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España España · Valencia
Críticas de Victoria
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Críticas 81
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de octubre de 2008
23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una puesta en escena atípica con trazas tarantinescas, una dramatización burlesca en la que cabe todo: el horror de los crímenes, el cinismo, el humor, y un tono grotesco presente en toda la narración. Un buen trabajo de Sorrentino y una buena interpretación de Servillo con una caracterización caricaturesca de Andreotti.

Abre boca en una de las primeras escenas con esta frase atribuida a Indro Montanelli:
"mientras Gasperi hablaba con Dios, Andreotti hablaba con el cura".

Tiene dos puntos álgidos, dignos de aplauso: 1) la entrevista con el periodista y 2) el monólogo sentado en una silla, un crescendo intenso de arrogancia y cinismo.

Sorrentino acusa a Andreotti abiertamente (aunque el enmarañado del poder sea complejo) y se encarga de culpabilizarlo de la muerte de Aldo Moro siendo Moro un leit-motiv a lo largo de la cinta para mayor tortura de Andreotti. Salpicado de cadáveres: Dalla Chiesa, Falcone, Borselino, Pecorelli...

Tommaso Buscetta lo acusará abiertamente de relaciones con la mafia años después de que Falcone fuera asesinado. Andreotti niega el encuentro y "beso" con Totó Riina.

Será procesado y absuelto por falta de pruebas a partir de 1980. Sin embargo, sí hay confirmación del delito de participación con asociación mafiosa hasta la primavera de 1980. Esos delitos hasta 1980 han prescrito. Titular: Andreotti absuelto.

Perpetuar el mal para garantizar el bien será la consigna del personaje.

Nada que no supiéramos ya. De nuevo ante la aplastante realidad: No hay salida.

Por su culpa, por su culpa, por su grandísima culpa. Será, finalmente, Dios quien lo juzque, la justicia no ha podido.

Amén.
Victoria
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5
21 de junio de 2010
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a entrar en las inexactitudes físicas que hay en la película, para alguien que entienda son evidentes pero no importan. No afectan al desarrollo de la trama, son detalles técnicos que no sorprenden en films de bajo presupuesto.

La película cuenta con un excesivo metraje con el riesgo de hacerte perder interés, sin embargo logra capturarte a través de la frialdad de los comportamientos de personajes desmotivados que se saben perdedores persiguiendo el premio que supone el pasaje (difícil de conseguir por el precio) para ir a Reha.

Evidentemente, toda película de ciencia ficción (y de cualquier género, qué caramba) se valdrá de referentes y no por ello pierde valor, ni deja de aportar unos gramos de originalidad. No entiendo que se pueda hacer referencia alguna a Matrix, es confundir los números con las matemáticas.

Una película modesta, con buenos efectos especiales, una frialdad inquietante y ...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Victoria
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3
28 de junio de 2010
25 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
André Téchiné se basa en un suceso real del 2004 y en la pieza teatral a la que daría lugar: RER de Jean Marie Besset: Una joven (Marie-Léonie Leblanc) con su bebé de 13 meses, denuncia haber sido atacada por 6 africanos en el metro tomándola por una judia, le hacen unos cortes, le cortan un mechón de pelo y le dibujan unas svásticas en el vientre.

La movilización fue de envergadura, más de 60 policías movilizados, análisis de videos de bandas, rastreo en las estaciones buscando posibles agresores.

Imagino a Groucho gritando ¡Es la guerra!

Qué papelón el de Chirac hablando del pavor que sentía, qué papelón el de Nicole Guedj (secretaria de Estado de los derechos de las víctimas y administradora del Consistorio central israelí de Francia), en fin todo el mundo se volvió loco.

¿Y los media? ¡más madera, es la guerra, recojan la ropa!

Téchiné aparte de una buena música, una elegante puesta en escena y sin afectación hace poca cosa. Acompaña a Jeanne con sus patines, su novio, sus idas y sus venidas. No profundiza ni en el universo familiar, ni en el personal, ni en el político, ni en el mediático. Y, finalmente, me sobra la escena en la que Michel Blanc y su familia discuten (sin profundizar) el tema desde el daño que provoca una mentira de este tipo que da alas al negacionismo. Sin embargo, no hablan de islamofobia en ningún momento. Si se es aséptico en el relato fílmico no se puede uno escorar, digo yo.

En realidad, oyendo la canción RER D del álbum arabian panther del rapero Medine Zaouiche (búsquese video con la letra) en unos 6 minutos cuenta más cosas e incluso opina acerca de todo lo que no ha opinado, ni mostrado, Téchiné. Qué cosas pasan, eh.

En ningún momento Téchiné menciona la posible repercusión de la instrumentalización del antisemitismo basado en falsa denuncia en la población de los suburbios (ya muy señalada) y que podría tener unos chivos expiatorios, pero bien que mete en los diálogos el peligro de que una mentira de este tipo deslegitime las verdaderas agresiones antisemitas pasadas y futuras. No hay afectación sentimental en el film, pero sí contempla al colectivo judío como víctima de la mentira, olvidando que hay otro colectivo que también es víctima.

André dice que no busca el juicio moral de la joven sino mostrar su universo particular que le llevó a inventarse la agresión. No ha mostrado nada, y no hace hablar a Jeanne, sólo la somete a una presión amorosa como posible explicación. Resuelve la crítica al comportamiento histérico de los Media en pocos renglones.

"Es sorprendente que haya una mentira que se apoya en algo que les sucede a otros", dice André. No sé de qué se sorprende cuando en realidad el porqué de la mentira de una niñata se fundamenta en el sólido edificio social construido en torno a la "Víctima". Continúa en spoiler por falta de espacio --->
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Victoria
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Cada ver es...
Documental
España1981
6,8
210
Documental, Intervenciones de: Juan Espada del Coso
7
12 de abril de 2011
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental extraño o puesta en escena atípica, no sé muy bien cómo definir 'cada ver es', pero no importa. 'Cada ver es' cuenta la historia de Juan Espada y su trabajo en la morgue del Hospital Universitario de Valencia. Juan no tiene olfato y tiene muchas dioptrias trabaja allí años ha, es viudo y vive bien con su soledad, hasta su nombre 'soledad' le es simpático, la soledad es su vida y él la asemeja a la muerte con la diferencia de que el muerto no es consciente de ella.

La composición del documental (así lo llamaremos) contiene las impresiones de Juan, imágenes silentes y solitarias de escaleras, largos corredores, puertas, una flecha que nos indica el camino, una sala, unos grifos, una lámpara, un bisturí; de pronto un cambio nos lleva al manicomio de Bétera, colección de rostros, colección de máscaras, hipertrofia del gesto. El resto: los cadáveres.

Secuencias de 'Los pájaros' de Hitch sirven para que Juan explique por qué el cine no le da miedo, "porque todo es mentira y detrás de la chica hay una cámara", reflexiones de sencilla inocencia. Lo que le da miedo es la vida. La muerte, dice, debe ser bonita, en ella todos somos iguales, en la vida la cosa cambia y cada uno piensa de una manera, sólo pensamos en matar y en mandar.

Los cadáveres son el trabajo de Juan y son presentados en toda su variedad repugnante:
-Suspendidos en un foso, imagen terrorífica y abismal.
-De forma cómica adoptando posturas extravagantes, parada de monstruos esperpéntica.
-Pareciendo una suerte de carcasas bio-látex porque alguna vez tuvieron vida aunque parezcan látex sacados del peor cine gore.
-Troceado, afeitado, limpiado de cadáveres.
-En estado absoluto de descomposición en el que los tejidos se deshacen y hay putrefacción y grasa flotando entre líquidos, imágenes difíciles de contemplar, abyectas, obscenas y por eso mismo pornográficas. Lo real llevado a su hipérbole.

La fascinante cabeza diseccionada de una bella joven durmiente, una novia cadáver, un haz bello donde hubo alguién, un envés anatómico-cárnico que sólo remite al formol y donde no hay discurso. Todo ello cabe en el espacio cúbico del recipiente: fascinación y su reverso más obsceno. Las entrañables palabras de Juan la traducirán como "cabeza muy bien conservada y con un color muy agradecido".

Un bebé como relajación, íntegro, perfecto, hasta con color, nadie escapa.

Sus relatos son acompañados de las imágenes de los cadáveres, en una camilla, en el suelo, una cabeza, plano de una mano en descomposición, pies, líquidos, obscenidad trivializada por un relato que parece ajeno a la obscenidad, ahora ya convertida en una mezcla de realidad que va desvaneciéndose para dar más peso a la ficción en la que nos convertimos: moldes rígidos, muñecos hinchables, caricaturas repugnantes.

Juan con su naturalidad e inocencia cuenta su experiencia en la guerra y la impresión que le produjo el contacto con el primer cadáver.

Seguimos en spoiler ->
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Victoria
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7
2 de agosto de 2010
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conor McPherson tomará como punto de partida una historia corta del libro "Tales from Rainwaiter Pond" del también autor teatral Billy Roche, en la que trabajarán juntos, pero con el tiempo (pasarán unos cuatro años) se harán bastantes cambios hasta llegar a El Eclipse. En realidad es un cuento irlandés de fantasmas con breves interludios de terror.

No se trata de un film de terror sino de un cuento de fantasmas que McPherson intenta explicar desde una visión irlandesa, diciendo que durante 1000 años la gente no sabía qué había más allá, al estar Irlanda en el confín de Europa, y que ese "más allá" se interiorizó en la psique de todo irlandés uniéndose a ello el arraigo del catolicismo, religión supersticiosa y con imaginería fantasmal. Esa mezcla define bastante bien no sólo El eclipse sino toda una tradición feérica irlandesa.

Un cuarteto protagonista impecable: Estupendo Ciarán Hinds encarnando a un viudo que no ha superado su luto; Iben Hjejle una escritora que entiende de fantasmas tanto en cuanto sabe asociarlos a la realidad; Aidan Quinn encarnando a un escritor donjuanesco, gracioso, borrachín y jactancioso; finalmente, Jim Norton el suegro enfermo.

Una historia íntima y cálida donde se respira la nostalgia y el dolor de la pérdida, donde los fantasmas, generalmente, son la constatación de la realidad interior de cada uno. De manera que es fácil entender que el terror no es sino culpabilidad manteniendo una fidelidad nostálgica y, por otra parte, los fantasmas también actúan a modo de banshee para anunciar con sus alaridos la inminente muerte de alguien, y también están los moribundos que se despiden, a su manera, de este mundo.

Es decir, tenemos lo sobrenatural unido al catolicismo que, tradicionalmente, ha impregnado el imaginario irlandés proporcionando una riquísima fuente de historias.

El magnífico telón de fondo de la preciosa ciudad portuaria de Cobh y la muy evocadora Abadía de Selskar en Wexford se unirán a este cuento que, marcado con el tempo de un metrónomo, irá del romanticismo al humor interrumpido por algún fantasma que no pide permiso. Todo ello acompañado con una buena música con diversas piezas sacras a cargo de Fionnuala Ni Chiosan, siendo el Kyrie Eleison el leitmotiv de la narración.
Victoria
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