Excelente debut cinematográfico del hasta ahora realizador de videoclips y documentales Marc Webb. Una película ¿romántica? que se ha erigido como la auténtica revelación del año, llegándose a rumorear que podría ser la obra de origen Indie que se cuela cada año en la final de los Oscars.
Academicismos y conjeturas aparte, se trata de una excelente película de género. Todo en ella parece tocado con mano de santo, desde el estupendo guión, pasando por un montaje excepcional (haciendo magnífico uso de recursos como el flashback o la elipsis argumental), hasta llegar a unas encomiables interpretaciones (fabulosa Zoey Deschannel), muy ajustadas y sin alardes de ningún tipo, siempre al servicio de la historia.
Se podría argumentar que el filme consta de 3 partes, la primera, aquella donde se nos presenta a los personajes de una forma un tanto peculiar, es extraordinaria y logra enganchar al espectador más exigente, consiguiendo, de ese modo, algo que muy pocas películas de este género logran. La 2º parte es quizás la menos conseguida, aunque no desentona notablemente debido al dinamismo que le emplea su director, donde existen varios chispazos que vuelven a meter de lleno al espectador en la historia. El tercer y último acto es un prodigio de inteligencia, abrumador en su concepción de las relaciones afectivas. El espectador intuye perfectamente (de hecho nos lo cuenta al principio una voz en off muy determinante) que se avecina un final muy distinto a lo que estamos acostumbrados a ver en el género. Aun así tratamos de ignorarlo, pero no queda mas remedio que levantarse y aplaudir al final de la proyección. Final donde el destino se transforma en casualidad, ante lo que uno debe resignarse, al igual que nos resignamos ante estaciones del año que detestamos.
Destacar también la cantidad de referencias culturales y musicales que se hacen en el filme. Desde “El graduado”, The Smiths, hasta “El Séptimo Sello” de Bergman. Muy buena elección de las canciones que componen la banda sonora.

Excelente película que combina drama y comedia con la misma perfección. Clasificada como independiente, pero con gran espíritu y buen cine dentro. El director Duncan Tucker debuta de forma inmejorable con esta historia de amor, soledad, incomprensión e intolerancia. Todo ello desgranado perfectamente de su impecable guión. Quizás en el aparatado técnico, como suele ocurrir con este tipo de filmes, no sea ninguna maravilla, pero es comprensible y lícito al tratarse de una cinta de bajo presupuesto. Aun así la fotografía nos muestra con total nitidez la belleza de diversos parajes norteamericanos. Aparte del excelente guión, otra de las bases donde se sustenta la película son las interpretaciones. Felicity Huffman está soberbia en su primer papel protagonista en la gran pantalla. Ya estaba dando, de hecho sigue ofreciendo, síntomas de calidad con su personaje de Lynette Scavo en la serie de TV “Mujeres desesperadas”, pues sus papeles en el cine hasta entonces eran bastante superficiales. Su potente mirada, su flácido rostro, sus emotivas inflexiones, todo ello lo muestra esta pedazo de actriz a la que le deseo lo mejor a partir de ahora. Se puede decir que le robaron el Oscar a mejor actriz, y mas aún viendo a quien se lo dieron…. En fin.

Si hubiese que hacer un análisis sintáctico del filme, se podría decir que tiene dos partes. La primera es una road movie donde predomina el drama, con algún que otro toque cómico. Por otro lado, la segunda parte (presentación de la familia) tiene algo mas de empaque cómico, eso sí, siempre sin abandonar el drama.

Aparte de Huffman estoy totalmente de acuerdo con el comentario de Oscar, pues tambien pienso que el director ha sabido sacar lo mejor (no pensaba que hubiese para tanto) de un actor con una carrera (hasta la fecha) tan mediocre como Kevin Zegers. Entre el resto de secundarios podemos encontrar a dos veteranos de capa caída como son Fionnula Flanagan (la anciana de “Los Otros”) y Burt Young (el inolvidable Tío Paulie de la saga Rocky). Ellos interpretan a los padres de nuestra protagonista.

Su final es un acierto rotundo, bastante alejado de lo que nos suele ofrecer el cine Hollywoodiense. Posee cierto grado de ambigüedad, que cierra la obra con total autoridad, por parte del director al que no queda mas remedio que aplaudirle.

Una de las sorpresas de verano 2005 en las carteleras.Todo el mundo, incluído yo, pensaba que sería otra más.Otra más de esas películas americanas, elaboradas para adolescentes, que desde el primer minuto ya conoces lo que ocurrirá en cada escena.A mi modo de ver tiene ¡¡cuatro partes!! claramente diferenciadas.La primera puede resultar un tanto monótona, pero es necesaria pues nos presenta a los diversos personajes.Todas ellas actrices jóvenes, donde no destaca ninguna especialmente, pero que se complementan muy bien.En este primer cuarto, ya encontramos un acierto que empieza a diferenciarla del resto de cintas yankees anteriormente mencionadas.Este no es otro que el profundizar en el papel de la actriz protagonista.Se nos muestra sus inquietudes, miedos, espíritu perdido, todo a raíz de un trágico suceso que le ocurrió en el pasado.Así hasta llegar al minuto 45 de película, donde se convierte en una cinta de aventuras, con escenas sobrecogedoras que llegan a provocar espasmos al espectador.Pasada la primera hora se adentra en lo que se esperaba en un principio, la presentación de esos seres inhumanos, terroríficos, que se las hacen pasar canutas a las chicas.En ese momento se piensa que acabará como siempre, todo se volverá previsible y otra mas para hacer buena taquilla.Pero no ocurre nada de eso, sino todo lo contrario, pues el director en un hábil giro, transforma los últimos 20 minutos en un filme extraño, donde ya nada resulta previsible y cualquier cosa puede ocurrir.Solo un pero en esta parte final, y es que los personajes pierden su verdadera identidad por momentos.Parece que estamos presenciando la serie “Cazatesoros”.Aún así no debe empañar el loable intento del director, que acaba rematando con un final inteligente y totalmente desligado de la mayoría de productos del género en la actualidad.
Me acabó convenciendo, pues pienso que con los mimbres que había se ha explotado al máximo.

-“Es la sensación de contacto, en cualquier ciudad por donde caminas, ¿Comprendes?, pasas muy cerca de la gente y ésta tropieza contigo. En Los Ángeles nadie te toca, estamos siempre tras este metal y cristal…”.

Este es el pequeño prólogo, narrado por el personaje de Don Cheadle, que abre este excelente filme. Se trata de la primera película de Paul Haggis como director tras su majestuoso guión(nominado al Oscar) de Million dollar baby de Clint Eastwood.

Su lado negativo, como bien se ha comentado aquí, es el deja vú que provoca en la forma de narración. Pero solo en forma, pues en fondo es una historia original, valiente, honesta con el espectador, sin desperdicio alguno.El guión (punto fuerte de Haggis) es una maravilla, con diálogos directos y contundentes. Aspectos técnicos como fotografía y montaje son soberbios. La fotografía recuerda a películas similares como por ejemplo Traffic (2000) de Steven Soderbergh, y el montaje a la escuela que abrió Robert Altman a principios de los 90 con su magnífica “Vidas Cruzadas”.

Las interpretaciones son de gran calidad, combinando actores conocidos y consagrados (Matt Dillon, Don Cheadle, Sandra Bullock, etc..) con otros novatos o semidesconocidos (Terence Howard, Thandie Newton).Todos rayan a gran nivel dentro de lo que les exige su personaje. Me sorprendió gratamente el, para mí, desconocido Howard(nominado a los Oscars el mismo año por su papel en otro filme) por su fuerza y contención.

Su final está sensacionalmente resuelto, enlazando con el principio del filme.

Al final la vida sigue y como concluye el personaje de Don cheadle:

-“…Es la sensación de contacto, y añoramos tanto ese contacto que chocamos contra otros para poder sentir algo”.

Excelente drama dirigido por el inefable Darren Aronofsky, autor de excelentes y siempre controvertidas películas por su rareza en la forma de plasmarlas en pantalla.
En esta ocasión deja de lado su particular mundo extraño para deleitarnos con un drama clásico, una película de redención y amor. Amor por el deporte (en este caso la lucha libre) y redención que busca el personaje magistralmente interpretado por Mickey Rourke. En la parcela técnica aspectos como la fotografía son sobresalientes, aplicando un intenso grano combinado con colores apagados que otorgan al filme mas credibilidad si cabe, alejándola de los convencionales telefilmes de sobremesa. El montaje hace inteligente uso de recursos como el flashback durante la narración (la segunda pelea del protagonista, por ejemplo)
Un guión contundente, con escasos aunque excelentes diálogos y sin caer en la demagogia o la lágrima fácil. Los toques de humor están insertados sutilmente en la trama y las interpretaciones son brillantes, consiguiendo los dos veteranos intérpretes ( Mickey Rourke y Marisa Tomei) dos nominaciones a los Oscars. Finalmente ninguno de los dos consiguió la estatuilla pero hay que admitir que Rourke tenía una dura competencia y finalmente tuvo que irse de manos vacías. En el caso de Tomei se lo arrebató nuestra Penélope Cruz, algo discutible a todas luces si somos objetivos/imparciales, aunque dudo mucho que le quitara el sueño pues la actriz americana ya tiene uno en su haber gracias a su entrañable interpretación en “Mi primo Vinny”.
Bien también Evan Rachel Wood en su corto aunque intenso papel como la hija del protagonista. Los tres personajes están magníficos y las escenas que comparten denotan una calidad humana e interpretativa de primera. Un repertorio de miradas, ademanes y palabras que forman un cóctel maravilloso.