Poco hay que añadir a esta frase que resume la película, al final resulta complicado experimentar nada similar a la lástima ante el desenlace (de dominio público)

Giamatti y un soberbio trabajo de localización de exteriores no son suficientes parar sostener esta revisión del clásico lastrada por una dirección sin pulso ni personalidad alguna pero sobre todo por la poca simpatía que la pareja protagonista consigue despertar en el espectador.

Interesante comedia sobre las relaciones, como los planes y aferrarse a ideas preconcebidas pueden interponerse en los sentimientos e incluso conducirnos a lugares donde inicialmente no deseamos estar. La pareja protagonista cumple perfectamente con una notable química y se ven soportados por buenos secundarios como la amiga Roberts.

Recomendable reverso de otras comedias del tipo 500 days of Summer.

La figura del director novel mayor de los 45 suele despertar recelos, reticencias, suspicacias. Los motivos tras estas decisiones con tufo advenedizo varían. Está el actor famosete que quiere demostrar que "puede dirigir", el famoso por otros motivos que quiere contar su historia o darse el capricho de dejar su muesca en fin. Lo que no suele haber es un interés sincero por narrar, porque lo hubieran hecho antes. Generalmente el gusanillo se aplaca en una película, o dos. Si, ser el dire mola, pero también tiene un gran componente coñazo que no te cuentan. Asi actores devenidos en directores con mayúsculas tal vez esté Clint, que podría hacer (o haber hecho) lo que hubiera querido en cualquier posición de la industria cinematográfica.

Eva Hache la conocemos, es una tía afilada, rápida, locuaz, inteligente, aguda. Pero ninguna de esas virtudes dicen nada acerca de la capacidad para ponerse a hacer películas, y que se ponga a dirigir a estas alturas huele un poco. Siendo mal pensados podemos pensar que toca este palo porque el humor stand up no está de moda, sus proyectos en tele no han acabado de cuajar y su capacidad como actriz es, bueno, la que es. Así que en algo tiene que entrenerse, no va a vivir de presentar galas que solo se celebran una vez al año. También puede ser que su nombre sea un señuelo publicitario para vender la burra, aunque no es algo que haya hecho a estas alturas descartar nada es tontería.

Su opera prima es, entramos en materia, un "Jo que noche" cañí poco disimulado. La cosa comienza más o menos bién, a la protagonista la pilla por banda una amiga para contarle un asunto de corte sentimental mientras baja la basura y ops, descubre al volver que se dejó las llaves. A partir de ahí ya sabemos, la consabida sucesión de catastroficas desdichas con la crítica a la deshumanización que han traido las nuevas tecnologías.

La propuesta no está mal para debutar, la cinta de Scorsese tiene 40 años y ni siquiera es de las más conocidas, a priori una pelicula sencilla de versionar, o más que Uno de los nuestros. Sin embargo la cosa tarda poco en desinflarse. El desarrollo es torpe, el guión más, las actuaciones son caricaturescas, el reparto muy ajustado, las gracias no acaban de pegar. No solo el talento está racionado, las costuras se ven cosa mala, como si el tema ya en origen poco lustroso hubiese sido rematado a mala leche y con prisas. Si, es una opera prima con todas sus torpezas narrativas y de desarrollo que se pueden esperar, pero no una opera prima donde las virtudes hagan olvidar los defectos y además Hache ya no tiene 30 años como para pensar que tiene años para aprender el oficio. No los tiene, suene como suene, asi que en su capacidad de aprenderlo tampoco hace falta entrar.

Lo mejor diría que es Polvorosa, que está sorprendentemente sobria y alejada de sus histriónicos papeles televisivos. Lo peor todo lo demás, no vamos a entrar tampoco en el tema taquilla que ya puede ser para llorar. Eva, mi mensaje sincero, si fuese tu orientador profesional te diría que te buscases un programa en movistar antes de embarcarte en los años que lleva aprender las mañas de un oficio nuevo.

Para disfrutar esta película es necesario ser lo suficientemente crédulo como para que Sturgess o Worthington pasen por ciudadanos holandeses, así como abstraerse y no pensar uno que esta viendo una producción de medio pelo hollywoodiense en localizaciones europeas. Claro que si uno pasa por ahí, también creerá en los reyes magos, o en la existencia de un roedor que retribuye la perdida de piezas dentales y es que la peli, a pesar de tener alguna escena de acción correcta, no se despega en ningún momento de una irrealidad a la que contribuye en buena medida un reparto de buenos actores en el sitio equivocado, irrealidad que se antoja incomoda cuando de lo que se trata es de contar una historia real y que la condena como fallida si pretendemos conocer que le sucedió al bueno de Mr. Heineken dejándola en una peli de acción del montón.

Visionable sin más.

Salvo que uno proceda del planeta Trafalmadore o haya permanecido recluido en una secta sin acceso al mundo la sensación que debe tener tras visionar esta propuesta es de, ¿otra vez estamos con lo mismo?. Si, esta película te la facturan varias veces al año. No pasa nada, hay gente que se ve todas las semanas las aventuras de anacondas gargantuescas de La Sexta o las niñeras asesinas de A3, pero convendremos que eso condiciona y reduce las posibilidades de análisis.

La trama es simple, tres hermanos con tres perfiles marcados, más sobre el guión que por sus acciones, pasan un fin de semana en la casa de campo de los Gallardo (sniff) para asistir al sepelio de la criada, iba a poner guardiana de la finca, empleada, pero no, se refieren a ella repetidamente como criada por mandato del padre, abogado de cierto renombre. En una improbable lectura de testamento de la señora descubren que han sido encomendados por esta de un favor postumo a la vez que les deja unas cartas personalizadas.

Afloran entonces los conflictos fraternales, soterrados y no, los malentendidos, los enredos, todo muy de fábrica, tanto que como a la autora le parecía poco rutinario corona la tradicional resolución de los nudos (algún nudo y resolución patateros por demás), con un mensaje de superación, tras el conflicto, todos salen mejores y más encantados consigo mismos, la lección que no sabemos quien quería darles porque cambia el paso a mitad de la película para dar cabida a otro personaje ha surtido efecto.

Todo es pura rutina, hasta la aparición de los secundarios de lujo, (lujo dentro de los excesos que se permite esto) son tradición en el género. Sólo en un par de escenas la cosa parece que va a coger un vuelo a lo Very Bad Things para todos los públicos pero debió darles mareos y volvieron a lo de siempre.

Lo mejor, Inma Cuesta, solo por eso le he dedicado tiempo a esto, cada uno tiene sus debilidades y bueno, es lo que hay. Orgaz compone una convencible señorona forrada a lo Rosalía Mera alejandose de La hierbas.

Lo peor, todo lo demás, desde lo poco original de la propuesta (no digamos ya ambicioso) a lo rutinario de las interpretaciones. De Castro está mucho menos creíble que Orgaz.