"La última noche del Titanic" es un claro ejemplo de que, en 1958, el (sub)género de catástrofes todavía no estaba establecido. Habría que esperar al "Aeropuerto" de 1970.

Si comparamos este film con el mítico "Titanic" entendemos porque ha sido olvidado. La historia tiene demasiados personajes pero no llegamos a conocer a ninguno lo suficiente para preocuparnos por ellos. El film se centra en los dirigentes del barco y en las personas exteriores que podrían haber ayudado... pero no lo hicieron. Nuestro interés no está con ellos, sino con los perjudicados, y muchas escenas se vuelven aburridas.

Es demasiado largo y no logra transmitir la sensación de tragedia y miedo ante la muerte. Es cómica en momentos inadecuados y poco clara sobre qué quiere contar. Aun así es un espectáculo aceptable para la época y una interesante incursión en este tipo de films. Pero, poe una vez, el cine moderno supera al clásico: para emocionarse, mejor el "Titanic" de James Cameron.

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Aunque "Onegin" está bien rodada, su historia es algo extraña y no está del todo bien tratada. Los personajes son confusos pese a la buenas actuaciones de Fiennes y, sobre todo, Tyler.
La trama es triste y dramática, pero le falta algo necesario de los dramas: impactar en el interior de los espectadores. Por suerte para "Onegin", contar con Liv Tyler eleva bastante su interés.

Gran musical sobre las andanzas del huérfano Oliver Twist.
Lleno de numeros musicales memorables y con un reparto excelente (destacando los granujas Ron Moody y Jack Wild, merecidísimamente nominados al Oscar), "Oliver!" es una película magnífica para todo tipo de públicos
Sin duda, la mejor de las múltiples adaptaciones de este clásico.

Magnífico musical infravalorado.
Música y color son claves en esta poderosa película.
La pareja Kidman-McGregor deslumbra tanto con las actuaciones como con los memorables números musicales que realizan. Desde "Your Song" en la azotea a "Diamonds are a girl´s best friend" en el cabaret, destacando también el magnífico medley que engloba multitud de canciones famosas de modo magistral o la mítica "Come what may".
Una maravilla como musical y como cine moderno.

Entretenida película de terror con un Gregory Peck en un papel diferente al que nos tiene acostumbrados. La historia está algo vista: "niño amado pero diabólico", pero su desarrollo mantiene al espectador en vilo y la técnica es bastante buena. Es una pena que el director caiga en tal falta de sutileza al escenificar las muertes, pues de lo contrario nos encontraríamos ante una película muy interesante. En cualquier caso, juego un papel primordial la potente (justamente oscarizada) banda sonora, sin la cual nada sería lo mismo. Un ejemplo del poder de la música.

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