Fascinante. Cuanto más la veo más me engancha la historia de cómo engañan al mayor cerebro británico. Romántica, divertida, intrigante y con una de las mejores partituras que compuso el gran Miklos Rozsa.
Y muy bonita por cierto (las escenas del paseo ciclista por Escocia).
Se habla mucho de lo que hubiera sido este film tal como lo pensó Wilder pero eso, desgraciadamente nunca lo veremos ni sabremos. No malgastemos tiempo en eso y disfrutemos de lo que sí quedó.
Qué bueno era Billy Wilder!!!!!!

Palabra que me he acercado a este Sacrificio sin prejuicios, pero no. Tarkovski me sigue pareciendo muy muy pedante y aburrido. Es de esos cineastas que plasma escenas crípticas, diálogos aparentemente trascendentales, temáticas que no se entienden si no es con el manual de instrucciones que previamente nos han pasado los críticos de Cahiers ... lo que nunca reconocerá nadie para no parecer catetos cinematográficamente hablando. Da miedo ser tachado de paleto.
Insisto: los diálogos apenas tienen sentido (¿quién los recuerda pasados unos segundos?) los personajes no tienen vida propia y real más allá de la que Tarkovski les da en cada escena; ninguno reacciona como lo haría cualquiera. La composición está forzadísima: fíjense en cómo cada uno mira o encara su cuerpo no a dónde sería natural sino dónde el director quiere para lograr un efecto visual (nunca temático pues a estas alturas no creeremos que el gran Tarkovski hace eso tan cutre de que cada personaje mire hacia otro lado para mostrar incomunicación).
Y muy muy aburrida porque todo es absurdo.

Podía haber sido una obra mayor pues Grémillon filma la naturaleza, los trabajos cotidianos del campo, las fiestas populares y las miradas intensas con gran brillantez. Igual que a la chica gitana. Pero el actor protagonista, para mí, lo estropea todo. Lástima. Y la música que suena en la versión restaurada es constante, demasiado acelerada y chirriante en varios momentos que el filme pide otra cosa.

Y más si es el caso de una figura como la de Napoleón y durante 30 años de su vida. Scott ha optado por contar muchos momentos del personaje lo que obliga a pocos minutos por escena y muchos saltos temporales y espaciales. Es muy complicado mantener la continuidad y el interés, y más, si dedica muchas (demasiadas) escenas a la compleja relación sentimental con Josefina (por cierto, algunas confusas, otras poco creíbles y otras repetidas).

Pero lo peor no es eso, sino que encara el personaje como si hubiera sido un ser anodino, apocado, un pelele y un poco tonto y torpe (p.ej. la escena en que la madre le anima a entrar en una habitación en la que una chica desnuda le espera para concebir un hijo). Así no se entiende que llegara a ser lo que fue Bonaparte (un tipo brillante, genial, muy ambicioso, despótico pero nunca vulgar).

A favor del film, las escenas de batallas (fantástica la de Waterloo aunque Napoleón no cargara con sus jinetes) o la coronación (inspirada en el cuadro de J.L. David)

Anna va, viene, entra, sale, viaja para presentar una película y se encuentra con gente. Más que hablar, recitan, monologan: nunca se miran cuando sueltan sus frases y ahí hay parte del error: estos personajes no tienen vida, responden de manera muy evidente a lo que la directora les ha escrito, son meros transmisores de lo que Ackerman quiere que oigamos.
Sus viajes en tren son interminables, largos sus andares de aquí para allí pero no nos dan ninguna información. Todo es frío y desangelado. Ni siquiera cuando se acuesta con un par de tipos hay nada parecido al amor o cariño.
¿Qué película ha realizado un personaje que no transmite nada, no ya solo al público sino a sus interlocutores en el film?