Acabo de hacer la crítica de "Haz la loca, no la guerra" y he consultado la filmografía del director. En esa crítica digo que es de lo peor que he visto. PUES NO, OIGAN. Esta la supera. "Canción triste de.." es una suerte de película absolutamente lamentable, desconectada de la realidad e inconexa en sí misma que si acaso le pongo un 3 en vez de un uno es, precisamente, por secuencias enteras surrealistas que son absolutamente increíbles. Aquí Ozores está en su esplendor, y rodeado de compañeros y amigos que le secundan. La película como historia no da para largometraje porque no hay historia, pero tiene cada tontería que por puro mala resulta buena.

De lo peor que mis ojos han visto.
Y mira que el reparto es bueno, y mira que Alfonso del Real hace un loca creíble. Pero es que lo demás no acompaña, y el guión es inexistente. Lolita está para matarla. Florinda Chico, doblada (como casi todos). Tony Isbert, de pena de cárcel.. y mi idolatrado Antonio Ozores está tan divertido como siempre, pero no encaja en esta película, donde ni siquiera interpreta. Se limita a hacer de él mismo con sordera. Absurdo.

No gasten su tiempo. Es un bodrio infecto.

Vaya por delante que Nadiuska está como un tren. Pero no como un tren de los de Extremadura, más bien como los AVE de verdad, los que te arrolan en cuanto los tienes delante.

Dicho esto, ULTIMO DESEO es una tontería suprema producto de las enfermizas mentes de la época de gente luego mucho más seria como Vicente Aranda o Joaquin Jordá (mítico documentalista). El inclasificable guión se puso en manos de un director solvente de género como Klimovsky, y se adornó con un reparto que igual te mezclaba a Teresa Gimpera con Paul Naschy.
Pero claro, la película es barata, y se rodó en los alrededores de Madrid porque irse a centroeuropa (donde supuestamente sucede) era carísimo. Así, vemos carteles de "Pastisserie" mientras en el mismo plano convive un anuncio de Trinaranjus o los Helados Camy así, en castellano. No hablemos de las cajas donde transportan los víveres, algunas de licores, pero otras de cosas muy castizas.

Pero todo se perdona, porque sale Nadiuska medio en pelotas y cuando está vestida es la que mejor actúa del grupo. Lo de Naschy es inenarrable. Tan pronto se muestra humanitario como se lía a tiros. Es un bipolar en toda regla. Lo de Fernando Palacios... pues no creo que le rentase en la carrera la humillación. Y de los demás, poco que decir, porque están en general bastante mal todos, supongo que porque las reacciones absurdas de sus personajes en el guión no las entendían ni ellos.

La carrera del muy mediocre Michael Schultz parecía encaminarse por el camino del éxito a finales de los setenta, tras su trilogía de colaboraciones con Richard Pryor. Pero fue un espejismo. El fracaso de "Sargento Pepper", que lo tenía todo a su favor le llevó a empeños como la presente "Tonto el último", una especie de remake en malo de "El mundo está loco, loco, loco, loco" que convierte en obra maestra a la muy posterior y muy superior "Ratas a la carrera".
La historia es conocida: se trata de una importanta herencia para la que se crea una competición entre distintos personajes dispuestos a hacerse con ella. Digo conocida porque es lo mismo que las otras dos películas mencionadas, pero en ellas era una cantidad de dinero enterrada o escondida, sin más, y aquí deben recopilar una serie de objetos para acumular puntos y conseguir vencer a sus rivales.

El reparto es magnífico, pero el guión es malo y la dirección de Shultz insulsa, sin gracia. Richard Mulligan vuelve a hacer de Richard Mulligan -como si estuviera en Enredo- y Richard Benjamin hace un malo bastante acertado. Por lo demás, una pequeña intervención de un joven culturista llamado Schwarzenegger y las siempre agradables presencias de Tony Randall, Cloris Leachman o Ruth Gordon, a las que se suman los siempre eficaces James Coco y Cleavon Little, estrellas cómicas de los setenta.

El éxito de "Un escándalo muy inglés", la miniserie de Stephen Frears protagonizada por Hugh Grant hace un par de temporadas llevó a sus productores a iniciar una cadena de "miniseries" indagando en la sordidez de los escándalos sexuales ingleses. Este nuevo escándalo, ahora "muy británico", tiene mucha menos relevancia que el anterior, y tiene muchísima menos calidad. Cierto que el interés no es tanto como el previo, pero también es cierto que no existe el humor que tenía el guión de la miniserie de Frears, y eso se echa en falta. Sin ese humor negro, esta serie es un simple docudrama que nos recuerda que la Duquesa era malísima y el Duque no era un santo, pero que además la Duquesa tenía unas ganas de trepar locas y unas ganas de comerse cada pene que pillaba que no eran precisamente menores. Y eso en la época, se pagaba.

Bien ambientada, muy bien interpretada con una estupenda Claire Foy y un muy ajustado Paul Bettany y con una duración adecuada de sólo tres capítulos, esta miniserie no pasará a la historia, pero puede que desemboque en una tercera temporada mucho más jugosa. Las bases del error se han asentado, y deberían hacerles recapacitar para la siguiente.