Magnífica película. Magníficos actores. Magnífica dirección de actores. Nos sitúa en el límite exacto entre la vida y el más allá, con sinceridad, sin concesiones al melodrama, sutilmente, casi sin darnos cuenta. Para aquellos que, por distintos motivos, nos sentimos en cierta medida como el personaje representado por Ricardo Darín, nos permite entrever el tránsito final no como algo trágico sino como la continuación tan natural como inevitable de lo que llamamos vida.

Me ha emocionado profundamente. Hacía mucho tiempo que ninguna película lo lograba. Cuando uno ha visto mucho cine. Cuando incluso lo que llamamos vida nos parece una película. Una historia como esta. Unas interpretaciones como estas. Nos dan la justa medida de la emoción profunda y completa, nos aportan paz y un tenue halo de esperanza.

La "actitud" de Truman (Troilo), protagonista a su pesar de la historia, constituye el reflejo más veraz de las decisiones de su compañero y amigo de tantos años. Representa la paz de la ignorancia (Julián no le ha explicado sus intenciones porque no quiere perturbar a su fiel amigo) pero también una extraña consciencia de lo inevitable. Se sabe que los perros comparten sentimientos con los humanos, que son especialmente sensibles ante la muerte de sus amos. Truman no sabe nada pero lo intuye todo. Truman representa el contrapunto perfecto al conocimiento de los hechos por parte de Tomás (Javier Cámara) y Paula (Dolores Fonzi). Truman es la única razón de Julián para seguir atado a una vida de la que ya se siente alejado.

No tengo palabras suficientes para expresar todo lo que me ha transmitido esta película. Solamente puedo dar las gracias a Cesc Gay, Ricardo Darín y Javier Cámara por su extraordinario trabajo. ¡Gracias!

Al parecer, las películas que abordan los problemas de pareja no están de moda. Vivimos en una época en que la prisa y el hacer por hacer parecen ocupar todo nuestro tiempo. Nos queda poco o ningún tiempo para amar profunda y sinceramente. Yo, que me he casado dos veces y me he divorciado otras tantas, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que esta película, sin ser nada excepcional, aborda de manera sencilla y sincera el desgaste del amor y el alejamiento de ambos miembros de una pareja por el discurrir del tiempo. Pero también aborda algunas claves para volver a encender la llama: tratarse bien, respetarse mutuamente, no dejar paso a terceras personas y ser pacientes. Tal vez, si hubiese tenido en cuenta estos simples consejos hubiese podido salvar alguno de mis matrimonios. ¡Bien por la historia y por el guión!

En cuanto a los otros aspectos de la película, considero que las actuaciones están ajustadas, la puesta en escena resulta correcta y el director ha sabido evitar tanto el melodrama (llanto y crujir de dientes incluidos) como lo empalagoso de muchas reconciliaciones cinematográficas. Todo se desenvuelve dentro de la normalidad. ¡Y es de agradecer!

En definitiva, es un producto correcto y equilibrado, sin grandes aspiraciones, pero más que aceptable en sus resultados entre tantas películas exageradas y tanta violencia gratuita. He pasado un rato agradable viendo esta película y, por los aspectos que me tocan de cerca, probablemente no la olvidaré, al menos durante algún tiempo. ¡Es más de lo que puedo decir de muchas otras películas que he visto recientemente!

He soportado, con el máximo de atención y no poca paciencia, algo más de una hora. Tiempo de sobra para llegara una conclusión firme pero desalentadora. Esta película tiene pco que ver con la de David Lynch, ciertamente. Afortunadamente para aquella y desfortunadamente para este remake apenas soportable.

Dine 2021 puede resumirse en tres palabras: LENTA, PRETENCIOSA y ABURRIDA. No pasa nada de interés en algo más de 60 minutos de metraje. Los diálogos son vacíos. Los personajes, planos. Los actores y las actrices, aparecen como muñecos sin alma y desmadejados. Ni uno solo de los protagonistas es capaz de "enamorar" a la cámara. En resumen, un desperdicio de medios técnicos y humanos al servicio de un remake sin alma, sin ritmo y sin interés. ¡Y una pérdida de tiempo para el sufrido espectador!

No dudo de que sea una fiel adaptación de la obra original. ¡Pero de qué sirve esa fidelidad si su visionado aburre a las piedras! ¡Y además nos amenazan con una segunda parte! ¡Si se dice que segundas partes nunca son buenas, qué se puede esperar de la segunda parte de una película tan insulsa y agobiante como esta!

Ciertamente el "Dune" de Lynch no es una película de sobresaliente, ni siquiera de notable raspado. Sin embargo, proporciona algunas actuaciones reseñables y una buena dosis de entretenimiento. Lo cual no es poco si lo comparamos con el hastío y la decepción provocados por este remake.

Afortunadamente dispongo de una copia, con una excelente calidad de imagen y de sonido, del "Dune" de Lynch. ¡Voy a verla nuevamente! ¡Así me quitaré el mal cuerpo que me ha dejado este remake!

La peor serie que he visto jamás sobre el acoso escolar. La peor serie que he visto jamás en cuya producción haya participado, en mayor o menor medida, TV3. Es una serie pésima desde cualquier punto de vista.

Los guiones de cada capítulo son PÉSIMOS, tal como demuestran unos diálogos penosos, cuando no grotescamente ridículos y unas situaciones absolutamente irreales. ¿Qué estudiante sometido a acoso escolar va a "chivarse" al director de que han escrito "cagado" en su pupitre? ¡¡¡NINGUNO!!!

La dirección de actores es PÉSIMA, tal como demuestra el que actores veteranos trabajen a desgana, sin creer en sus personajes, y resulten ridículos.

Los protagonistas (supuestamente) adolescentes son PÉSIMOS, no solo a causa de los guiones y de la dirección de actores, sino por su propia incapacidad y su nula empatía con el espectador.

La puesta en escena es PÉSIMA, tal como puede apreciarse en todos y cada cada uno de los planos rodados tanto en interiores lamentables como en exteriores aún más lamentables.

La serie es un insulto para:
1. Los padres de hijos que sufren acoso escolar.
2. Los chicos y chicas que sufren acoso escolar.
3. El sistema educativo en general.
4. Cualquier espectador que se enfrente con este PÉSIMO producto televisivo.

He soportado dos capítulos y medio ... ¡¡¡No puede soportar ni un segundo más!!!

Lo único que se podría salvar sería el título: Moebius. Cabe suponer que hace referencia a la cinta o banda de Möbius. Una cinta que solo tiene una cara y un borde. Es una conocida paradoja estudiada por los matemáticos y que, curiosamente, ha tenido aplicaciones prácticas en campos muy variados, como la arquitectura o la electrónica. Pero, ¿qué tiene que ver la cinta de Möbius con el acoso escolar?

Podría pensarse que es una de esas películas a las que ha perjudicado el paso del tiempo. Pero no es el caso. Esta es una mala película desde siempre. ¿Por qué?

La trama es complicada y está “explicada” a trompicones, por lo que resulta a veces incomprensible y casi siempre aburrida.

El protagonista masculino, George Segal, resulta absolutamente decepcionante. No es santo de mi devoción como secundario y mucho menos como actor principal. No dudo de que fuera un actor de teatro de cierto mérito, pero en sus intervenciones en el cine resulta poco convincente y nada carismático.

De su extensa filmografía solo recuerdo dos películas en las que me gustó su interpretación: “¿Quién teme a Virginia Woolf?”, del año 1966, protagonizada por unos sublimes Elizabeth Taylor y Richard Burton; y “La gatita y el búho”, de 1970, con Barbra Streisand.

La protagonista femenina, Senta Berger, luce palmito y poco más. En 1966 estaba en la plenitud de su belleza física pero no había alcanzado la plenitud de su capacidad como actriz. La verdad es que no recuerdo ninguna película en la que haya participado que resulte destacable.

En cuanto a los secundarios de lujo, a saber: Alec Guinness, Max von Sydow y George Sanders, están totalmente desaprovechados. Los dos primeros en papeles absolutamente ridículos y muy alejados de su experiencia y buen hacer. Y el tercero, en un papel de relleno, representando a un personaje prescindible e irrelevante para la historia que pretende contar la película.

En fin, un desastre de película desde su origen. ¿Cómo podía, pues, soportar con dignidad el paso del tiempo? Simplemente, no pudo.