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Críticas de yesterday
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Críticas 66
Críticas ordenadas por utilidad
8
27 de septiembre de 2013
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 28 de abril de 1947 el noruego Thor Heyerdahl tomaba rumbo a la Polinesia desde las costas de Perú a bordo de una balsa fabricada con madera y cuerdas. Por delante le esperaban 101 días de viaje en los que recorrió alrededor de 7.000 kilómetros. El objetivo de esta suicida empresa era demostrar que los pobladores de la Polinesia provenían de América del Sur y no de Asia, como hasta ese momento se creía. Por fin y con varios meses de retraso llega a las salas de cine Kon-Tiki, una película que narra esta particular odisea.

La cinematografía noruega, siempre a la zaga de suecos, daneses o finlandeses, goza de buena salud, como demostraron las recientes Headhunters o La Isla de los Olvidados, y la Academia de Hollywood reconoció su labor nominando a Kon-Tiki. Sus posibilidades de alzarse con el galardón en la gran noche del cine eran escasas ante la presencia de Amor de Haneke, pero esta nominación sirvió para que la película tuviera un mayor recorrido internacional.

No es la primera vez que la excepcional historia de Thor Heyerdahl tenía presencia en la gala de los Oscars. En 1950, el propio Heyerdahl subió al escenario para recoger una estatuilla dorada al Mejor Documental. Y es que este aventurero hizo testigo a todo el mundo de su hazaña grabando el viaje con una cámara. Todo su esfuerzo no obtuvo recompensa, salvo la satisfacción del objetivo cumplido, porque actualmente sigue prevaleciendo la teoría de que fueron los asiáticos los que poblaron la Polinesia.
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9
1 de diciembre de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene fallos, es propagandística, moralista, anticuada, ingenua… y qué. Esta película sigue teniendo una fuerza descomunal 67 años después de ser filmada y si ahora es así, no me quiero imaginar lo que debió de ser verla en esos convulsos años. En plena II Guerra Mundial, Jean Renoir rueda una película en defensa de la democracia, la libertad y los derechos humanos con el objetivo de que EEUU se implique en un conflicto, al que solo se incorporaron cuando sus bases de Pearl Harbor se vieron arrasadas por los kamikazes nipones.

Aunque es obvio que se trata de una película que nos intenta vender algo, yo la veo como una obra más pedagógica que propagandística, aunque seguramente tenga tanto de lo uno como de lo otro. Y es que al fin y al cabo lo que nos intenta inculcar son una serie de ideales ante los que poca gente puede estar en desacuerdo e insisto en echar un ojo al año de su realización (1943), para comprender su valor y su importancia. Es imposible no emocionarse con el discurso final y la lectura ante los niños.

No me gusta la exageración en la relación materno filial entre Laughton y O'Connor, la dependencia entre uno y otro llega a rozar lo esperpéntico, lo que la hace poco creíble. Esto provoca que la interpretación de Laughton me parezca forzada, aunque lo arregla todo con esos últimos veinte minutos en los que su personaje toma conciencia y cambia completamente de registro. Durante el discurso es imposible alejar la atención de Laughton y su parlamento. Aún así el héroe de esta película no es Albert Lory (Laughton) sino el Profesor Sorel (Merivale). Su muerte y su lucha silenciosa son las que despiertan a Lory de su letargo y le llevan a reaccionar frente a la tiranía.
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10
12 de abril de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace escasas semanas se estrenó en España ‘Cisne Negro’. Cuando acabé de verla pensé: “es una gran película, pero le falta algo para ser perfecta”. Después de ver ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ ya sé que le faltaba (más bien le sobraba) a la película de Darren Arronofsky. Donde Robert Aldrich pone equilibrio, tranquilidad y mesura, el director de ‘Requiém por un Sueño’ apuesta por la exageración, el exceso y el efectismo. Ambas hablan de la locura, pero lo hacen de maneras muy distintas.

El protagonismo en ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ recae en dos de las mejores actrices del Hollywood dorado, Joan Crawford y Bette Davis (o viceversa, para que no se enfaden). Sus rostros ajados llenan la pantalla y transmiten perfectamente ese odio que se profesaban tanto en la ficción con en la realidad. Davis tenía 54 años durante el rodaje de esta película y Crawford 57, pero ambas aparentan más edad (dice la leyenda que Bette Davis se negaba a quitarse el maquillaje después de cada día de rodaje para que su personaje pareciera más tétrico). Su odio era tal que a Bette Davis se le atribuyen frases sobre Joan Crawford del estilo: “no la mearía aunque estuviese ardiendo en llamas”. Con eso está todo dicho. También es famosa la anécdota que asegura que en la dura escena de la pelea entre ambas, Bette Davis golpeó realmente a Joan Crawford en la cabeza y ella necesitó puntos. El rodaje debió de ser un oasis de paz y tranquilidad.

La película tiene dos prólogos (situados en 1917 y 1935) absolutamente prodigiosos y que son el germen de lo que va a sobrevenir en las dos horas siguientes. Dos hermanas, una de ellas una niña prodigio explotada y mimada por su padre hasta transformarla en un ser caprichoso y orgulloso, y la otra una estrella de Hollywood que ve truncada su carrera tras un misterioso accidente. Ese es el apasionante punto de partida. A partir de ahí se desarrolla un drama claustrofóbico con tintes de suspense y terror sobre la asimilación del vertiginoso y efímero éxito y la inevitable y dolorosa decadencia. Los celos, la rivalidad, la envidia, la vejez, los remordimientos, los secretos, las mentiras, la culpa y el rencor son algunos de los temas que aborda la película.
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9
31 de agosto de 2010
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el comienzo de la película, en el que no vemos lo que pasa porque el tren donde transcurre la acción está en un túnel, hasta ese final al borde del acantilado, el personaje de Cary Grant da mala espina. Y no se libra ni con el final que le impusieron los productores a Hitchcock (en spoiler). En esa primera escena del tren ya vemos a dos grandes actores frente a frente. Ambos están enormes, aunque la que se llevó el reconocimiento y el Oscar fue Joan Fontaine. Se lo debían por no habérselo dado el año anterior por “Rebeca”, en el que fue a parar a manos de Ginger Rogers por una película que pasados los años nadie recuerda; en fin cosas de la Academia de Hollywood. Cary Grant hace un papel atípico en su filmografía, es el ‘malo’ de la película y la verdad es que lo borda, porque siempre te hace dudar sobre si realmente lo es o no.

Esta obra tiene bastantes similitudes con otra obra maestra de Hitchcock, “La Sombra de una Duda”, aunque en esa película la duda se acababa resolviendo, mientras que en “Sospecha” esa duda se mantiene hasta después de acabada la película y eso se lo debemos a los productores que cambiaron el final. Por una vez y aunque fuera sin querer, mejoraron una película. El cambio venía impuesto porque Cary Grant, el galán de Hollywood, no podía quedar como el malo de la película, pero ese cambio la hace aún mejor, porque Hitchcock, muy listo, se encarga de obedecer a los productores, pero firmando un final más ambiguo, cuya resolución queda en manos de los espectadores.(en spoiler).
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6
17 de febrero de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fred Cavayé repite en Cuenta Atrás la misma receta que le otorgó éxito y reconocimiento con su ópera prima, Cruzando el Límite. El director francés vuelve a firmar un thriller europeo a la americana con un marido dispuesto a cualquier cosa por salvar a su mujer, en este caso embarazada. En Cruzando el Límite, la mujer era acusada de asesinato y su pareja hacía todo lo posible por demostrar su inocencia, mientras que en Cuenta Atrás, la esposa es secuestrada y el marido debe realizar un ‘encargo’ si quiere volver a verla con vida.

Cruzando el Límite tuvo un enorme éxito en Francia. Ese triunfo provocó que dos años después el ‘oscarizado’ Paul Haggis realizara el pertinente remake ‘hollywodiense’ bajo el nombre de Los Próximos Tres Días protagonizado por Russell Crowe y Elizabeth Banks. ¿Ocurrirá lo mismo con Cuenta Atrás? Yo apostaría a que sí. Y es que los americanos tienen la manía de rehacer todos los éxitos del cine europeo, ejecutando en muchas ocasiones verdaderos estropicios. En los últimos años han destrozado grandes películas europeas como Abre los Ojos (Vanilla Sky), Deliciosa Martha (Sin Reservas) o 13 Tzameti (13) por poner algunos ejemplos.

Volviendo a Cuenta Atrás, la película no da ni un segundo de respiro desde su arranque. Persecución tras persecución asistimos a un rutinario aunque endiabladamente entretenido polar francés con un bueno (Gilles Lelouche), un feo (Roschdy Zem) y un malo (Gerard Lanvin) como protagonistas. El adrenalítico ritmo que impone Cavayé provoca que la cinta se pase en un suspiro, a lo que también ayudan sus escasos 85 minutos de metraje. Y es que el director francés no ofrece nada nuevo, pero tira de oficio para ofrecer un producto más que digno.
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