Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Kyrios
<< 1 3 4 5 10 264 >>
Críticas 1.319
Críticas ordenadas por utilidad
7
2 de diciembre de 2016
29 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Good Neighbor (The Good Neighbor, 2016) se trata de una película que merece ser analizada, porque a pesar de que leyendo la sinopsis del filme podríamos pensar que nos encontramos ante una película más de terror dirigida para adolescentes, en realidad tenemos delante a una pequeña joya que con el paso del tiempo será reivindicada como película de culto. ¿Por qué? Porque el filme que dirige Kasra Farahani tiene numerosas lecturas, y se trata de un filme que utiliza la plataforma del terror para hablarnos sobre temáticas complejas, y que además están bastante relacionadas con el mundo contemporáneo y sus problemas más acuciantes. La película no está del todo rodada mediante el recurso del found footage, sino que recurre a diversos formatos (por ejemplo, las escenas del juzgado están rodadas de distinta manera a las del metraje normal).Como el cine de Shyamalan (con el que hay varias semejanzas), Farahani nos demuestra que se puede realizar cine más allá de una epidermis terrorífica

Dos jóvenes deciden emprender un extraño (e ilegal) experimento. Uno de ellos procede de una rica familia y pone el dinero necesario para comprar un sistema de cámaras y equipos. El experimento consiste en analizar la conducta de una persona delante de diversas intervenciones físicas (hechas por los aparatos electrónicos). La analogía con el cine de terror es más que evidente. Nosotros somos testigos de una intra película del género, que en realidad es un montaje (puertas que se abren, aparatos de música que se encienden solas…). Presenciamos las reacciones que tendría una persona normal ante fenómenos paranormales, aunque sabemos que en realidad es todo una farsa (y aún así la película consigue momentos de tensión). Hay un doble juego bastante interesante de comprobar.

Sigue en Spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
14 de diciembre de 2015
27 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Groz 200 (Cargo 200, 2005) es una película dirigida por el cineasta ruso Aleksey Balanov. Difícil resulta clasificar el filme en algún género, porque la película toca numerosos campos a lo largo del metraje, pasando del drama al cine negro, de la tragedia al humor más despiadado y negro. Totalmente desconocida en Occidente (como la mayoría de películas del propio Balanov), Cargo 200 nos muestra a la perfección el retrato de la decadente URSS, que ya empezaba a plantar las semillas de lo que iba a ser su desaparición. Precisamente la película está ambientada en la década de los ochenta, pocos años antes de que Gorbachov iniciara la conocida Perestroika. La Corrupción, la ruptura generacional entre los más jóvenes que adoptan las costumbres norteamericanas y más capitalistas y la diferencia entre clases sociales son los ejes de la película.

La película empieza con una conversación entre dos mandamases de la Unión soviética. Después de que el cineasta nos evidencie en los diálogos que ambos forman parte del antiguo bloque, aparece la hija de uno de ellos, acompañada de un joven vestido totalmente a la moda occidental. Las dos generaciones de la URSS, puestas una contra la otra. Por si fuera poco, el joven, a pesar de no tener un trabajo como los dos mayores, gana más dinero que ambos, pero no mediante el trabajo sino a asuntos de carácter más turbio. Más a lo largo del filme, se irá desarrollando la ruptura generacional, especialmente en el ámbito cultural (especialmente desde la música, que el director hace diferenciar entre mayores y jóvenes y también mediante la banda sonora que sigue a nuestros diversos protagonistas, como la música más folclórica con el protagonista más mayor, o la música rock o electrónica con los jóvenes) que divide como una línea a ambas generaciones. A partir de ahí, la película utilizará a los cuatro protagonistas (y una chica más que se añadirá de inmediato) y los seguirá sin un rumbo fijo, incluso se entrecruzarán a lo largo del metraje, pero nunca de una manera crucial, sino accidental. No describiré nada más del argumento, porque realmente consigue sorprender al espectador, a pesar de que cuando el filme acaba uno tiene la sensación de no haber visto exactamente una película con introducción, nudo y desenlace, sino más bien un sentimiento, una descripción paisajística, una pintura.

Realmente no hay un argumento bien hilado, puesto que a Balanov no le interesa para nada desarrollar una película convencional. Al contrario, los intereses del cineasta van en la senda de crear sensaciones y un clima determinado mediante juegos (sucios) de magia y secuencias demoledoras, que son las encargadas de definir el mensaje de autodestrucción y decadencia que contiene el filme. Buena muestra de ello la encontramos en la secuencia en la que nuestro científico de ateísmo tiene un problema con el coche en la carretera y debe parar el vehículo. Observa una casa y pide auxilio. Ahí se encuentra con un mundo totalmente diferente al suyo, un mundo donde la civilización soviética no ha podido imponer su ideología. El aldeano lo recibe de mala gana y posteriormente se enzarza en una discusión teológica con él con cantidades industriales de Vodka de por medio. Esta secuencia, por sí sola, resume muy bien el objetivo de Balanov de definir con agresividad (el espectador se siente frágil delante de la violencia del campesiona y además se identifica con el científico y teme que algo le vaya a pasar en cualquier momento) la tensión del momento, así como la división entre la sociedad urbana de la URSS y la rural, mucho más cerrada y apegada a las viejas tradiciones.

Secuencias durísimas, que dejan a uno con la angustia en la garganta hay numerosas en el metraje. La película condensa perfectamente esa tensión de un mundo a punto de estallar, de ese mundo que casi podríamos decir que resulta imposible, surrealista. El espectador tiene la sensación por momentos de que hay algo que realmente falla en la película, que no encaja, tal y como también sucede en las películas de Lynch o Buñuel. Una sensación difícil de describir, que se puede palpar sin embargo con facilidad.

La puesta en escena y la dirección del cineasta están al nivel del guión. La fotografía que firma Aleksandr Simonov trata de mimetizarse en el ambiente ochentero que describe el filme, con una estética que se adentra en el mundo de lo decadente. El filme acierta con el retrato de los aldeanos y la cara oculta de Rusia, con un contraste entre oscuridad y notable.

El final no puede ser más autoconsciente. El joven muchacho, que viste con la camiseta de la URSS (CCCR) y que el cineasta ha utilizado siempre a conveniencia dentro del relato (apareciendo y desapareciendo a conveniencia) planea su futuro con otro joven compañera. La unión soviética se desmorona, y los jóvenes ya empiezan a planear los métodos más fáciles para conseguir dinero rápido, entre los que evidentemente se cuenta el contrabando. Para acabar de cerrar, el director nos coloca un letrero advirtiéndonos que la despiadada historia que hemos presenciado está basada en hechos reales.

https://neokunst.wordpress.com/2015/12/14/cargo-200-2007/
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4
30 de agosto de 2014
53 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coherence (Coherence, 2013) es el debut en la dirección de James Ward Byrkit, quien además coescribe el guión de la película, junto a Alex Manugian. La película fue presentada en la sección oficial del festival de Sitges, donde ganó el premio al mejor guión.

Coherence es una de aquellas películas que a pesar de su escaso presupuesto, triunfa allá donde va gracias a lo original de su propuesta, que consigue romper las fronteras de su baja producción. Sin embargo, la realidad es que James Ward Byrkit firma una película que tiene una puesta en escena débil y anémica (y eso no es culpa del presupuesto) y que acaba embrollándose en su propia propuesta. En cierta medida, el desastre de Coherence recuerda al de The Man From Heart (The man From Heart, 2007), película con la que comparte muchas características, como por ejemplo el hecho de que gran parte de la acción transcurra en los propios diálogos que entablan los protagonistas, y que hacen evolucionar la trama del filme. En pocas palabras, Coherence es una película hablada.

Y eso que la idea es realmente atractiva. Pero sólo con ideas no se construye una buena película, algo que es harto conocido en el mundo de Hollywood. Coherence se adentra en el mundo de las dimensiones paralelas. Supuestamente, el paso de un cometa, el Miller, altera el espacio tiempo, creando una serie de universos paralelos (de boca de los protagonistas oiremos la paradoja del gato de Schrödinger, que parece que no puede faltar en una película de estas características). La acción transcurre en el noventa por ciento del metraje en el mismo ambiente, una casa donde los protagonistas tienen una cena importante. Sin embargo, a medida que transcurre la noche se irán dando cuenta que el paso del cometa está dejando huellas poco agradables. Acapara el protagonismo principal Emiy Foxler, a la que la película seguirá hasta el final del metraje.

Sin embargo, Coherence no es tan lista como ella misma se cree. La premisa es la siguiente, el meteorito ha causado un agujero que ha provocado una serie de universos paralelos. En definitiva, a medida que nuestros protagonistas salen de casa se darán cuenta de que hay multitud de casas como la suya, con repetidos personajes, idénticos a ellos mismos. Intentarán seguir unidos como grupo, pero pronto se darán cuenta de que resulta imposible.

El error de Coherence es el desarrollo de la idea. Y es que la película acaba traicionando lo que su propio y estrafalario argumento propone. Es decir, por más que tratemos de seguir las pistas que deja el guión, pronto nos damos cuenta de que el director soluciona ciertos problemas con el recurso Deus Ex Machina. Por ejemplo, durante largo tiempo la película nos quiere hacer creer que las acciones de los protagonistas tienen su repercusión en la casa de los demás, y por tanto observamos como reciben algunas señales de las demás casa. ¿A qué viene entonces el recibir una carta que uno de los personajes escribe, recibiéndola justo en el mismo momento en que está escrita? Ya había quedado claro con anterioridad que los demás universos tenían su propia autonomía, con lo que resulta inexplicable que la carta sea colgada en el mismo momento. Coherence trata de amilanar al espectador con efectos que en realidad distan mucho de ser realmente impactantes.

Por otra parte, si ya el argumento resulta bastante tramposo, aún resulta más increíble la reacción de los protagonistas ante la realidad del conflicto. A cualquiera le podría parecer absurda la realidad de las dimensiones paralelas, pero nuestros protagonistas parecen encajar la incoherencia de lo que les está sucediendo con mucha facilidad. Por si fuera poco, las interpretaciones de los actores no ayudan a dotar a la película de una credibilidad.

Además, la puesta en escena deja bastante que desear. Y esto no tiene nada que ver con el planteamiento de Coherence. La película deja constantemente la sensación de no tener ninguna hoja de ruta en respecto a la dirección. Constantemente Coherence utiliza unos primeros planos (que parecen responder a una improvisación absoluta del director) que provocan un absoluto mareo en el espectador. La cámara (se emplea también el recurso de la cámara en mano) se mueve constantemente con tal de captar todos los rostros posibles, pero el director nunca consigue crear una estética efectiva, sino que todo da la sensación de tener de ir sobre la marcha, dando mayor peso al guión. Por si fuera poco, la película bombardea constantemente con fundidos en negro que tratan de reconstruir la historia, como si fueran diversos impasses importantes

http://neokunst.wordpress.com/2014/08/30/coherence-2013/
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
27 de marzo de 2013
29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguramente él proyecto más ambicioso de Kubrick, tanto en aspectos técnicos como iconográficos. La película que revolucionó el género de la ciencia ficción, dotándola de una dimensión más trascendente e intelectual de la que no gozaba del todo hasta la fecha.

Y es que antes del 1968, la ciencia ficción era considerada por el espectador medio como un género menor y un terreno en que lo que abundaba era la serie b y películas de nivel menor. Y razón no les faltaba con estos prejuicios. Exceptuando películas que esconden mensajes importante detrás, como “El planeta prohibido” (Película que personalmente atraía a Kubrick) o “Ultimátum a la tierra”, la mayoría eran películas arquetípicas en la que personajes, acciones y escenarios se repetían continuamente.

Kubrick empezó a pensar en hacer una película de ciencia ficción sobre el 1964. Como en todos sus proyectos, decidió empaparse del género para tener una visión mucho más cercana y trato de contar con uno de los más grandes novelistas de ese género, como lo era Arthur C. Clarke. Pese a que en un primer momento tenía algún prejuicio contra él (pensaba que sería el típico Hippe escritor que vivía aislado en su mundo) fue seguramente uno de los artistas con quién más congenió. Los eran personas que compartían un carácter muy cercano. Kubrick insistió a la productora en comprar algún que otro pack de cuentos, pero finalmente optaron por una decisión importante. La novela, se escribiría al mismo tiempo que se hacía la película. Hubo algún pequeño conflicto entre los dos en este tema, y es que Kubrick seguramente pretendía estrenar antes la película que el libro (porque, evidentemente recibiría mucha más fama), Clarke se quejaba de que debía estar retardando su libro a propósito.

El tono de secretismo se mantuvo durante bastante tiempo. Poco se sabía del proyecto, que en un primer momento no se llamaba así, sino que recibió el nombre de “Viaje más allá de las estrellas”. Pocos actores parecían interesados en la obra, porque la película no prometía demostrar grandes interpretaciones y no había ningún papel principal. De hecho, uno de los personajes que más diálogos ocupa en la pantalla es HAL, el famoso ordenador a bordo de la nave espacial. El escogido para ser su voz fue Douglas Rain, por su tono melancólico y calmado.

Mil veces se cuenta la anécdota de donde viene el nombre de HAL. Kubrick quería nombrar al ordenador con las siglas de una conocida marca tecnológica como lo era IBM, pero se hubo de abstener por razones legales, con lo que decidió escoger las letras que siguientes que corresponden al abecedario.

El rodaje empezó el 25 de diciembre de 1965. Las primeras escenas en las que vemos a los simios y el ambiente prehistórico están rodadas en un interior y todos los simios son actores disfrazados. Buscaron personal que tuviera unas semejanzas físicas singulares con los simios para que el parecido fuera razonable. De hecho todo este primer apartado de la película está rodado en interiores, exceptuando la mítica escena en la que el simio lanza el hueso al aire y se produce la elipsis más grande de la historia del cine., rodada en unos terrenos cerca de Borehamwood.

Para las escenas que se ambientan en el futuro Kubrick intentaba conseguir una iluminación totalmente resplandeciente y blanca, que no produjera sombras. Aunque para ello necesita tal cantidad de luz y energía que el plató llegó a incendiarse, afortunadamente sin consecuencias para nadie.

Wally Weevers se encargó de los efectos especiales (Kubrick subió a recoger el Óscar de manera más o menos simbólica) y a fe que cumplió su papel. Por otra parte el viaje psicodélico que experimenta Dave fue diseñado por Douglas Trumbull.

Hacia el final del rodaje, la gente de MGM se empezaba a poner nerviosa con el proyecto, viendo que los plazos se atrasaban continuamente. Incluso la gente que trabajaba en la película no tenía demasiada confianza en ella viendo la singularidad de la obra.

Por otra parte la música que forma un elemento básico en la película también tiene una historia muy curiosa detrás. Pese a que el compositor escogido fue Alex North (que ya había trabajado con Kubrick en Espartaco) la película ha pasado a la historia por su mítica inclusión del Danubio azul, el mágico vals de Strauss. North no se enteró de que su música no se había utilizado hasta el mismo día del pase previo de la película, a la productora no le parecía bien que se escogiera música clásica, pero el debate queda claro cuando el propio Kubrick afirmó años más tarde que como los grandes compositores de música clásica no se podía competir. Andrew Birkin le dio la idea de empezar la película con el tema de así hablo Zaratustra, música que sonaba en una serie bélica que daban por aquel entonces.

http://neokunst.wordpress.com/2013/03/27/ciclo-kubrick-2001-odisea-en-el-espacio/
http://neokunst.wordpress.com/2013/03/27/ciclo-kubrick-2001-odisea-en-el-espacio-2/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6
5 de septiembre de 2019
29 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Boat (2018) se trata de una de aquellas películas que vienen a darnos la razón a los que decimos que con un presupuesto limitado pueden hacerse maravillas si se tiene el talento adecuado. Y a pesar de que no estamos ante una película perfecta, aquí no solo hay talento, sino también una firmeza y un savoir faire muy claro, a pesar de que se trata del debut en la dirección de Winston Azzopardi (quién si es verdad que ha estado involucrado en el mundo del cine, especialmente como productor).

La película cuenta con un presupuesto ciertamente bajo, que puede comprobarse en el propio desarrollo de la acción, que transcurre prácticamente de manera entera en un solo escenario (el mar y una barca) y con un solo actor. Actor, Joe Azzopardi que por otra parte es el propio hijo del director, Winston Azzopardi. A pesar de que cuenta con poca experiencia en el mundo cinematográfico, el intérprete consigue salvar las tablas, más si tenemos en cuenta que todo el peso interpretativo cae sobre él, al estar solo en el reparto.

La película ha sido un relativo éxito dentro de la crítica (por ejemplo cosechando buenas reseñas en páginas especializadas como Bloody Disgusting o en Film School Rejects) y actualmente Winston Azzopardi está tratando de buscarle cierta distribución comercial a la película. Veremos en que acaba todo esto, aunque la película tiene cierto potencial para triunfar moderadamente en festivales especializados, como mismamente en Sitges.

No hace falta ser un genio para saber, solo leyendo la sinopsis, que nos encontramos ante una película que se encuadra dentro del subgénero conocido como supervivencia. En este caso, un personaje que se encuentra ante una situación límite y que tendrá que rebasar los suyos propios para poder sobrevivir. Como muchas de estas películas, la obra se divide en diversos fragmentos que están relacionados con "obstáculos" que se interpondrán dentro del camino de nuestro protagonistas.

Quizá, la singularidad del filme provenga más del hecho de que en esta ocasión solo hay un personaje que se encuentra en una situación peligrosa, y no varios. Así, se pone de relieve una de las características más bien empleadas por la película, como es la práctica ausencia de diálogos, que no de sonido. Obviamente, nuestro protagonista no habla más que en contadas ocasiones. Incluso aun cuando esto es perjudicial para el entendimiento del espectador (porque a veces puede que no entienda que está pasando), lo cierto es que este hecho está muy bien llevado por el director, quien consigue crear una atmósfera de desasosiego realmente impactante.

Y no digo de sonido, porque este tiene un papel básico en la película. El aparente sonido apacible del mar se va convirtiendo poco a poco en una tortura, así como otros relacionados con la embarcación, como el propio viento chocando con las velas, o la radio. Además, para los momentos de más tensión la película emplea una banda sonora de corte clásico para el género, que firma Lachlan Anderson, y que resulta realmente efectiva.

Desafortunadamente la película no es perfecta. Y como le sucede a muchas otras del mismo subgénero, acaba perdiendo fuelle en algún que otro momento de la trama. Especialmente se nota en The Boat con una de las secuencias que parece no terminar jamás, como es la que tiene lugar en lavabo del barco. Es entonces cuando la película puede ser acusada de ser demasiado reiterativa, porque más allá de que la propia situación resulte un tanto absurda, parece que se acaba estirando demasiado. Tampoco ayuda algún que otro elemento que parece incluido simplemente por el hecho de dar más metraje a una película, que por otra parte, agradecería un corte de unos diez o quince minutos.



La película hará las delicias de aquellos que disfruten de propuestas dentro del género survival. Además, tiene algunos detalles que hacen que a pesar de que no sea perfecta, si sea una película que se deja ver con mucho interés y que tenga el suficiente potencial como para ir ganando el estatus de culto, especialmente si el cineasta vuelve a dirigir algo más dentro del género, después de esta película.

Crítica escrita para https://cinemagavia.es/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kyrios
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 3 4 5 10 264 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow