Tras un prometedor primer capítulo, aunque sinceramente algo defraudado porque no conseguía entender este papel de "alcalde" o mediador con tanto poder y sus motivaciones, quedé esperanzado en que en las siguientes entregas poco a poco se fuera desgranando el destacado roll que, a modo de como si se tratara de un "Padrino" y, con la pretensión, como meta de la paz en la ciudad, dispone el personaje que encarna el consagrado actor Jeremy Renner.

No sólo continué sin explicármelo, así como tampoco, los engranajes políticos y policiales que lo mantienen en alto para mantener ese afán de justicia de violencia desmedida con implicaciones policiales totalmente impunes que a mi modo de ver son totalmente surrealistas y simplonas.

Y no es por ir de ñoñas, sino que simplemente no me parece que lo que estoy viendo sea creíble dentro de un mundo de ficción, que es algo que valoro que tenga ciertos parámetros, ya que hasta los dibujos animados para niños siguen cierto orden.
Tampoco la acción te mantiene con el alma en vilo puesto que hay mucho tiempo de relax con diálogos de pueblo, eso sí, de pueblo con un buen nivel adquisitivo.

La Meca del llamado "Séptimo Arte" nos lleva por unos bonitos encuadres de paisajes bien rodados que nos vende la ideología de que todos los ricos son unos desalmados sin escrúpulos que respiran vanidad por los cuatro costados, una especie de crítica a nuestra sociedad occidental inmersa en la decadencia y la sordidez.
Aunque los actores hacen lo que pueden en sus interpretaciones, los diálogos y elucubraciones son simplemente patéticas. No hay un personaje que se pueda decir bueno, todos ellos están salpicados de problemas mentales y taras que los hacen de naturaleza insensible, enfermos de alexitimia, o claramente psicópatas.
La historia en la que nos sumergimos tiene fallos absurdos desde que ocurre el accidente y nos encontramos en una Villa en medio del desierto, haciéndose cada vez más delirante e incrédula según avanza y concluye por unos derroteros que claramente se atisban previsibles.

A día de hoy sólo he visto 6 capítulos, creo lo suficiente para hacer una ligera crítica. No soy jugador desde hace unos años de consolas y no puedo opinar del videojuego (aunque mi hija me ha dicho que es buenísimo y rebosante de acción), aunque para mi decepción, esta serie no es el caso salvo quizás en el capítulo piloto que se deslumbra algo de lo que pudiera haber sido y no es. Me imagino que para estar a la altura es obvio que debe haber una cantidad ingente de dinero para el desarrollo de los efectos, pero creo que eso no es excusa que precisamente donde más falla es en lo puramente elemental; la acción, que no hay mucho y la dominante es entre humanos...

El paralelismo con la otra serie TWD es análoga, hasta el punto que no sé si estoy viendo una subtrama de la misma, en definitiva, esa rivalidad constante entre humanos con el telón de fondo del mundo zombie, que por cierto no acabo de entender por qué en ninguna de ambas series llaman a los zombies por lo que son y se dejan de ambigüedades o eufemismos, como "caminantes muertos" o "infectados".

A su favor hay que decir que mantiene el nivel de suspense como pasaba con TWD y poco más. También es evidente y estoy muy de acuerdo con uno de los críticos de esta página, que se halla muy presente, se respira -al igual de impregnado que el cine actual estadounidense-, la contracultura Woke.

Estamos en una época que es muy difícil encontrar una buena serie cómica y, lamentablemente, esta es un ejemplo del género de las que tanta abunda, mediocres y sin chispa. Ni siquiera traer a una estrella como Harrison Ford y un elenco de actores de reparto aceptables, puede mitigar semejante esperpento sin gracia sobre unos psiquiatras y del drama personal que uno de ellos carga, con un humor que se basa en el surrealismo y el absurdo.
Lo peor quizás es que no hay inercia suficiente en el argumento -manío-, para atrapar lo suficiente y lograr completar de ver toda la temporada. Por otro lado, me da un poco de lástima el poco favor que se hace a los psiquiatras caricaturizando y desdibujando su profesionalidad, así como el poco respeto hacia los pacientes que requieren su ayuda.

La considero una pequeña joya pese a algunos deslices de credibilidad, al fin y al cabo es una película, pero me ha emocionado la carga sentimental. Los efectos y decorados que te transporta ante que estamos en una nave puntera tecnológica del futuro la considero un acierto, aunque más que una nave parece que estamos en un crucero de lujo, que sin embargo, creo que es lo que pretendía los guionistas y director.
El hilo argumental es bien llevado, ambos actores están magníficos y, lo más importante, el film no aburre para nada, las escenas de acción y el tramo final, aunque son hasta cierto punto algo dispares, tiene -a mi parecer-, buen desarrollo y ejecución final.