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Críticas de griffinjazz
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Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
9
22 de junio de 2019
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho se está hablando entre aficionados del documental, pero ya adelanto que me ha parecido un extraordinario monumento erigido al que fue uno de los grandes acontecimientos de la historia del rock, la Rolling Thunder Revue de 1975 (no se hace ninguna referencia a la de 76). Igual es que nos hemos acostumbrado a la grandeza de los documentos que Dylan y Scorsese (juntos o por separado) están ofreciéndonos, pero solamente los números musicales de Dylan y su impresionante banda (impactante Scarlet Rivera), valen su peso en oro.

Sobrecogedoras "When I Paint My Masterpiece", "One More Cup of Coffee", "Isis", "She Belongs to Me", muy especialmente "The Lonesome Death of Hattie Carroll" o una brutal "Hurricane", en las que Dylan canta con una furia desbocada y demuestra por qué es uno de los grandes intérpretes (no sólo songwriter) que ha dado el rock. También sus dúos con Joan Baez (nacieron para cantar juntos), "I Shall Be Released" o "I Dreamed I Saw St. Augustine" son más que emotivos. "Toca una canción protesta", le espeta un espectador; y va y tocan "Oh Sister", genial. "Dylan Presidente" le grita otro... "¿Presidente de qué?".

El trabajo de investigación y rescate documental de época es también muy emocionante, todas las apariciones de Patti Smith (impactante su "Archer Songs"), Allen Ginsberg, Rambling Jack Elliott, Joni Mitchell y su "Coyote" junto a Dylan y McGuinn en la habitación del hotel (uno de los grandes momentos de la película). Y por supuesto la road movie con el propio Dylan al volante, yendo a tocar a sitios inauditos y muy simbólicos, como un auditorio de un centro cívico, una reserva de indígenas (maravillosa escena también con Dylan tocando el The Ballad of Ira Hayes de Peter LaFarge) o una cárcel con la presencia de Hurricane Carter.

La parte que ha generado controversia son los fakes, personajes inventados (Stephen Van Dorp, por ejemplo, el supuesto cameraman, el político Tanner o el productor) o hechos narrados que no ocurrieron exactamente así, como todo lo relativo a Sharon Stone (cual "F. For Fake" de Welles, por ejemplo). Pero a mí me parece un vehículo perfectamente válido para contar una historia fundamentalmente cierta y, en cualquier caso, esa mezcla documental y ficción no deja de ofrecer un producto de máximo disfrute realizado con máxima complicidad entre Dylan y Scorsese y absolutamente veraz. Que la gira fue una ruina es sabido, no importa que quien lo cuente sea un productor ficticio que quería que se tocara en grandes estadios (cosa que también es cierta).

En cuanto al maestro Scorsese, la película de nuevo cuanta con una planificación y montaje magistral, rescatando entrevistas a San Sheppard o Hurricane Carter, cada número musical dura lo suficiente para poder disfrutarlo sin que el ritmo se resienta, el film transcurre en un suspiro y las imágenes de época tienen una calidad notable (por no hablar del sonido). El caos de la gira está narrado de forma absolutamente armoniosa gracias el talento narrativo que posee este gran genio del cine insertando perfectamente todo el material anteriormente descrito con las jugosas observaciones de Joan Baez (tan lúcida como siempre) o del propio Dylan (con una terrorífica sentencia final).

En definitiva, una nueva obra maestra que no se deben perder. Deseando la edición en dvd con los cortes musicales en pase único, ¡para echarse a temblar!!.
griffinjazz
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7
1 de octubre de 2015
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que soy de la opinión minoritaria que cree que la obra de Woody Allen en el siglo XXI sigue siendo muy competente, quizá un tanto irregular, pero con puntos álgidos muy potentes (la trilogía británica, Blue Jasmine y la atinadísima, en mi opinión, You will meet a tall dark stranger, visualmente magnífica) y un nivel medio más que aceptable (cosas como "Si la cosa funciona", "Midnight in Paris" o "La maldición del escorpión de Jade" rayan a buena altura). Es un Woody Allen amargo y muy negro, negrísimo, hasta macabro y cruel (mucho más de lo que lo ha sido nunca con sus personajes), y desde luego nada condescendiente. Cosas de la edad, supongo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
griffinjazz
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7
4 de octubre de 2013
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Parrish fue un magnífico exponente de la serie B americana, especialista en Noir (suyas son grandes películas como "The Mob" o "Cry Danger") y Western ("Fuego escondido" o "Llanura roja"), además de un especialista en montaje y en la edición, con anterioridad a su etapa de director. "Contrato en Marsella" (The Marseille Contract/The Destructors,1974), fue su último rodaje y un muy digno e ilustrativo punto y final a su carrera, creo que define perfectamente su cine, si bien ya quedaban lejos su etapa más interesante y de mayor inspiración (los 50). Cine directo y con un guión muy económico, ni una sola palabra de más para "adornar". Las escenas se van sucediendo con celeridad, aumentando el ritmo hacia el final y sin florituras, las dos escenas finales de la película en la que todo se precipita, en el muelle y el salón con la fiesta benéfica, apenas duran cinco minutos y todo transcurre en silencio (sólo esa frase final del personaje de Michael Caine, "algunas veces se necesita ayuda"). Las escenas de acción, persecuciones en coche/furgoneta, intento de asesinato de Ventura en el tren, son rudas y rodadas sin apenas recrearse en detalles con efectos especiales (una película así con el estilo actual, hubiera durado 50 minutos más sólo con explosiones, huídas interminables y señores agonizando). Quizá esta economía de medios le da un tono más realista al filme, como ocurre en la serie B, los puñetazos están mal lanzados y las huídas se producen de forma precipitada e insegura.

La contradicción viene de que para un filme como este, Parrish contara con tres estrellas del calibre de Michael Caine, Anthony Quinn y James Mason, los tres espléndidos. Es habitual ver a actores de esta talla recrearse en guiones mucho más brillantes e hilvanados, pero es que el estilo de Parrish se impone, muy poco importa otra cosa que no sea lo que se ve en pantalla, poco se sugiere y poco interesa el pasado de los personajes y el por qué de las cosas; el planteamiento está muy claro y el tiempo en el que transcurre la historia es lo único que importa (ni siquiera se nos da un detalle de por qué se conocía los personajes de Quinn y Caine, o alguna referencia para conocer mejor a las hijas de Brizzard).

Igualmente me parece curiosa y digna de mencionar la estructura de la película, que comienza con protagonismo absoluto del personaje de Anthony Quinn (Ventura ,el funcionario americano de la embajada en Francia), a los 25 minutos aparece por primera vez el asesino a sueldo Deray, interpretado por Michael Caine. El protagonismo recae en este personaje y en su viaje a Marsella para acabar con Jacques Brizzard (James Mason), para, inesperadamente, al final volver a asumir el protagonismo Ventura. Las tres partes son muy distintas, la primera (para mí la más costumbrista mejor), quizá se detiene un poco más en mostrarnos al personaje de Anthony Quinn, su decadente vida personal y laboral, su afición al alcohol y los problemas con el mafioso. En la segunda, cambia el ritmo y la estética, el juego de la carrera de coches con la hija de Brizzard así como la cínica relación con el malvado de la película, la relación con las chicas (con el uso de la palabra como medio directo para llegar a la cama, siendo la chica finalmente la que da el paso primero) y la entrada en la mansión, recuerda mucho a los largos de la serie Bond , y la tercera, en la que el final se precipita, es la que más se acerca a sus films negros de los 50s.

En fin, una peli bastante interesante, en mi opinión.
griffinjazz
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9
28 de diciembre de 2008
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Jinete Pálido es una película de una importancia histórica notable, supuso la resurrección del género entre géneros, el western, que cayó sepultado definitivamente en 1980 bajo la losa de “La Puerta del Cielo” de Michael Cimino. Es el tercer western de Clint como director, tras “Infierno de Cobardes” y “El Fuera de la Ley”, y en mi opinión es el filme que inicia su etapa de madurez, a partir de aquí todas las películas dejan de ser buenas para convertirse en muy buenas, cuando no excelsas.

En “El Jinete Pálido” hay rastro de sus dos primeros westerns, sobre todo en la caracterización del forastero, pero mientras que la primera nadaba en las aguas de Sergio Leone, quizá en exceso, y la segunda en las de Don Siegel (genial el personaje de Josey Wales), es aquí donde queda constancia de la impronta de Clint con su sello característico, da la impresión de ser su primera aportación definitiva a la historia del género. Tal hecho puede resultar chocante si tenemos en cuenta que estamos ante un remake de “Raíces Profundas” (Shane), la magnífica obra de George Stevens lastrada para toda la eternidad por la presencia de un impávido Alan Ladd, una historia de por sí definitiva en la que Eastwood interviene con dos modificaciones que son el corazón de la película:

1. El aura de misterio, de magia, de mitología que añade a la historia, convirtiendo al personaje del Predicador en un ser que roza lo sobrenatural. Alusiones a la biblia y al apocalipsis, ese personaje que llega de ninguna parte a partir del hechizo de una adolescente y se marcha sin dejar huella tras cumplir su misión, un tipo con capacidad de aparecer y desaparecer sin ser visto. Un hombre que debía estar muerto (se muestran las cicatrices de balazos en la espalda), y que sin embargo tiene un pasado, se afeita, se acuesta con una mujer y tiene dos pistolas guardadas en una caja fuerte. Esa incertidumbre por la mezcla de fantasía y realidad es todo un acierto y el gran logro del filme.

2. Eastwood cambia al chico de “Raíces Profundas” por una adolescente, Megan, que irremisiblemente se enamora de él. Marca de la casa, Clint Eastwood a lo largo de su filmografía ha repetido una y otra vez como chicas de todas las edades, profesiones y razas han caído rendidas ante su irresistible figura; yo también lo haría si fuera director de cine (en este caso dos, la madre y la hija). Megan reza buscando una solución a su desesperación y El Predicador es la respuesta. El enviado les da el AMOR que necesitan, si bien dos personajes femeninos están dibujados con enorme dignidad y perfectamente interpretados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
griffinjazz
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8
4 de enero de 2009
27 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente no se encuentra Recuerda (Spellbound) entre mis films favoritos de Hitchcock, una nueva visión no ha hecho más que reafirmarme en este convencimiento. La investigación criminal desde el punto de vista del psicoanálisis (pseudopsicoanálisis según el propio Hitchcock) no se sostiene por ningún lado y roza el esperpento en algún momento, aparte de lo desfasadas que están hoy en día muchas de las teorías del psicoanálisis freudiano (en especial ciertas interpretaciones de los sueños). Esto no quita que, como no puede ser de otra forma, existan grandes momentos e importantes hallazgos visuales, evidentemente en especial toda la parte del sueño ideado por Salvador Dalí (si bien él mismo cuenta que no le dejaron, o no pudo, plasmar todas las ideas que tenía).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
griffinjazz
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