La conspiración del pánico es un cúmulo de cosas ya vistas en películas mucho más interesantes o entretenidas, como La jungla 4.0, Enemigo Público o Juegos de guerra; con una historia que acumula un mal tópico tras otro, rozando el ridículo en unos cuantos momentos.
Por si esto no fuera suficiente, Caruso plaga la película de aburridísimos primeros planos y un temblequeo y montaje que intenta imitar el estilo de otros cineastas mucho más apropiados para este proyecto, como Tony Scott, Paul Greengrass o incluso Michael Bay.

La razón por la que un título como Eagle Eye ha sido traducido como "La conspiración del pánico" es algo que escapa a toda comprensión humana.

Alatriste era un personaje con un gran potencial, aventuras en un contexto histórico determinado de España. Por desgracia, su adaptación cinematográfica no es más que un compendio de escenas sin demasiada coherencia, interpretadas sin ganas y dirigidas con aburrimiento. Al final de la pelicula, nada tiene sentido y uno sólo puede tomarselo como una gran broma y reírse un rato.

Tras una filmografía tan deslumbrante como es la de Hayao Miyazaki, algunas cosas se perdonan. Por desgracia, El Castillo ambulante, siendo como es una buena película, palidece en comparación con las anteriores obras de su director.
Y es que, aunque visualmente quita el hipo, la tos y hasta la varicela, todo está a disposición de un argumento que no acaba de despegar, por momentos insultantemente simple y alargado en exceso.

Que Michael Bay es un director de despropósitos, nadie lo duda. Ahora, cuando el tipo no se propone trascender esa condición (como intentó en Pearl Harbor), los resultados no pueden ser más disfrutables; y más aun desde Dos policías rebeldes 2, donde dejó salir esa vena tan visualmente excesiva que está marcando su nueva colaboración con Spieberg.
Transformers da justo lo que promete. La historia de alienigenas robóticos transformándose en coches y salvando la humanidad jamás pasará a la historia; pero, entretener, entretiene lo suyo, oigan. Hay veces que ya con eso vale.

En el punto de mira es un bucle temporal que repite la misma historia 7 veces, sin aportar nada realmente nuevo; rodada en una Salamanca de pega y utilizando la torre más alta de toda America latina como un hotel de lujo de la ciudad española, para que sea todavía más real la localización.