Propone vivir experiencias y verla es una mala experiencia. Habla de la bohemia, de vivir intensamente, y no tiene intensidad, no transmite nada.

Desestructurada, arrítmica. Un ladrillo tiene más ritmo. Efecto anestésico, consulte con su farmacéutico.
Desmedida, venga escenas y más escenas. Agobia por acumulación. Se acaba viendo cada escena con disgusto, como un obstáculo para llegar al final y respirar. En esta situación asfixiante, el espectador pasa de las referencias cinematográficas y filosóficas y literarias, pasa de los discursos de filosofía barata, pasa de las relaciones superficiales, pasa del espíritu
creativo, pasa de la búsqueda de nuevas experiencias y deja de verla aunque la siga mirando.

Interesante propuesta de radiografía de la política y sus cloacas: corrupción, demagogia, burocracia, manipulación, hipocresía. Desafortunadamente, la película parece olvidar que una cosa es lo que se narra y otra las cualidades cinematográficas, así que introduce negativamente en su discurso formal dosis de demagogia, manipulación y trucos burdos. El resultado es una rara combinación de momentos muy lúcidos y acertados con otros inexplicablemente torpes.

La primera secuencia, clave por ser el disparador de la subsiguiente trama política, predispone para lo peor: narración en off innecesaria, planteamiento y resolución torpes de la única escena de acción de toda la película mediante un montaje chirriante. Afortunadamente, esta mala secuencia da paso a la trama política con toques policiacos contada de forma convencional pero con cierto vigor.
Entre el tono medio aceptable saltan aquí y allá algunos desajustes: efectismo sensiblero, diálogo cogido con pinzas, licencia dramática que resta credibilidad a lo que se está contando, giro argumental nada o mal explicado.

Aiello memorable. Cusack bien. Fonda inexpresiva. Pacino sobreactuado en las escenas más dramáticas, con tics y excesivamente gesticulante con manos y brazos (en la escena del funeral parece un ventilador), algo difícil de encajar en el papel que interpreta: no conozco un político que en público haga tan exagerados ademanes con brazos y manos.

La imaginación al poder. Con qué poco se puede hacer una buena película, aunque claro, a falta de medios la clave es ser creativo y tener una imaginación de altura como sucede en este caso.

Comienzo lento y vacío con mucho primer plano que no expresa nada y profusión de diálogos "cotidianos" sin objetivo aparente. ¿25 minutos para contar nada y menos? Parece que se está perdiendo el tiempo pero justo entonces empieza lo bueno en una segunda parte de altura.

Lo bueno empieza con un juego de casualidades creíble por estar bien contado que da paso a una situación muy original y a un desarrollo de ella tan sorprendente como preciso.
Ahora los primeros planos sí están llenos de intención (miedo, esperanza, desesperación,...).
Fabulosa forma de contar una situación tan estática haciéndola atractiva: continuos movimientos de cámara y cambios de plano para dar sensación de dinamismo y marcar el paso del tiempo.
Impresionante cómo sugiere a la imaginación del espectador lo que ocurre en las partes más truculentes en lugar de mostrarlo, un recurso creativo muy imaginativo. Esto sí es cine y no chorradas grotescas como "Zombis nazis".

Tras el visionado queda la impresión de que el comienzo demasiado largo e intrascendente es así adrede, para preparar y hacer mejor la segunda parte que es la que realmente interesa: se amplifica por contraste el golpe que supone la segunda parte, se logra que esta segunda parte tenga más fuerza por comparación, se consigue que el ritmo y la tensión partan de cero en la segunda parte, se enfatiza que no hay nada seguro y que la vida puede cambiar en un instante.

Moraleja: cuidado con las decisiones apresuradas; llevar siempre el móvil encima.

Algunos puntos chocantes en el spoiler.

Preciso policiaco que esconde una preciosa historia de amor. A los 5 minutos atrapa y ya no es posible soltarse. La razón es que dosifica con una inteligencia poco común las claves de la espléndida intriga para mantener el interés, la intensidad, y la tensión durante todo el metraje. Díselo a todos: hay que ver esta película, es toda una lección de rigor, medida y entretenimiento. Su visionado es un gustazo, es una película para ver y disfrutar varias veces.

Conviene remarcar lo de "preciso". Su trama es sobresaliente en rigor narrativo y argumental: huye de las trampas y simplificaciones narrativas, usa con moderación las convenciones del género, apenas deja cabos sueltos en la lógica de la historia, las circunstancias demasiado casuales brillan por su ausencia y todo encaja sin esfuerzo aparente.

Sugerente al comienzo, evocadora en los cortos flashbacks asociados a recuerdos, emotiva al final, absorbente durante todo el metraje. A ello contribuyen, además de la precisa trama ya citada, una dirección y una puesta en escena muy funcionales que no hacen ostentación de estilo y se vuelcan en contar la historia, un amplio reparto en estado de gracia y una banda
sonora sugerente complementada con una acertada selección de canciones (Otis Redding, Antony and the johnsons, U2).

Planteamiento flojo de situaciones poco creíbles (tal como están contadas y puestas en escena) que esconde una explicación tremendamente rebuscada (ver spoiler). Dicha explicación se supone que justifica todos los acontecimientos e incoherencias que se están narrando tan desacertadamente. Eso es trampa, hombre...

La trama viene a ser como una mezcla de "Psicosis" y "Viernes 13", y desafía al espectador a encontrar una explicación a lo que está sucendiendo, lo que es un esfuerzo infructuoso porque no da pistas para hallar esa explicación que luego inesperadamente tira a la cara del sorprendido e indefenso espectador. Esto también es trampa, hombre...