda sonora de Morricone parece creada sin que haya visto un solo fotograma del film:

Disfrutable película sobre adolescencia, soledad y...espiritismo. Rodada y cuidada con esmero en sus detalles, nos transporta por medio de una lograda ambientación a la España de los 90 en la que, además de poder fumar en los bares o no existir los móviles, se vendían coleccionables de ocultismo con tableros ouija en los quioscos como si fueran el parchís. La dirección de niños, increíble (incluyendo a la protagonista, que no es más que una cría pero da la talla). La historia se sigue con interés, los personajes están bien retratados y poseen relieve, el guión bien escrito (incluído algún guiño humorístico a esa época) y el clima de horror va creciendo hasta un final más que aceptable y acorde con lo sucedido entonces a Estefanía Gutiérrez Lázaro, la verdadera víctima. No entiendo a quienes la ponen a parir, sobre todo sabiendo lo difícil que es hacer una buena película de humor u horror (géneros en los que no caer en los clichés, implicar al espectador o romper moldes es particularmente difícil).

Película interesante que por un lado denota que podría haberse pulido mucho más y por otro muestra duramente los hechos. Hay situaciones y diálogos más propios de esas películas de delincuencia de esta época de nuestro cine (Perros Callejeros y demás) que de una peli seria. Son pueriles, evidentes e innecesarias, pero también hay buen retrato de lo que suponía ir a contracorriente y enfrentarse a una institución militar como es la Guardia Civil en esa época de transición. Bien por la valentía. Menos bien por el cómo. Pareciera que se rodase más como una denuncia exprés aprovechando el tirón informativo que por trascender cinematográficamente hablando. Respecto a lo leído sobre la música (su compositor fue arreglista durante dos décadas de Serrat), me parece una buena partitura, pero como el resto del film, no se ha cuidado su adecuación con tiempo al desarrollo de la película. Agustín González está fabuloso. Y me pareció curioso ver los comienzos de Echanove, Ramón Langa, Diana Peñalver o Iñaki Miramón y el propio Banderas.

Ni soy seguidor del cómic ni falta que me hace para saber que estamos ante otra película de superhéroes malograda. Siento que siga sin haber una superheroína a la altura de la expectativa creada y que pueda equipararse a los superhéroes en la pantalla. Nada me llega. Todo se queda en la superficie y resulta artificial, innecesario y ridículo. Las notas de humor son pocas y pueriles. Parece una película de Disney Channel. No hay por donde coger ni a los personajes ni a la trama. La historia de amor, rollo La Sirenita, absurda y forzada. Recuerda demasiado a la primera entrega de Capitán América con la guerra como escenario y se hace larga y ABURRIDA. Me he retorcido en el asiento pensando en lo inflada que está la nota en la web y en el golpe de calor que habrá sufrido la crítica especializada para hablar así de ella (o eso o pensaban ya en las vacaciones y el optimismo les ha invadido). Que pena que finalmente Wonder Woman no se decida a limpiar la estupidez humana (éxito de esta película incluído) de la faz de la Tierra.

El género de la comedia negra siempre me ha gustado. La acidez, la mala baba, el sarcasmo encuentran en el humor un potenciador que ha dado grandes obras cinematográficas. El caso es que en Under the tree, no he visto el humor por ningún lado. Solo hay patetismo y violencia (verbal primero y física después) para narrarnos una historia ramplona y previsible de una manera tan fría como el país de origen de la cinta. Bastante aburrida.